A menudo se suele asociar el talante pesimista con el escepticismo. Hay quien asegura que son dos caras de una misma moneda. En mi opinión, pesimismo y escepticismo, son dos temples distintos, son dos caracteres y dos personalidades diferentes, mucho más separadas que el grosor de una moneda.
El pesimismo es un estado emocional, un decaimiento que circula desde el estómago hasta el tuétano. Es como ese frío que se mete en los huesos que tanto hiela el cuerpo como el alma. El pesimismo es visceral y siniestro y, si por ventura llega a desaparecer, deja cicatrices. El pesimista tiende a la melancolía. El pesimismo puede provocar llanto y sus lágrimas serán siempre como las que derramó Boabdil a los pies de su madre.
El escepticismo, en cambio, es una lógica que nace cuando se constata que toda construcción humana es inestable. El escepticismo es racional. Contempla la naturaleza humana, el paso de la historia y la mala baba cósmica. El escéptico rechaza los prejuicios y tiende a relativizar. Si por algún extraño motivo, el escéptico llegase a llorar, derramaría unas lágrimas pequeñitas como las que derramó uno de los últimos Medici en 1705, cuando confesaba que había llorado escuchando el Oratorio de San Felipe Neri de Alessandro Scarlatti.
Me han parecido definiciones tan absolutamente descriptivas y precisas , como acertadas , a excepción del dibujo q has hecho del llanto del exceptico, me ha parecido mucho más próximo al llanto de un cínico ..es un Medici ; ). Un beso y buen finde!
ResponderEliminarMichas gracias María, son reflexiones escuetas, que salen casi a vuela pluma.
EliminarEl dibujo, tintas chinas con aguada, es una especie de contención, lo hice hace ya años, siendo consciente de que, en cuanto a dibujo a palo seco, había perdido mucho.
Abrazos mil
jajaja No, no.. mi crítica no fue hacia tu dibujo, en absoluto, es más, me parece ilustra perfectamente este sentimiento pesimista y escéptico del que hablas .. criticaba las lágrimas de Medici, al que te refieres al final, que calificas de excéticas y yo creo que fueron más bien cínicas! : )
EliminarSí, María, ya te había entendido.
EliminarAbrazos.
Ni el pesimismo ni el escepticismo son compartimentos estancos, sino comportamientos individuales que se alternan, se combinan, se influyen, se acercan o se alejan, y un individuo mismo puede disponer de ambas conductas, ora con la racionalidad del escepticismo tratando de imponerse al pesimismo emocional, ora a la inversa, en un combate que nunca nos mantendrá estables definitivamente. Por lo demás tu texto tan espléndido como otros, pero las puertas permanecen abiertas entre ambas conductas, pues la habitación a ocupar es el individuo todo.
ResponderEliminarAmigo Fackel, la mente humana es compleja, en ella no parece que quepan los sentimientos químicamente puros, pretendemos una cosa y nos contradecimos con la contraria, queremos ser clásicos y nos deleitamos con Schubert, queremos racionalizar y el dolor ajeno nos revienta el lagrimal. Pesimismo y escepticismo es muy difícil que actúen de forma autónoma. Todo va junto. Las lágrimas de Boabdil y las del último Médici seguramente tenían el mismo pH (antilogaritmo de la concentración de hidrógeno)
EliminarSalud.
El escepticismo tiene justo al lado el barranco del cinismo. Si no se despeña, es saludable.
ResponderEliminarAmigo Pedro, hay que tener cuidado y no caminar por el borde del barranco.
EliminarUn escéptico radical puede desconfiar y llegar a creer que no existen los barrancos.
Salud.
El pesimismo,
ResponderEliminarcon frecuencia,
se confunde con
realismo, ahora,
si somos tan
escépticos,
por qué sentir
miedo?, eso es
lo que quieren
los diarios, lo
que les da
titulares .
Amigo Orlando, alguno ha asegurado que el pesimista es un optimista que observa la realidad con la atención debida.
