Elias Holl (1573-1646) fue un arquitecto alemán al que desposeyeron de su título por razones religiosas. Lo habían declarado arquitecto de la ciudad de Augsburgo en 1601 y años más tarde, en 1619, la intolerancia religiosa determinó que Holl ya no era arquitecto sino geómetra.
Algunos consideran que Elias Holl fue el arquitecto alemán más importante de finales del siglo XVI y principios del XVII. Unos años convulsos de transición política y arquitectónica.
Viajó a Venecia y a Vicenza donde conoció la arquitectura de Palladio cuya influencia fue notable en toda su obra.
De vuelta a Augsburgo proyectó y construyó el edificio del Arsenal en 1602-1607 de estilo claramente barroco con ventanas y frontones rotos y con un grupo escultórico realizado por Hans Reichle sobre la puerta de entrada.
Su obra maestra es el edificio del ayuntamiento de Augsburgo.
Es un edificio muy sencillo, que a pesar de su estilo barroco, destaca por su sobriedad y por su simetría rígida, con ventanas que dan la impresión de tener una mayor altura. La composición de la fachada carece de recargamientos que desvirtúen o desequilibren. El cuerpo central se corona con un frontón y unas volutas laterales que nos podrían recordar la arquitectura de Leon Battista Alberti.
A ambos lados del cuerpo central se levantan unas torres prismáticas cubiertas con cúpulas bávaras.
Ayuntamiento de Augsburgo. Fachada posterior
He visto el edificio una sola vez, fue un diciembre que hacía un frío tremendo, con nieve y con peligro de resbalar en aquella plaza preciosa, que en aquel momento estaba completamente vacía.
Además de las obras de Augsburgo, Elias Holl construyó la Willibalsburg en Eichstätt.
Por ser protestante, tras la ocupación de la ciudad por los imperiales, Elias Holl murió en la pobreza y el abandono.
Tienes razón otra vez, creo que casi siempre la tienes ; ) Resulta elegantísimo este edificio. Armónico, equilibrado y carente de todo artificio, siendo sus ventanas y sus dos cúpulas bávaras suficientes para llenarlo de luz y vistosidad, una pena que las ideas o mejor dicho, los prejuicios y el fanatismo ideológico/ religiosos destruyan personajes irrepetibles, en realidad lo destruyen todo, al menos la historia ha hecho justicia a este pobre Holl a la vista de su obra. Mil gracias por dárnoslo a conocer, otro beso y que esta semana Santa sea muy agradable para ti, aunque peques : )
ResponderEliminarEs un edificio magnífico.
EliminarYa ves, juzgaron a Holl no por la calidad de su arquitectura sino por sus ideas religiosas. El pobre Holl murió pobre y abandonado.
Abrazos mil.
La ignorancia
ResponderEliminarde la iglesia,
era tan grande,
como la brillantez
de todas las
personalidades
que traes a tu
blog .
Sí, Orlando, a lo largo de la historia vemos que la intolerancia religiosa es implacable.
EliminarSalud
Gracias por la lección, Maestro.
ResponderEliminarUn cordial saludo
La religión todo lo fastidia. Todo.
ResponderEliminarTodo lo que la idea convierte en ideología, todo lo estropea. Y lo malo de la ideología es que es fanática.
Me agrada el edificio. Me agradan las cosas que no son barrocas.
Salut
Me has pillado otra vez. Nunca había oído hablar de ese personaje, Elías Holl, al que se privó de su cargo y su nómina por asuntos religiosos, hasta el punto de acabar hundido en la miseria. Un desconocimiento que delata otra grave insuficiencia mía, porque se dice que fue el arquitecto alemán más importante de finales del siglo XVI y principios del XVII. Se ve que en la ETSAB ese día hice campana con Sostres o Bassegoda y me fui de novillos...
ResponderEliminarLa fachada me gusta, está muy bien compuesta, con esas ventanas del cuerpo central que parecen ascender hasta el remate, que se diría extraído de una iglesia renacentista o barroca romana. Lo curioso es que ambas fachadas, la principal y la trasera, sean casi exactamente iguales, con la diferencia de la portada y el balconcito para que salga el alcalde a saludar a las masas, que obviamente no están en la de atrás.
Buen día para visitarla, con todo nevado y la plaza desierta, debió de valer la pena el riesgo de romperte la crisma. Hoy día veo en la foto muchas sombrillitas y no sorprendería que por allí anduvieran patinadores y rateros, aunque no sé si en Alemania hay la misma permisividad que aquí.
Un abrazo.
Las fachadas de los edificios, los frontispicios de las iglesias y catedrales y los altares de estos templos son verdaderos escenarios de la representación de la obra humana -con sus mitologías y ambiciones- a medida de la cultura de turno. Acostumbrados estábamos a ver aparecer en los libros de historia del Arte los grandes monumentos religiosos pero hay que valorar cada vez más la arquitectura civil, un tanto postergada por el imperio de la cruz. Y ahí ese ayuntamiento me parece una joya exquisita. Desconocía a ese arquitecto, como a tantos autores y obras. Salud.
ResponderEliminarNunca habia oído hablar de este señor. Si he oido hablar de religiones y sus predicadores, esos que vienen a salvarme de todo sin que yo se lo haya pedido. Respecto al edificio, has puesto cúpulas bávaras, no lo discuto, pero a mi me parecen orientales, visto con los ojos de un desconocedor del tema.
ResponderEliminarOra et labora.
Un saludo