No creo que el arte, y mucho menos la poesía, sea un remedio para curar los males del artista. Cuando un artista dice utilizar los pinceles, el cincel o la pluma para sanar sus heridas físicas o mentales, me produce una desconfianza y un rechazo tremendo, creo que, para sus males, lo mejor sería que acudiera a un profesional sanitario y no nos implicara a los demás a participar de sus dolores.
El arte es la expresión formal de una idea, no es un remedio, no es un paliativo, no es un antídoto.
Asimismo, aborrezco el entusiasmo visceral de aquellos artistas que involucran sus órganos en el arte. Dicen: yo pongo todas mis entrañas en mi obra. Creo que esto puede ser peligroso.
Dejemos que el hígado, el páncreas y el riñón hagan sus funciones, que el estómago digiera bien y que la fisiología no se meta entre un verso y otro, que no complique el asunto ni se comprometa en él. Cuando esto sucede hay que acudir al médico.
La poesía, como el arte en general, parten de la idea del autor y esto nace en el cerebro, en las neuronas. Si comprometemos otras vísceras, corremos el riesgo de manchar el arte con jugos gástricos, con bilis y otras secreciones naturalmente apestosas.
Pero ya sabes que los artistas o autores en general son muy proclives a la metáfora. Algunos incluso se convierten en la encarnación de la Metáfora.
ResponderEliminarAmigo Fackel, he conocido artistas que su obra de arte es únicamente su soberana persona, ellos mismos han reencarnado un argumento personalísimo y lo han representado con y sin metáfora.
EliminarMuchas veces las metáforas representadas se revestían de falsa modestia y otras eran una explosión de vanidad creativa que daba gusto, y a la vez, compasión contemplarla. El arte tiene unas facetas endiabladas que reflejan aspectos de la realidad que nos pasan desapercibidos.
Salud.
Estoy de acuerdo en lo que dices, y me has hecho sonreír por cómo lo dices.
ResponderEliminarNo soy amante de secrecciones y liquidillos varios, para eso está el cine Gore o la religión católica de mi infancia y su martirologio cruel.
Amo el Arte por encima de muchas otras cosas, Francesc, y creo como tú que el Arte parte del cerebro, se nutre del talento y la genialidad y de esa mirada sensible y especial por la que filtran el mundo, que los demás no tenemos o mucho menos desarrollada que ellos.
Un abrazo,
Querida Tesa, mi visión del arte es la de un anti-romántico militante y me cuesta mucho entender y disfrutar de un arte arrebatado, producto de un galimatías de pasiones o de “traumas” del artista. Ni que decir tiene que aborrezco las secreciones biliares y las migrañas emocionales. Mi pensamiento es clásico, admiro Bach, Miguel Ángel, la estatuaria griega, Mozart, Gregorio Allegri, Piero della Francesca y casi todo el arte que surge de la razón, este que se basa en las proporciones, en el equilibrio y las armonías clásicas. Naturalmente tampoco vamos a cerrar los ojos a algunas obras que surgieron de la emoción del artista inteligente, uno tiene sus contradicciones y entre un verso y otro de la Divina Comedia, puede detenerse algún momento en Mendelssohn o Schubert.
EliminarAbrazos.
Tampoco me gusta eso de poner "las entrañas" en lo que se hace. Lo que se hace, sea lo que sea, ha de ser fruto de la razón, el entendimiento y partícipe de la idea razonada.
ResponderEliminarMe da el mismo repeluz tanto si escucho aquello de: "es un autor visceral", como aquello otro de: "a muerte con mi equipo".
Aunque ya sabemos cuanta certeza tenía aquello que nos decía Tzara: "Pensamos con la boca".
Salut
Amic Miquel, todo esto de las entrañas y de los arrebatamientos me suena a espectáculo. Es grotesco y sin sustancia estética.
EliminarYa sabes, Miquel, yo me apunto a la idea clásica. Soy un antirromántico.
Salud.
Yo opino que el arte no puede ser forzado, debe ser natural, tal como nace de los sentimientos, con la única excepción, cuando de poesía se trata, de someterse a ciertas reglas para darle musicalidad y ritmo y si queremos cerrar el círculo, que sea entendible.
ResponderEliminarGracias por tu visita, te he dejado comentario en mi blog.
Un abrazo.
Amigo Terly, someterse a unas determinadas reglas, en el caso de la poesía y en las demás artes, es ya un acto de racionalización.
EliminarSaludos
No cabe duda, Francesc, si hablamos de la poesía, podría decirse que es la pintura que llega al alma de quien la contempla, pero si ésta va adornada de un bonito marco, aún resaltará más su belleza.
ResponderEliminarSobre la presentación del libro, voy a seguir tu consejo. Gracias.
Terly, puedes llamar a la oficina de ACEC para que concreten una fecha para la presentación del libro.
EliminarFrancesc, te he respondido a este comentario en mi blog. Gracias.
