viernes, 1 de marzo de 2024

Vanagloria y música


 Instalación. Goshka Macuga

 

Cuando un político dice que le gusta la música de Mahler, como ya ha ocurrido alguna vez, se arma un revuelo que hace que muchos empiecen a dar muestras de su “enorme” cultura. Y para no quedarse atrás, unos dicen que antes de desayunar interpretan al piano algún momento musical de Schubert y algunos otros se empeñan en hacernos creer que acuden asiduamente a los festivales líricos en el Sferisferio de Macerata.  

Entonces, las programaciones de las actividades culturales de muchos ayuntamientos comienzan a incluir la sinfonía "Titán" o "La canción de la tierra" de Mahler en los actos de la fiesta mayor, aunque por aquellos pueblos no hayan escuchado más que unas canciones infantiles, una mezcla de canciones tradicionales o comerciales y la banda del pueblo.

El político melómano, haciendo alarde de su cultura, consigue que en cualquier villorrio se escuchen las sinfonías de aquel compositor malhumorado del romanticismo tardío.

Hay políticos sabios que consiguen, gracias a su vanagloria, que aumente el nivel cultural del país.

Todo esto, sin embargo, es un furor pasajero. Pasa Mahler y después se vuelve a la fiesta de siempre.

16 comentarios:

  1. Los , en teoría
    culturetas, casi
    todos de izquierda,
    se escandalizan
    cuando alguien
    escucha música
    de Wagner, "es
    que no sabes
    que era el autor
    preferido de Hitler?,
    que culpa tendría
    Wagner de eso,
    la cuestión a mí
    juicio es , como
    se sentiria Wagner
    si lo supiera, ...
    no, los políticos,
    nula cultura .

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    1. Amigo Orlando, la calidad de la música de Wagner es innegable, sea cual sea su ideología o sean quienes sean los que la escuchan.
      A mí me gusta mucho la música de Wagner, pero ahora, poco a poco, cada vez me gusta menos. A veces su trompetería me resulta estruendosa pero reconozco y admiro muchos pasajes extraordinariamente líricos.

      Es magnífico apreciar como una obra artística elaborada a partir de la estética romántica de exaltación de los sentimientos, llega a la cordura por la puerta de su contenido filosófico. En esto radica la grandeza de Wagner. Esta es mi opinión sobre su obra:

      Los Maestros Cantores de Nürnberg es para mí la obra más musical de Wagner.

      La obra que más me gusta es Lohengrin. El preludio de esta ópera es prodigioso, los pianísimos de las cuerdas resumen los sentimientos más elevados de la sensibilidad humana. ¡Cuán grande es esta música!

      Me preguntan por qué me gusta tanto Tannhäuser. Alguien ha dicho que esta es la ópera de los arquitectos. No lo sé muy bien, el caso es que la música del Tannhäuser inunda espacios arquitectónicos. Ahí Wagner atendió a la estructura musical más que al contenido y esto, es algo que para el compositor podía haber sido un pecado de lesa mitología germánica.

      Yo pienso, sin embargo, que la organización del material sonoro y orquestal de Tannhäuser presenta unos rasgos similares a aquellas obras de arquitectura clásica donde los espacios están estructurados según un orden magnífico, bien compuesto. El ejemplo compositivo sería, salvando el estilo, la grandiosidad la basílica de San Juan de Letrán. La materia musical de Tannhäuser es un monumento perfecto donde las formas de la sensibilidad quedan redondeadas.

      Tristán e Isolda es, para mí, la ópera que anuncia el futuro de la estética musical. Hay unas rupturas armónicas que sólo pueden ser creadas por uno de esos artistas que nacen cada doscientos años, son de una belleza excepcional. El segundo acto de Tristan und Isolde es estremecedor, la elevación lírica  que Wagner consigue al comienzo del tercer acto del Tristán es de una poética que inflama, de repente, la razón y los sentidos  ¡Poned atención en el llanto del oboe!

