sábado, 30 de noviembre de 2024

Indolencia Jené

 
La sombrerera (1877). Eva Gonzalès (1849-1883)



Indolencia Jené es el pseudónimo de una escritora amiga mía. Tiene una mente clara, un gran sentido del humor y una capacidad prodigiosa para simplificar cualquier idea o situación.

Cuando hablo con ella de arquitectura, me dice que la cosa es simple, todo es fácil, dice: "es cuestión de decidirse entre los puntos o las líneas".

En cuanto a la literatura, asegura que las peores obras son las que describen los sentimientos. A ella lo que más le agrada es la descripción literaria de lo real. Le gusta Goethe pero ningún otro autor alemán posterior a él. Aborrece la literatura actual de ficción y cree que la poesía de hoy está cayendo muy bajo, dice Indolencia que la poesía se está perdiendo en un mundo de psicologías de saloncito.

Adoptó el pseudónimo de "Indolencia" porque sabe vivir sin lamentarse de casi nada y porque está convencida de que detrás de la máscara de la indolencia se pueden emprender grandes empresas y proyectos sin menester llevar puesto el antifaz de lo políticamente correcto.

Cree Indolencia que algunos actos placenteros no son más que unas prácticas monótonas y bastante marranas.

Dice Indolencia que muchos aspiran a ser ladrones, pero se quejan de que les roben. Aunque les roben -dice Indolencia- lo que realmente les indigna es que no puedan ser ellos los que roban.

Más de una vez, Indolencia Jané me ha dicho  que le gustaría ser más clasista de lo que es. Yo pongo cara de extrañeza y enseguida me detalla una lista de sus intenciones clasistas:

1) Dejaría de hablar con aquellos que cometen faltas de ortografía.

2) No tendría amistad con los que se taladran la cara, ni con los que se desfiguran el rostro con tatuajes, convirtiendo su careto en un grafiti.

3) No querría saber nada de los que presumen de estudios o conocimientos que no tienen. No hablaría con ellos.

4) No me intercambiaría ningún mensaje con los que critican sin saber de lo que hablan.

5) Huiría de los torpes espaciales y de los maleducados.

6) No me gustan y no quiero saber nada de los individuos que se creen capaces de arreglar el mundo. Cuando los veo -dice Indolencia- agarro mi bolso con firmeza y echo a correr.

4 comentarios:

  1. Ostras....por un momento pensé en el idéntico razonamiento que tiene Indolencia con la forma de pensar de un buen amigo. Incluso he llegado a esbrinar una leve sospecha de que Indolencia fuera en realidad una máscara de él.
    Un abrazo
    salut

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    1. Miquel, Indolencia es muy inteligente, es el seudónimo de una escritora que me parece que tú la conoces. Muchas veces intenta justificar su clasismo, se ríe y se toma una bolita de helado.
      Salud

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  2. jajaja Pensé lo mismo que MIGULE, sin ninguna duda, INDOLENCIA es tu alma gemela FRANCESC : ) y tristemente, desde luego a mi, no me miraría a la cara e incluso me daría con el boloso antes de irse, porque escribo mil faltas de ortografía y soy torpe espacialmente, aunque ágil físicamente ; ) Entiendo lo que expresas pero si me permites, al hilo de la entrada que has leído y que aunque como eres extremadamente respetuoso no me has dicho, imagino que te habrá parecido esto que tu llamas “ piscología de saloncito” sin embargo, te diré, que conocer cómo procesa nuestro cerebro es materia de la psiquiatría en relación con la psicología, que lo que hace es facilitar herramientas para corregir los problemas que generan sus disfunciones, gracias a las cuales, las personas que procesan diferente, salen a delante. Desconocer esto supone negarles esa posibilidad, ni te imaginas la de niños que dejan los estudios tachados de vagos o desatentos por este tema y no son pamplinas en absoluto, te lo aseguro. Por ejemplo, la que como te he comentado yo sufro, es la causa de mi disortografía, que no es fruto de la desidia o el desinterés, jamás imaginarás lo que he hecho a lo largo de mi vida para corregirla, pero no es posible del todo, mi cerebro procesa diferente y te aseguro que esto no es psicología de saloncito. Yo no lo supe, ni tenía ni idea de este asunto, hasta ver las dificultades que mi hijo tuvo en el cole con 4 años, a partir de ahí me puse a estudiar todo lo que caía en mis manos para poder ayudarle porque él tiene este problema mucho más pronunciado que yo y a diferencia de mi, que no me supuso ningún problema grave, a él sí. Se da la paradoja que siendo un niño superdotado con CI altísimo, le costó muchísimo aprender a leer, eso tenía a todos sus profesores desconcertados .. leía “tarapeta” y él entendía perfectamente que leía el concepto de “trompeta”, pero se le cruzaban las letras y le salían cosas así .. hoy es científico de datos, una cosa rarísima de algoritmos matemáticos, en una gran empresa, está feliz y yo más, pero no sabes lo duro que ha sido hasta conseguir que florecer en todo su esplendor, es mi mayor orgullo en esta vida, bueno, él y su hermana, que procesa de modo ortodoxo jajaja Creo que a veces somos un tanto intransigentes con ciertos defectos que desconocemos no son fruto de la desidia, si no de la biología .. Como lo mío de no ser capaz de leer un plano, por lo mismo, segurísimo que tú me dabas un puntapié, si me ves : ) Cuando hago periciales de fincas lo lleno todo de dibujitos para saber dónde está cada cosa porque lo de norte, sur ,este y oeste no existe en mi mente, ahí todo flota .. en fin, no quiero aburrirte más, esto es sólo un pobre grito de súplica para los que nacimos con un cerebro divergente y atípico, tan creativo, como emotivo, seguramente tampoco eso buscado, somos así desde que nacimos y eso, mi querido FRNACESC, no tiene remedio, un beso y buen finde!

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  3. Querida María, yo no sé en quién pensáis, Miquel y tú, que pueda ser esa tal Indolencia Jené. Te aseguro que esta señora existe, que es una muy buena amiga mía, que escribe poesía y narrativa, es muy culta y sonríe con frecuencia.

    Otra cosa. Estoy absolutamente convencido de que existen problemas psicológicos muy serios y que hay que tratarlos adecuadamente y que deben hacerlo los psicólogos serios y responsables y no esos otros que andan por ahí, sobre todo en los medios de comunicación, dando consejos y haciendo alarde de un conocimiento que solo utilizan como pasatiempos ¡Esto es lo que yo califico de psicología de salón!

    Tengo un profundo respeto a todas esas personas que sufren disfunciones psicológicas, sé que procesan el conocimiento de una manera distinta y que esto no significa ninguna discapacidad, bien sabido es que muchos poseen un coeficiente intelectual altísimo y nos pueden dar lecciones a todos. Los respeto muchísimo, de verdad, no te puedes imaginar cuanto los respeto.
    María, por favor, no te lleves a engaño, yo sólo me quejo de aquellos que utilizan la psicología como un espectáculo.
    Abrazos mil.

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