sábado, 11 de abril de 2020

Tolerancia, pequeñas virtudes y pequeños vicios


 
Barnett Newman Zim Zum I, 1969


Somos tolerantes con los pequeños vicios e incluso toleramos las pequeñas virtudes.

No me ocuparé de las virtudes o pecados demasiado grandes, pues para ellos ya tenemos dispuestos los mecanismos de recusación, impugnación o condena y de eso ya se ocupan los jueces.

Me refiero a las cosas pequeñas. Tanto el pequeño vicio como la pequeña virtud, los dos tienen en común la dimensión de su pequeñez. Son, más o menos, del mismo calibre.

Situado ante las cinco o seis cosas que nos parecen importantes - el amor, la necesidad, la crueldad, la sopa de pescado, el dinero o la belleza- el ser humano intenta resolver cualquier problema con el menor dispendio de energía y casi siempre, arrimando el ascua a su sardina.

Con sus vicios o sus virtudes, cada uno intenta escapar del atolladero y se salirse como puede.

En la huida, caen las máscaras, los ropajes y después, desnudos, nos damos cuenta que todos somos siniestramente deformes, acarreamos con similares excrecencias y pellejos. Tengamos vicios o virtudes, somos feos.

Así las cosas (las cinco o seis), nos queda la ventura de conocer la escultura griega, donde la belleza se encuentra petrificada y el buen humor capaz de regodearse con el pequeño vicio y con la pequeña virtud.

12 comentarios:

  1. Cuanto menos tenemos la fortuna de conocerlas (las esculturas griegas). Vaya uno a saber si dentro de un siglo quedará algo en pie. Al paso que vamos, lo dudo.
    Salut

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    1. Amigo Miquel, dentro de un siglo no quedaremos ni nosotros.
      Salud

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  2. jajajaja, optimista, conmigo que no cuenten ni una década ¡¡¡
    jajaja..esta si que es buena.
    salut

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    1. Sí, Miquel, aunque tengamos salud, no podremos vivir todo el tiempo de miseria aque se avecina, no llegaremos a más de setecientos años.
      Salud

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  3. Lo pequeño da menos miedo. Lo malo es que suele crecer mientras está vivo.
    Un saludo.

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    1. Amigo Cayetano, ojalá los pequeños pecados y las pequeñas virtudes no fueran tan contagiosos como este maldito virus, pequeño, pequeño que nos está machacando y nos pone en peligro a todos.
      Saludos

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  4. Hay que vigilar sobre todo que seamos demasiado tolerantes con nosotros mismos...

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  5. Huiría de la perfección si existiese, me quedo con la fealdad viva.

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    1. Amiga Viky, yo no me puedo imaginar una perfección absoluta, sé de algunas cosas que se acercan a la perfección: algún teorema matemático, alguna escultura griega o de Miguel Ángel, Bach, la cocina sencilla, algunos versos de Horacio, de Dante...
      Lo de la fealdad prefiero saber que existe pero no tengo ganas de contemplarla de cerca.
      Saludos

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  6. Tolerancia la que quieras. Alerta con la que nos otorgamos a nosotros mismos.
    Me gusta pensar, y nunca sabré si estoy en lo cierto, que me otorgo solo la que quiero. Por supuesto que una de las más necesarias es la que doy a la sopa de pescado. Sin menoscabar la necesidad, claro está.
    Una delicia, Francesc Cornadó.
    Ten en cuenta que no soy tan letrada.
    Salud.

    Anna Babra.

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    1. Amiga Anna, toleraremos los pequeños vicios y las pequeñas virtudes, las nuestras también.
      Yo creo que lo de pensar está muy bien incluso tanto como la sopa de pescado.
      Un abrazo.

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