lunes, 14 de septiembre de 2020

Aulas emponzoñadas

 Instalación Thilo Frank

 

Tengo una ligera experiencia sobre la enseñanza superior, el estado de las aulas y el nivel de conocimientos de los estudiantes universitarios.


A tenor de lo que he visto sobre los conocimientos adquiridos por muchos estudiantes a su paso por la enseñanza primaria y secundaria, me invade una desazón inquietante. Advierto, eso sí, el interés de los alumnos por progresar profesionalmente, pero al mismo tiempo un desconocimiento de las materias básicas y una falta de sentido común que hacen tambalear todo posible desarrollo. 


Creo que la educación en los niveles de parvulario hasta bachillerato falla estrepitosamente.


Sin entender de pedagogía infantil me planteo algunas consideraciones sobre el nefasto e idiotizante sistema educativo que embrutece nuestras aulas:

 

Si a los jóvenes estudiantes se lo ponemos todo fácil, de manera que puedan sustituir esfuerzo por comodidad, lograremos acabar con la cultura del esfuerzo y arruinar la voluntad de servicio exigible a todo adulto que viva en sociedad.

 

Si priorizamos el trabajo en equipo por encima de la labor individual, estaremos fomentando que el vago se aproveche del aplicado.

 

Si el profesorado sigue consignas ideológicas, se conseguirá que el pensamiento único se instale en las mentes de los estudiantes.

 

Si se hacen exámenes tipo test simplificamos el trabajo de corrección que los profesores deben hacer de los mismos en la medida en que aumenta la holgazanería de los alumnos.

 

Si la escuela prioriza el conocimiento especializado no podremos pedir una visión generalista de los educandos.

 

Si el sistema educativo antepone la inteligencia emocional a la razón, se conseguirá que el choque con el principio de la realidad sea cada vez más estrepitoso y se incremente el número de ciudadanos desquiciados.

 

Si a los jóvenes estudiantes se lo facilitamos todo para que no se agobien demasiado, lograremos alcanzar unas altas cotas de incultura y de incompetencia formidables. No podremos exigir creatividad o destreza intelectual a los profesionales que han de llevar la sociedad adelante.

 

Si convertimos las aulas en ludotecas conseguiremos una sociedad juguetona. Los responsables políticos, económicos, sociales, culturales… en vez de asumir sus responsabilidades se dedicarán a jugar.

 

Si los maestros y profesores manipulan la historia, la lengua y el conocimiento obtendremos una sociedad manipulable.

 

De unas aulas emponzoñas salen unos ciudadanos incapaces e irresponsables a los que no les podemos exigir ningún esfuerzo. No esperemos ni calidad democrática ni capacidad de crítica, no confiemos en la creatividad de aquellos que anduvieron retozando entre los pupitres complacientes bajo la mirada pamplinera de unos docentes que confunden la educación con el corro de la patata.

14 comentarios:

  1. Sovint ho explico, però és així. Un professor falangista que tenia em va fer interessar, estimar i aprendre el llatí.

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    1. Amic Puigcarbó, jo també vaig tenir una experiència semblant. Si et digues qui va ser el meu professor de llatí cauríes de cul.
      Salut

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  2. Educar en el esfuerzo y también en la capacidad para asumir un fracaso. De los errores siempre se aprende. Y la vida no es fácil.
    Un abrazo, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, citas unos valores que hoy parecen formar parte de la prehistoria.
      La vida no es fàcil, ya lo dices, pero esto no parece que lo enseñen en las aulas de primaria.
      Abrazos

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  3. Juiciosas consideraciones, Francesc.

    Ocurre que el juicio brilla por su ausencia en el sistema educativo desde hace años.

    El comité de expertos que, elecciones tras elecciones, deberían reformarlo con criterios académicos, educativos, lo hacen siguiendo las consignas políticas que les marcan desde arriba. Y ya vemos la relevancia que tiene la cultura y la educación para nuestros políticos, no hay más que verlos en acción… dan pena, sean del color que sean.

    Y sin olvidar que tenemos la tasa de abandono escolar (entre los 18 y 24 años) más alta de Europa.

    Así es, un país con un sistema educativo que no levanta cabeza… no puede ir bien.

    Salud.