EliminarEstoy casi convencido de que existe una "Organización Mundial del Miedo" formada por una serie de truculentos personajes que están pensando las formas y mecanismos para meternos el miedo en el cuerpo.
Salud.
El rey moro de Granada,no derramó ni una sola lágrima, al contrario muy contento de pasar a ser vasallo de los Reyes Católicos, siguió en el poder y no hubo guerra.Se le fueron los problemas,dejó él pesar,melancolía y esas cosas, que dicen de él.
ResponderEliminarSaludos
Car res, como casi todos los cuentos que nos han contado, parece que no es cierto que Boabdil (أبو عبد الله محمد ابن علي ) llorara a los pies de su madre Aixa y que ésta le dijera: "llora como mujer, por lo que no has sabido defender como hombre".
EliminarActualmente parece aceptarse la afirmación de que las últimas lágrimas que derramó el rey nazarita, se vertieron sobre una tumba, en el pequeño pueblo granadino llamado Mondújar. En esa tierra, Boabdil, el último rey moro, dejó los restos mortales de la persona que amó tanto como a Granada, a su esposa Morayma, la mujer que se mantuvo fiel a su lado, que le dio dos hijos y que sufrió en silencio, tanto como él, su vida y reinado desdichado. El caso es que fueron lágrimas románticas de dolor, seguramente justificadísimas. Eran lágrimas de un rey moro que había arrebatado el reino de su padre.
Leyenda e historia se confunden muy a menudo y como ya estoy harto de tantas confusiones, acabo no creyéndome ni una cosa ni la otra, así, como un escéptico.
Salud.
Temo a un relativismo extremo que niegue toda posibilidad de valores compartidos o verdades trascendentes.
ResponderEliminarPor eso, porque el polo opuesto vendría a ser el dogmatismo, intento navegar entre las aguas procelosas, siempre turbulentas de los extremos.
Me decanto por un personalismo humanista, si esta se acepta como definición, y poca cosa más, a sí, la de mediocre, que es, al fin y al cabo, mi existencia entre ocho mil millones de almas, una más, una menos.
Un abrazo
Salut
Amic Miquel, extremismos y dogmatismos suelen alimentarse mutuamente. Ambos niegan la realidad o la sustituyen por consignas interesadas. Me preocupan la corrupción, las malas maneras, el descrédito de la cultura, el menoscabo del conocimiento, la torpeza espacial, la imbecilidad militante, la inseguridad jurídica, el galope incontrolado de las pasiones, el desorden social, el incremento de la violencia callejera, la bachata y el reguetón.
EliminarYo creo que poner las ideologías en cuarentena funciona bastante bien. Creo que un buen ejercicio consiste en no creerse nada de entrada, a continuación, buscar las razones de nuestra incredulidad, analizarlas y al final ponernos a reír. Alguna vez lo he practicado y llego a conclusiones sorprendentes.
Salud.
Yo soy las dos cosas a la vez, creo que son compatibles. No me alegra ser pesimista, desde luego, pero poco puedo hacer para evitarlo (quizá tomar un "cubata" cuando ese estado me produce unas amargas lágrimas como las de Boabdil). Si quiero que ese llanto devenga en meras lagrimitas deberé simultanear el susodicho "cubata" con el Oratorio de Alessandro Scarlatti. No lo he escuchado entero nunca, pero sí muchas veces la Introducción (Allegro – Adagio e Staccato), porque la tengo en CD en una especie de recopilación de piezas del barroco.
ResponderEliminarUn abrazo.
https://youtu.be/y08rN-YGpZk?si=-nq5AMmlRUN6XnOL
Amigo GranUribe, ante todo, te doy las gracias por ese enlace de la cantata de Alessandro Scarlatti. Tuve la fortuna de asistir y escuchar este oratorio, enterito, de dos horas de duración, en Macerata. Sobre este oratorio te diré que lo comenté muchas veces con el "mestre" Ángel Colomer del Romero, que tanto admiré y del que tanto aprendí.
