Anton Bruckner. Caricatura de Pablo Morales de los Ríos
Parece que actualmente Anton Bruckner (1824-1896) no está muy de moda. Tiene detractores y es criticado por muchos que sólo conocen algunos compases de alguna de sus sinfonías y poca cosa más.
No es que yo sea un ferviente admirador de este compositor austríaco - que no lo soy- lo que ocurre es que cuando veo un cúmulo exagerado de críticas o de alabanzas sobre algún artista o sobre alguna obra, enseguida me pongo en guardia. Los cúmulos y aglomeraciones me hacen sospechar.
Me ocurre en los dos sentidos, tanto si son críticas positivas como si son negativas. Así me ocurrió con Gustav Mahler, entonces tampoco me sumé a la corriente de admiradores de la música de Mahler, que pareció que en algún momento, a todo el mundo le gustaba la música de aquel maniático compositor vienés. Gustaba incluso a un vicepresidente del gobierno y también a muchos que, después de ver la película "Muerte en Venecia", quedaron rendidos al adagietto evanescente y preciosista de su 5ª sinfonía.
Pues bien, ahora ocurre lo contrario con Anton Bruckner. Este compositor parece un proscrito.
Relativizo las críticas negativas que se vierten sobre este músico del tardo-romanticismo y creo que la mejor manera de hacerlo es volver a escuchar su obra. Escucho su música para órgano -no me gusta casi nada-, escucho sus misas que ya me gustan un poco más; escucho sus sinfonías y ahí me encuentro con una ambivalencia de sensaciones, algunos compases los encuentro demasiado rimbombantes y otros me parecen de una magnífica creatividad. Hay de todo.
Podría escribir como otros quieren, pero no me atrevo.
Escucho con atención su Sinfonía Romántica, la número 2, quizá la más popular. Creo que su título "Romántica" es adecuado. Debo decir, sin embargo, que a mí su romanticismo me entra a contrapelo; pero sigamos:
Comienza la sinfonía con los instrumentos de viento que se desarrollan de una forma rara, y lo hacen a través de unas tenues y relucientes notas de las cuerdas. En el segundo movimiento asistimos a una procesión lenta que parece el discurrir de unas ensoñaciones o, más bien diría, de unos elementos oníricos. Luego viene un scherzo que baja a galope de las alturas y luego se impone un imponente crescendo del finale.
Veo en esta sinfonía la ambivalencia que anotaba anteriormente. De un lado me parece que la sinfonía sugiere una especie de ternura terrenal y de otro, unos pasajes resplandecientes que aturden y paralizan, es como aquel personaje de Caspar David Friedrich que, al borde del acantilado, detenía sus pasos, para no caer al abismo.
Según parece,
ResponderEliminarel mismo Wagner
le admiraba , y
padecía un
monton de
fobias .
Sí, Orlando, creo que la admiración era mutua.
EliminarSaludos.
Creo que Bruckner componía para sí mismo con la esperanza de gustarle a alguien... Excelente semblanza trazaste, amigo.
ResponderEliminarAbrazo hasta vos.
Amigo Carlos, parece que Bruckner estaba muy convencido de lo que hacía.
EliminarAbrazos
Te agradezco la entrada.
ResponderEliminarHaces que me mueva a ver quienes son en realidad, lo que compusieron, y porque lo hicieron así y no de otra forma.
Siempre me mueves a aprender.
Un abrazote muy, muy grande...eres un gran tipo...
Salut
Amic Miquel, Brucker fue un gran compositor del romanticismo tardío que se resistía a desaparecer. El empuje de las distintas formas del primitivismo, la atonalidad y el dodecafonismo empujaban muy fuertemente. Bruckner fue muy fiel a su estética.
EliminarSalud
"Las sinfonías de Bruckner ofrecen una sensación de asombro, nacida del asombro, el miedo y el deleite desnudos de la humanidad elemental, confrontada con la misteriosa belleza y el poder de la naturaleza y el vasto enigma del cosmos". Deryck Cooke, musicólogo.
ResponderEliminarA mí me encanta y creo que me gusta porque lo "siento", Su música tiene profundidad emocional. Las enormes estructuras de las sinfonías han hecho que se las apode "catedrales del sonido".
Un abrazo.
Amigo Pitt, a mí me gustan más sus sinfonías que su música para órgano.
EliminarCreo que está muy bien que sus sinfonías las hayan calificado de "catedrales del sonido".
Abrazos
Gracias, una vez más, por darme a conocer a personajes muy singulares.
ResponderEliminarUn abrazo, Francesc
Amigo Luis Antonio. Aun formando parte de un estilo muy definido, Anton Bruckner es realmente singular.
EliminarAbrazos.
No es que pueda yo seguirle el paso a su conocimiento, amigo Francesc, sobre muchos temas, pero me atreví a escuchar al mencionado compositor y encontré que su música me fue agradable. Claro está que esto es un nivel que no alcanzo. Igual me tomé la osadía de escucharlo.
ResponderEliminarAndri Alba
Querida Andri, en la música como en casi todo, sólo es cuestión de entrar en ella. La música de Bruckner es especialmente densa y requiere un estado de atención notable.
EliminarNo es ninguna osadía, Andri, atreverse a escuchar sus composiciones es muy positivo.
Saludos.
Me gusta la sinfonía romántica de Bruckner y aún más el adagietto de Malher. Personalmente me afecta muy poco la opinión de la crítica que la mayoría de las veces desconozco..Hay obras q me gustan al primer mordisco, otras q necesito escucharlas varias veces para apreciarlas y algunas q ni aun escuchándolas cien veces me terminan de gustar, sin q aún así cuestione su valor ...En todo caso me fío más de las críticas favorables q de las desfavorables , si son de gente en cuyo gusto confío, aún mas.
ResponderEliminarUn beso !
Querida María, ambos Bruckner y Mahler son dos tardorománticos, son diferentes pero comparten la acción resistente del romanticismo de principios del siglo XX.
EliminarMe costó mucho comprender a Anton Bruckner, poco a poco fui entrando en sus sinfonías y en sus misas, en cuanto a Mahler siempre me han gustado los movimientos lentos de sus sinfonías, los prefiero a todo lo demás de su obra.
El adagietto es una maravilla.
Abrazos mil.