viernes, 10 de junio de 2022

Los lápices de oro

 


 

Ruralizad aquello que es urbano, urbanizad aquello que es rural.

 

Este fue el lema de Ildefonso Cerdá que proponía en su proyecto de Eixample para la ciudad de Barcelona.

 

130 años después del lema de Cerdá, con las olimpiadas de Barcelona, Oriol Bohigas lanzó otro lema:

 Sanead el centro y monumentalizad la periferia.

 

Para llevar a cabo esta idea, propuso la creación de equipamientos públicos de calidad situados en lugares estratégicos de la ciudad. Con estas intervenciones urbanísticas se pretendía crear un efecto de regeneración de las zonas y entornos degradados.


Se trataba de dotar el espacio urbano con elementos públicos de una significativa calidad arquitectónica y artística, a veces simbólica y a veces funcional. Se perseguía, también, una intervención de saneamiento y mejoras urbanas del centro histórico, la potenciación del frente marítimo y poner en valor la magnífica cuadrícula del Eixample Cerdá.


Para esta regeneración urbanística se formó un equipo con Josep A. Acebillo como Director de Proyectos Urbanos y un grupo de brillantes estudiantes de último año de la Escuela de Arquitectura de Barcelona.


Correspondientes a cada uno de los trece distritos de la ciudad, fueron elegidos los trece Lápices de Oro: Maria Lluisa Aguado, Andreu Arriola, Pedro Barragán, Rosa Maria Clotet, Jordi Farrando, Carme Fiol, Beth Galí, Josep Maria Julià, Màrius Quintana, Carme Ribas, Bernardo de Sola, Olga Tarrasó y Pepita Teixidor.


Cada uno de ellos se especializó en uno de los trece distritos de la ciudad. Estos jóvenes arquitectos habrían de dar forma a la Barcelona posmoderna.


 

Los lemas tienen buena intención. Tanto en el caso de Cerdá como en el de Bohigas, las ideas fueron plausibles y las intervenciones para conseguir los objetivos fueron positivas.


Pasa el tiempo y todo se degrada: las arquitecturas, el urbanismo, las intenciones, el mobiliario urbano, el entusiasmo, la gestión…


Omnia fert aetas, animum quoque  

(Virgilo, Buccólicas 9,51)


Cambian los tiempos, los responsables públicos y las circunstancias, y con ellas, las ideas y la voluntad.


Las intervenciones urbanísticas requieren un mantenimiento que debe estar acorde con la transformación social. Nunca prosperará una regeneración urbana si no va acompañada de la correspondiente regeneración social. El urbanismo, aunque lo intente, no es una herramienta suficiente.


Se requieren otras herramientas de índole social y política: un control esmerado de la gestión, una concienciación social de progreso que se reflejará en los presupuestos, una educación esmeradísima en todos los niveles, una calidad democrática, una cultura y  responsabilidad incuestionables de los cargos públicos, una seguridad jurídica…, cuestiones todas ellas susceptibles de contaminación.  


4 comentarios:

  1. Que interesante es tu entrada, y que certera. La buena voluntad existe, cierto, pero ha de ser continua y no esporádica, sino vale de poco, por no decir que no vale de nada.
    En el Prat he de reconocer que están acertando. San Cosme era un barrio degradado, en un extremo periférico de esta ciudad. Se remodelaron los bloques de pisos, se puso la central de Mossos, la empresa de las aguas del Prat y otros servicios urbanos y se ha incluido una estación de metro, incorporando lo que era un barrio marginal al conjunto urbano. Los medios de limpieza y de ordenanza pasan a diario y la vigilancia está asegurada. Está claro que eso es diario y que el movimiento burocrático de las diferentes empresas ligadas al Ayuntamiento, pues todo se tiene que hacer personalmente, colaboran en no marginalizar la zona.
    De nada vale las leyes si estas no se hacen cumplir y Barcelona da la sensación de ser una ciudad donde la trasgresión está premiada. Puedes mearte en donde quieras, ir en bicicleta por la acera, dejar que los perros se caguen en el portal de tu casa, cantar hasta las tres de la mañana en la plaza o tener la televisión a todo volúmen hasta que amanezca; puedes también entrar en el metro sin pagar, que no hay avisos, ni multa, tanto es así que ni tan siquiera te llamarán la atención.
    Ahhh, es a esto que acabo de enumerar lo que ahora llaman libertad.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La iniciativa del consistorio barcelonés, con Oriol Bohigas y "los lápices de oro”, funcionó. Se proyectaron equipamientos de gran calidad. Más adelante, quizás por una mala política social, algunos entornos no se cualificaron tal como se había deseado, en cualquier caso, se dignificó el espacio urbano en muchos barrios.
      Sabía del deterioro físico y social del barrio de San Cosme del Prat. Ahora, por lo que tú dices, veo que en él se han construido unos equipamientos que han servido para rehabilitar una degradación que parecía imposible de resolver, lo celebro. Este puede ser un ejemplo de buena inteligencia y buena gestión. Todo esto requiere una atención constante, mantenimiento, limpieza, seguridad ciudadana, etc. cuestiones que van más allá del urbanismo, que por sí solo no puede hacerlo todo.
      En una ciudad donde no se respeten las leyes y reglamentos y donde los responsables políticos llamen a la desobediencia, no se llega más que a la degradación.
      Un fuerte abrazo

      Eliminar
  2. apropiación de la intervención por parte de la comunidad, el tema es que para que se dé esa circunstancia previamente habrán de "trabajarla" con la vecindad y desde luego estar dispuestos a considerar esos puntos de vista, no se reduce meramente a un trámite administrativo o a colocar un VB.
    Sdos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Naturalmente, hay que consultar a la ciudadanía y saber cuáles son las necesidades para la intervención.
      No sé qué es un VB
      Saludos

      Eliminar