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    1. Amigo Paco, el fracaso escolar es espantoso, para enmascararlo, las autoridades influyen para que se baje el nivel de exigencia, así aprueban jóvenes que no entienden lo que leen, que cometen faltas de ortografía, que se asustan ante una ecuación sencillísima o se bloquean cuando están delante de un problema de geometría.
      Los profesores no exigen lo debido, para ellos es más fácil aprobar al bobo que suspenderlo.
      En los niveles superiores he jóvenes que acceden a la universidad con una cultura elemental nefasta y he visto trabajos de máster llenos de tópicos, mal argumentados y con errores de precisión que ha sido dados por buenos. La dejadez en la enseñanza alcanza unos niveles monumentales.
      Saludos

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  4. No hay nada que desazone más como ver que no hay "capacidad de sacrificio"; y es a lo que hemos acostumbrado a nuestra siguiente generación.
    salut

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    1. Miquel, lo de la capacidad de sacrificio ha pasado a la historia, es un valor que no se cotiza.
      Salud

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  5. España tiene, salvo notables excepciones, una educación infantil buena, una primaria mala, una secundaria peor y un bachillerato nefasto. Sumado esto a la escasa cultura del esfuerzo en la educación familiar y social, da lo tenemos. La enseñanza universitaria se ha caído. Mantuvo una cierta dignidad hasta hace unos diez años, pero ya se ha caído. ¿Que hay centros, grados, profesores buenos? Sin duda, pero en general vamos de mal en peor. Y nadie pone remedio: tenemos paralizada la reforma, las Universidades funcionan con parches y están lastradas por muchos de los males eternos de la Universidad española. No sigo, que me enciendo.

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    1. Amigo Pedro, creo que heces bien en no seguir, porque esto afecta seriamente contra la salud mental. El panorama de la educación es espantoso.
      Saludos

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  6. Enseñar lectura comprensiva y a expresarse con criterio y corrección NO son prioridades de la enseñanza actual...

    Una carencia imperdonable

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    1. Amigo Luis Antonio, probablemente la prioridad que puedan tener, si es que tienen alguna, no tiene nada que ver con la educación de los jóvenes.
      Saludos

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  7. Di clase de dibujo durante 31 años, entre 1980 y 2011, los cuatro primeros años en la privada y luego en un instituto de secundaria. Primero a mi asignatura la llamaban "Dibujo" y después, por eso que llama Miquel el "diseño de las palabras", "Educación Visual y Plástica" cuando cambió el sistema educativo y empezó la ESO (a partir de 1997). En este momento, ignoro qué nombre le dan.

    El el sistema anterior, para la secundaria existía el "BUP" (para los que se habían sacado el "Graduado escolar" y querían estudiar) y la "FP" [para los que no lo habían obtenido (por zoquetes o por holgazanes) y se les había dado lo que llamaban "el Certificado", o porque tenían muchas ganas de aprender un oficio y ponerse a trabajar, por necesidad o por afición].

    Pues bien, cuando empezó la ESO juntaron a los alumnos de las dos ramas (BUP y FP) en el mismo aula del mismo instituto y con los mismos programas para todos. Y ahí empezó el problema: masificación, bajada de los niveles de los programas (simplificados para hacerlos un poco más asumibles), pérdida de exigencia para que no haya "fracaso escolar" (o sea, que no haya suspensos), bajada del nivel de la selectividad (sobre todo, cuentan ahora las notas del instituto, siempre un poco infladas), desaparición del valor del esfuerzo, priorización del trabajo en equipo ("colaborativo", lo llaman), sobreprotección de los alumnos (tratados entre algodones), pérdida de autoridad de los profesores, papel estelar de padres, tutores y psicopedagogos. Todo eso.

    Todos los jóvenes (ya no tanto) que tienen menos de 33 años han sido educados con este sistema. Por tanto, las universidades están llenas de exalumnos de la ESO, y todos los profesionales salidos de ellas que llevan aproximadamente menos de diez años de ejercicio, también estudiaron con ese permisivo sistema (la ESO).
    Estoy totalmente de acuerdo con lo que expones, pero quizá algo de todo lo anterior justifique una parte de lo que sucede.

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    1. Amigo GranUribe, está claro que estos cambios que tú describes han influido negativamente en la formación: la permisividad, la relajación del sistema educativo, los programas, la voluntad política de dar por bueno aquello que es malo y el cúmulo de despropósitos. Todo esto se traduce en una incultura de la población, en un acomodo y en un bajísimo nivel profesional. ¿Qué pasará con todos estos titulados que serán incapaces de afrontar las responsabilidades de su profesión?
      ¿Podrán calcular una viga continua aquellos que no saben de cálculo infinitesimal? ¿Podrán asumir una responsabilidad médica aquellos que apenas saben fisiología porque no conocen el nombre de las cosas?
      Añadamos a esta incultura e irresponsabilidad, la dejación y la falta de compromiso derivados de una educación acomodaticia.
      Saludos

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