La cancelación es la actitud propia de una forma de proceder que evita el debate, que no quiere confrontar las ideas y que lo que pretende es lanzar la piedra y esconder la mano.
La cancelación es la incultura del sentimentaloide, que nos hace la vida incómoda con sus lagrimitas disecadas. En las circunstancias actuales, esta forma de censura la practica la izquierda bajo las maneras de lo políticamente correcto.
Cancelan y derriban. La vagancia y la barbarie acompañan al destructor. Siempre les resulta más fácil destruir que construir. Es más fácil callar y cancelar que exponer argumentos serios y racionales.
Para destruir sólo se necesita una inconmensurable idiotez e intolerancia. Para derribar sólo se necesita una dosis de fanatismo y un martillo. Siempre encontrarán razones de cualquier signo para arremeter contra todo lo que está en pie, para acabar con todo lo que hemos atesorado en el cofre del arte y la cultura.
La intolerancia y el fanatismo acompañarán a la piqueta del derribo. Habrán razones de todos los colores, argumentos de la derecha y hoy, sobre todo de izquierdas, moralistas, ecologistas, religiosos sectarios, manipuladores de la historia, todos ellos con el mazo en la mano y dispuestos al derribo.
Derribarán el monumento a Colón porque es la representación del colonialismo, el acueducto de Segovia porque es una obra de ingeniería de un Imperio Romano que "machacó" la población autóctona ibérica, se cargarán El Escorial porque es la petrificación de una España imperialista, derribarán la Alambra de Granada porque es un palacio nazarí de un reyecito que lloraba, derribarán el Arco de Berà porque es la representación del triunfalismo del Imperio Romano, también la Giralda de Sevilla porque es un batiburrillo de estilos que culminan con una cúspide cristiana de imposición, las catedrales de León, de Burgos, de Zamora, de Girona, la Seu de Lleida, Santa Maria del Mar y todas las demás catedrales del mundo porque son ejemplos de intolerancia inquisitorial.
Quemarán los libros de San Juan de la Cruz y de la monja Teresa de Cepeda y Ahumada porque son obra de unos místicos arrebatados, Quemarán también los libros de la Generación del 98 porqué son viejunos y con la hoguera encendida aprovecharán para quemar la obra de Dante y de todos los clásicos greco-romanos.
Destruirán las representaciones de Venus y de Afrodita porque son impúdicas.
Derribarán las obras de Gaudí porque fueron pagadas y promocionadas por un explotador esclavista y de otros negreros que con los beneficios de la trata de esclavos financiaron la construcción del Eixample de Barcelona.
Derribarán los colegios de monjas y curas porque un gran número de ellos se han dedicado a abusar sexualmente de los niños y las niñas, Los colegios de la parte alta de Barcelona serán derribados porque su arquitectura es abominable. Derribarán todas las escuelas de la República porqué de sus aulas salieron personas libertinas, libertarias y librepensadoras.
Derribarán la Biblioteca Nacional, los jardines botánicos, el Museo del Prado y todos los edificios de la Ilustración porqué son edificios donde floreció el libre pensamiento.
Todo cancelado, todo por el suelo convertido en ruinas y montones de cenizas de los libros quemados, este será el paisaje de la ciudad distópica.
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