EliminarComo he comentado a nuestro amigo Fackel, creo que el pesimismo y el escepticismo son difíciles de practicar de una manera autónoma, los podemos entender como sentimientos químicamente puros, pero en su práctica casi siempre se mezclan, Pretendemos una cosa y nos contradecimos con la contraria, queremos ser clásicos y nos deleitamos con Schubert. Somos lo uno y lo otro, unos personajes tan complejos como insignificantes, por lo menos yo.
Salud.
Coincido tanto que te envidio hayas puesto en palabras lo que yo aún no puedo...
ResponderEliminarAbrazo hasta vos.
Amigo Carlos, es una breve reflexión sobre dos sentimientos que suelen presentarse medio mezclados y revueltos.
EliminarUn fuerte abrazo.
“Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay.”
ResponderEliminarJosé Saramago.
Me encanta esta chanza de Saramago, jajajaja.
No me considero pesimista y me considero escéptico, por lo que he leído con gran alegría este texto. Y también he leído a Pedro Ojeda decir lo del cinismo y el barranco (cuando he entrado en sus blog lo he entendido) y todavía estoy más contento de mi escepticismo, te diría que hasta con el barranco...
Un abrazo.
Amigo Pitt, así, los optimistas viven tan ricamente.
EliminarCoincidimos.
Añado que Pedro Ojeda es un gran tipo.
Abrazos.
Dues bones definicions las que proposes, encara que se'm fa una mica difícil, veure a un escèptic amb llàgrimes als ulls, ni que siguin petites... :)
ResponderEliminarSalut i bon cap de setmana !.
Amic Artur, és quasi bé impensable que un escèptic pugui arribar a plorar, per això, i a modus d'ironia, he posat: "Si por algún extraño motivo, el escéptico llegase a llorar..." i a continuació la joguesca de Boabdil i del darrer Medici.
EliminarSalut.
Aunque se intenta siempre ser más escéptico, el pesimismo a veces nos invade.
ResponderEliminarMuy guapo el dibujo y la estupenda frase con esa bonita caligrafía.
Buen fin de semana
Amigo Fernando, la duda siempre nos plantea alguna forma de reflexión, suele ser bastante positiva.
EliminarCelebro que te haya gustado el dibujo, hace tiempo que lo hice, hice entonces muchos dibujos, la mayoría los tiré a la papelera y otros, pocos, han quedado durmiendo en una carpeta.
Abrazos.
De mañana creyente con ilusión, y optimista para la acción. De tarde, escéptico por razón y pesimista de corazón.
ResponderEliminarHay tiempo y gente para todo.
Salud
Amigo Julio, durante el día vamos cambiando de actitud, todo según el choque continuo con la realidad.
EliminarSaludos.
Francesc:
ResponderEliminarme gusta la disección que has hecho de estos términos.
Gracias.
Salu2.
Amigo Dyhego, es una brevísima reflexión de estas que practico habitualmente.
EliminarCelebro que te haya gustado.
Salud
Comprendo la no tan sutil diferencia. Bien inicio de semana
ResponderEliminarAmiga Mónica, el pesimismo es un sentimiento, el escepticismo es una reflexión constante, son dos maneras de ver la realidad que se entrelazan muy a menudo.
EliminarFeliz semana.
Un abrazo.
Bueba reflexión filosófica que nos invita a distinguir entre dos actitudes que, aunque a veces se solapan, tienen raíces y manifestaciones muy diferentes, y nos hace pensar en cómo enfrentamos a la incertidumbre y la fragilidad de la vida, ya sea desde la emoción o desde la razón. Salud.
ResponderEliminarAmigo Francisco, el pesimismo y el escepticismo son, en efecto, dos actitudes diferentes aunque muchas veces van unidas. Vamos transitando por ahí, con ellas a cuestas y con ellas nos enfrentamos a la realidad.
EliminarSalud