jueves, 18 de septiembre de 2025

Jardines de aquí y jardines de allá


 

Busco entre los setos recortados y bajo las pérgolas una poética de sombras amables, la busco también en los cenadores que resguardan los chismes más civilizados.

Siempre me han gustado los jardines. El jardín es un "teatrino" de la naturaleza, es el paisaje cultivado. Su geometría es el dominio de la razón sobre la naturaleza inculta.

Amo el jardín mediterráneo, tanto el versallesco como el italiano. Unos y otros son un gozo ardiente.

Sé de jardines de más allá. Mi imaginación quería volar de los jardines de Boboli en Florencia a Samarcanda o a los jardines persas, quería seguir las huellas de Sheherazade, pero en aquellas tierras se detuvo el gozo imaginado, se detuvo ante la ostentación ruda de quienes dominaban y poseían el agua.

Siempre que mi pensamiento ha volado más allá de los límites de los olivos, la decepción me ha sumido en la tristeza de unos capiteles desproporcionados, de unas figuras barbudas y unos leones alados.

He querido saber de los jardines persas, para ello tomé una profesora particular para que me diera unas clases sobre aquellos jardines. 

Miraba grabados y planos antiguos y cuanto más sabía de aquellos jardines, menos me gustaban.

Escribí mi libro "Jardí ardent", publicarlo fue una ilusión que contrastaba con la desilusión que sentía sobre los jardines persas. 


7 comentarios:

  1. Los jardines siempre tienen algo de oasis, de paraíso perdido y después recuperado.
    Saludos.

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    1. Amigo Cayetano, los jardines son un pedacito de naturaleza domesticada, son un huerto ameno, un lugar de tranquilidad. Bien lo sabía el Medici.
      Saludos

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  2. Me encantó Jardí Ardent. Creo que el lugar más evocador y misterioso es siempre un jardín, en todas sus variedades: salvaje, afrancesado, inglés, romántico, cartesiano. ¿Dónde mejor puede estar un ser humano? Yo no tengo jardín, sí tengo un patio y plantas; es mi lugar favorito para contemplar el cielo, la buganvilla o mi araucaria en crecimiento lento. Abrazos

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    1. Querida Marga, me gustan mucho los jardines, intentaba expresarlo con una insignificante prosa poética en mi Jardí Ardent.
      Los jardines europeos son mis preferidos, no en balde mi eurocentrismo determina mi gusto. No puedo opinar sobre los jardines chinos o japoneses, pero cuando he intentado conocer algunos jardines lejanos, especialmente los persas, me he llevado una decepción; entre la botánica dibujada presentía una ostentación tosca.
      Abrazos.

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  3. No he leído Jardí Ardent, aunque sé que te informaste mucho para escribirlo, tuviste dudas de si publicar tus reflexiones y nos has mostrado aquí fragmentos. No conozco nada de los jardines persas ni de los minimalistas japoneses (estos solo en fotografía, nunca he estado en Japón).
    Mi terraza es muy modesta, solamente tengo un hibisco —sus flores duran un día—, algunos geranios y varios cactus, que a veces florecen de manera impensable. Veo desde ella el cielo mucho menos de lo que quisiera, siempre entre edificios. Pero, por lo demás, ahora mismo firmaría lo que ha descrito tan bien Marga.
    Abrazos.

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  4. Tampoco tengo jardín, pero a medio kilómetro de casa ya me encuentro entre árboles, plantas, pequeños canales y campos agrícolas, así que estoy a la par.
    También me gustó, y no poco, tu libro Jardí Ardent, libro que me hace compañía con otros tuyos, y que los tengo en un lugar especial en mi ahora pequeña biblioteca.
    Los jardines siempre me han trasmitido paz, menos el de El Bosco, cuyo jardín me lleva traspuesto desde hace muchos años, pues no entiendo como una persona pudo pintar aquello en aquella época.
    En la vida hay cosas que siempre me han intrigado.
    Un abrazo

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