      En cuanto a contenido o asunto literario, Tristán es una reflexión oscura sobre el amor. Con esta densidad de ética romántica no se va a ninguna parte, son acantilados nocturnos, lo admito, pero el desarrollo formal trasciende más allá de las brumas.

      En la Tetralogía, en fragmentos del Oro del Rhin, del Ocaso de los Dioses y, sobre todo, de Siegfried encontramos una extraordinaria belleza. El genio de Wagner es completo en la Tetralogía.

      La Tetralogía en su conjunto, me apasiona, incluso Die Walküre.

      Escucho Parsifal con una atención devota (palabra que no quiero usar ya que no profeso la religión wagneriana). La audición del Parsifal siempre me ocupa un mes entero. Escucho, repaso, pongo una atención total en cada fragmento y en cada pasaje. Después de una audición tan atenta quedo estéticamente tocado por una temporadita. Es una obra completísima, ante la que tengo una cierta prevención dada su sacra obscuridad. He de manifestar que esta es la ópera de Wagner que menos me gusta.

      Creo que la polémica Wagner - Nietzsche se origina en el segundo acto de Siegfried, este hecho no afecta aún al Ocaso de los Dioses pero se manifiesta de forma negativa  en la última ópera de Wagner, en su Parsifal.

      El Holandés Errante es la pura descripción metafísica de las nieblas románticas, las oscuras nieblas del Norte quedan expresadas con una sutileza y fidelidad total y se expresan con una finura artística que se adentra hasta el tuétano. Es como los Himnos de la Noche de Novalis.
      Un abrazo

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  2. Me has recordado al ínclito Narcís Serra, que le gustaba tocar el piano, y por lo que parece, en su época de ministro de Defensa, "hizo desaparecer" un piano de cola del ministerio.
    https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/03/29/piano-narcis-serra-31916838.html

    Por su parte, un diario afín, tuvo que poner que mejor hubiera sido que tocara el trombón:
    https://elpais.com/diario/1988/12/01/espana/596934019_850215.html

    Está visto que todo era cuestión de "dedos".
    De todas formas, Cattiaux, un espléndido pintor simbolista que hubiera hecho las delicias de Cirlot, decía una frase épica: quien sabe mucho y quien sabe poco saben callar, pero quien está educado a medias no puede evitar hablar.
    Un abrazo

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    1. Amic Miquel. aquel alcalde de Barcelona decía que le gustaba mucho tocar el piano. No sé que tal tocaba.
      También hubo un vicepresidente del gobierno que decía que le gustaba la música de Mahler.
      Los políticos hablan tanto y tanto que las dicen de todos los colores.
      Encuentro en Cattiaux un sentido cosmológico muy hermético que me cuesta entender.
      Un fuerte abrazo

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  3. Me ha gustado mucho la contestación que has dado a Orlando.
    Las obras, todas, se han de aceptar por su calidad, por su excelencia, por su contenido.
    Mal se va si no se acepta un Caravaggio por ser este un "pendenciero"; y mal nos irá si no se acepta la tesis de "Ser y Tiempo" por ser su autor Heidegger.
    Un abrazo

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    1. Amic Miquel, creo que debemos separar la calidad de una obra artística del comportamiento personal de su autor.
      Abrazos

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  4. jaja es verdad que a Guerra le gustaba Malher, sin leerte la respuesta a MIGUEL, me vino a la cabeza y leyéndote la respuesta a ORLANDO se nota tu amor por Wagner ; ) Sea como sea, aunque sea un contagio pasajero y efímero, ojalá los políticos aunque sólo fuera por mejorar su imagen favorecieran el acceso a la cultura de todo el mundo. Hay cosas que no es que no gusten, es que no hay oportunidad de probarlas y por eso se desconocen. Así que ojalá en cada mitin en lugar de dar la matraca con las sintonías de cada partido, o las pachangadas de turno que suenan en las fiestas se dedicaran a poner sinfonías y arias… es posible que alguna fiera amansaran ; ) Un beso y feliz finde FRANCESC!