EliminarTe mando un correo electrónico. Gracias
Eliminarjaja no se si esta entrada tuya es pura ironía o de verdad reivindicas que la racionalidad se imponga sobre las pasiones en el arte...y a mi me parece que es imposible porque el arte es puro sentimiento, al margen de la técnica y el estilo o así lo entiendo yo...el clasicismo se impuso en el siglo XVII queriendo volver la mirada a la antigua Grecia, su armonía y cánones perfectos pero, mi querido Francesc llegamos al XVIII y de pronto, toda la mesura voló por los aires, los arrebatados románticos se echaron a la calle y desde entonces ahí se han quedado desparramando sus sesos a la primera depre o desengaño amoroso que se les cruzara y al grito del revolucionario de Chopin el mundo se convirtió en una casquería jajaja ¿Sabes qué? yo como de todo, como te dije me puede encantar Arvo Pärt y derretirme con Chopin, pasando por Springsteen, La Calas o que te voy a decir, morirme de gusto con todos los italianos románticos de Rossini a Verdi y volver a morirme con el Adagietto de Malher que es postromántico.... ¿ de verdad no te gusta el romanticismo? ... no me lo puedo creer, pero si tu rezumas ternura por todos lados eso sí ; )
ResponderEliminarHoy te dejo mi más racional y seriosonriente cordial saludo.. nada de efusividades de las mías, que quiero que me lances por la ventana de tu blog ; )
PD
Te he mentido, salvo los callos y los riñones, no pruebo nada de nada de la casquería ; )
No, no, María. aquí no hay ironía, detesto vísceras y traumas. Asocio el romanticismo aleman al pietismo prusiano. Soy un antirromántico con algunas contradicciones: Schubert, Dvorak, Mendelssohn. En cuanto a Mahler te diré que sólo me interesan los movimientos lentos de sus sinfonías, lo demás me parece casi, casi, de banda de pueblo. Lo de la ternura me viene de mi admiración del helenismo.
ResponderEliminarAbrazos.
Schubert mágico! Dvorak y Mendelsdohn los odio con todas mis fuerzas desde que siendo peque, me hacían estudiar sus estudios en clases de piano... y no sé si perdonarte lo que dices de Malher, aunque estoy contigo en que sus movimientos lentos son para morirse ¿ sabes que solo fui a ver Muerte en Venecia porque sonaba su Adagietto? por cierto que la primera vez que la vi me pareció infumable... después, aprendí a disfrutar con su lentitud y fotografía, seguro que a ti te pondrá los pelos como escarpias jajaja
EliminarA ver a mi lo de hacerse el harakiri tampoco me va, ni en arte, ni en nada y mi los llorones compulsivos me agotan, pero si algunos genios de la música, la literatura o la pintura no hubieran vivido sus atormentadas vidas nos hubiéramos quedado sin Van Gogh o sin Caspar David Friedrich, incluso ... sin Frankenstein ; )
Más abrazos de vuelta para ti!
Querida María, Schubert es mágico, como tú dices, en el todo es poesía. De Dvorak su Rusalka y cabe decir que Mendelssohn entendió el mundo cuando viajó a Italia. Insisto en lo de Mahler, sus tiempos rápidos me parecen casi tan insoportables como los galimatías mentales de Berlioz.
EliminarEl harakiri nunca, que la vida es bella y se justifica con un bacalao al pil-pil o unos spaghetti a i frutti di mare. Te digo de verdad que prefiero este bacalao y estos spaghetti a los artistas atormentados.
Abrazos.
Para mi la intención del que expone arte o poesía no es muy importante, aunque si le cura, mejor para él claro. Pienso que artistas y poetas te sacan lo que llevas dentro, incluso en la obra más radiante puedes ver tristeza si te sientes así, o ver esperanza en un punto brillante dentro de una obra tenebrosa.
ResponderEliminarLa visceralidad puede ser molesta, pero tiene un lugar y un mensaje que alguien apreciará, hay variedad de expresiones artisticas y poéticas por las que decantarnos, solemos acudir a aquellas que nos provocan las sensaciones que buscamos.
Me gusta mucho esta obra de M. Laurencin que pones, un tanto retadora pero con unos tonos y trazos tan sutiles que resulta agradable a la vista.
Un abrazo
Amiga Ana, a mí cada vez me interesan menos las circunstancias personales de los artistas, mucho menos me interesan sus vísceras y su salud mental, y lo que me molesta de veras, es que quieran hacernos partícipes de sus “neuras”. Lo que me interesa es la obra de arte.
EliminarUn fuerte abrazo
No puedo añadir nada que no hayas expresado aquí, ya que lo haría peor sin aportar nada de interés. Estoy al cien por cien de acuerdo con lo que dices. Hay mucha pintura, poesía, novelística que se nutre de gente que afirma algo así como esto que citas: "yo pongo todas mis entrañas en la obra". Mal asunto. No necesito para nada las entrañas de nadie cuando voy a una exposición o leo un libro. Las motivaciones personales del artista me interesan solo regular y eso se está dando mucho en la novelística etiquetada como de "autoficción".
ResponderEliminarY ahora, en el mundo de la política, tan alejado de esas tres "disciplinas" mencionadas y del mundo artístico en general, la gente que aspira a conseguir algún chollete dice: "me he dejado la piel en ese proyecto". También mal asunto, cuando alguien de ese inframundillo afirma algo así.
Amigo GranUribe, lo de las vísceras y los traumas personales del artista son patrañas románticas que lo único que añaden al arte es malestar. El artista tiene ganas de esparcir su dolor y molestar a los demás.
ResponderEliminarPienso que un proyecto que contenga jirones de piel de alguien, puede convertirse en algo que huela mal.
Salud.