La luz ha proyectado la sombra del dolor
y todo se ha convertido en memoria crónica.
Un lirio, un suspiro, claridad y oscuridad.
Sobre las manos, un rayo de paz:
el reflejo de una sonrisa de almohadas
o, tal vez, el insomnio del recuerdo.
De lejos llega el silencio
y el vacío se hace más grande en las calles
que cada tarde están más llenas.
La aurora ha puesto fin a la noche de los crisantemos,
ahora, sólo las cornisas que recortan las nubes
dibujan el mapa del cielo.
Despertar es el momento más arriesgado del día.
F.C.
Gracias ¡
ResponderEliminarHoy he despertado leyéndote.
Miquel, mi buen amigo mío, hoy has superado el riesgo: "qui dies passa, els anys empeny", supongo que un buen café te ha acompañado.
EliminarAbrazos
Es un amanecer muy intenso y me han gustado mucho esos matices del despertar que relatas. Una vez en un comentario dijiste -aspiro a tener la espiritualidad de un zapato- y pienso que estaría bien que revelases dónde se consiguen esos zapatos, los que conozco no inspiran a escribir con ese sentimiento.
ResponderEliminarUn abrazo Francesc
Amiga Ana, no creas que haya mucho sentimiento en este poema. Casi siempre me limito a ver lo que ocurre y mirando aquí y allá, sólo aspiro a tener la espiritualidad de un zapato.
EliminarLos zapatos que utilizo son vulgares y procuro siempre tenerlos bien lustrados, esta es una manía que me acompaña desde antes de mi adolescencia.
Abrazos
Tu sesudo poema me hace pensar en la vaciedad de las calles llenas, y obsérvese que vaciedad de calidad no es vacío de cantidad.
ResponderEliminarAmigo Fackel, vivo en una zona bastante transitada y amenizada con el paso de peatones de todas las razas mientras contemplo la vaciedad de las calles iluminada por las luces de neón.
EliminarEn efecto, la vaciedad de calidad no es vacío de cantidad, por ahí en medio se entromete el ruido.
Salud
¡Madre mía! ¡vaya despertar más osadamente maravilloso te ha salido, mi querido Francisco (permíteme q hoy te llame así, así se llamaba mi padre ; ) es cierto, sin duda despertarse cada día es todo un desafío pero ...¿qué sería de la vida sin riesgo? vegetar, creo yo.
ResponderEliminarNo se me ocurre una sonrisa más reconfortante que una sonrisa de almohadas y nada más angustioso que el recuerdo de una noche insomne.
Un inmeenso placer! mi querido maestro!!!
Muchas gracias María, celebro que te haya gustado.
EliminarMi nombre es Francisco Cosme Jaime pero para abreviar uso la forma catalana de Francesc. En una ocasión, en una escritura, el notario puso "Francisco Cornadó Estradé, en lo sucesivo, y para abreviar, Francesc". Yo también admito algunos riesgos: por ejemplo equivocarme al escoger entre un rodaballo al horno o unos corazones de alcachofa con foie-gras. Hay riesgos terribles.
El placer es tener seguidores como tú.
El momento más arriesgado de la vida...
ResponderEliminarAy Pedro, me pones muy largo el riesgo.
Eliminar