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    1. Sí, María, Alfonso Guerra dijo que le gustaba la música de Mahler y se armó un revuelo de adhesiones a aquel músico.
      Me gusta la música de Wagner, pero no creas, tampoco soy un forofo, antes me gustaba mucho más.
      Me gusta tu propuesta de acompañar los mítines políticos con buena música, aunque me cuesta imaginar algún mitin
      contra el maltrato de las ballenas acompañado con música de Benedetto Marcello.
      Abrazos mil

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  5. Yo, en mi simpleza, soy muy simple en cuestiones de musica clásica: me gusta la música que me gusta y hay músicas clásicas que me aburren de modo solemne. Pero es que soy muy simple. Quizás por eso nunca he llegado a oir nada, al menos conscientemente, de Mahler, y no es por supuesto por llevarle la contraria al politico, al que admiro cuando lo comparo con los politicos actuales...
    Un abrazo, amigo

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    1. Amigo Ildefonso, la música nos acompaña y vamos eligiendo la que nos gusta, nos hacemos selectivos.
      En cuanto a Mahler te recomiendo algún fragmento que sea más bien lento.
      Abrazos

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    2. Si me permites, mi sugerencia infalible con Mahler, su famosísimo adagietto de su 5ª sinfonía. Es imposible que ESTE pasaje que parece como si despertara muuy muy despacio para morirse con la misma suavidad y lentitud... no derrita al más duro e impasible oyente : ) Muerte en Venecia -que no sé si has visto, no sería el peliculón que es, sin esta música- Buen finde para todos!!

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    3. Sí, sí y absolutamente sí, María siempre he dicho que me gusta el Mahler de los movimiento lentos, ese adagietto de la 5ª sinfonía es una maravilla. Cuando Mahler se mete en berenjenales de movimientos rápidos ya es otro cantar.
      Abrazos mil

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  6. No he ido nunca al Liceo. Tampoco he escuchado en disco entera ninguna de las óperas de Wagner, por eso no puedo decir esta boca es mía. Pero sí conozco varios de sus preludios y oberturas. Por ejemplo, el de Lohengrin, que me gusta mucho, como a ti. ¡Ah!, al contrario que a ti, detesto "La cabalgata de las valkirias": me pone muy nervioso.

    En cuanto a Mahler, ya que habláis de él, lo descubrí a raíz de la película "Muerte en Venecia", de Visconti. Es uno de esos casos en que la imagen y la música se potencian mutuamente y de qué manera. Me gusta mucho la sinfonía nº 1 (Titán), especialmente el tercer movimiento, con ese canon que dicen que está basado en "Frère Jacques", la cancioncita francesa que nos cantaban a todas horas en el colegio francés de la calle Munner. Pero aquí en plan lúgubre y no festivo. Y, precisamente, esa es la sinfonía que más le gustaba a Alfonso Guerra, o así afirmaba él. Lo ignoro; el caso es que entre la película de Visconti y los gustos melómanos del señor Guerra, Mahler estuvo muy en boga en aquellos años y se programaba mucho entonces. Ahora no voy a conciertos y no sé cómo está el asunto a este respecto.

    Un abrazo.

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    1. Amigo Gran Uribe, te recomiendo que asistas a alguna representación en el Liceo, la programación siempre suele ser de muy buena calidad, este curso, de momento, he asistido a varias óperas, concursos y conciertos, de momento todo bien.
      Creo que he escuchado con mucho gusto toda la obra de Wagner y me ha gustado mucho, ahora cada vez me gusta un poco menos, creo que no sería capaz de resistir las cinco horas de duración de Parsifal.
      Mahler, me gusta sí, pero sin abusar. Me quedo con los movimientos lentos.
      Abrazos.

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