El Tango (1913). Rafael Barradas
Esto se ha venido abajo antes de terminar un importante trabajo que nos quedaba por hacer, esto es, conservar alguna de las creaciones que dignifican al ser humano. No espero nada, ya no se llevará a cabo.
Creo que se acercan tiempos muy difíciles, completamente nuevos. Siglos y siglos en los que sólo echaremos una mirada amarga sobre las ruinas.
Es pesimismo, SÍ.
Puede resultar enojoso entender una mirada pesimista como la mía, pero no sólo enojo, también el dolor salta a la vista y lo anuncio así: ¡cuánto dolor, qué incómodo resulta compartir una mirada amarga!
Esta amargura es secular, viene de la noche de los tiempos, y puede ser que en algún momento de la historia el hombre haya contemplado un brillo más o menos cercano, ahí están la Capilla Sixtina, unos cantos de Dante, alguna suite de Bach o la estatuaria griega; todo lo demás son ilusiones para ir pasando el rato.
La historia es un mal negocio. Decía Nietzsche: avanzamos a paso de paloma y retrocedemos a paso de caballo.
Ya hace algunos años que auguraba que se avecinaban unos 700 años de oscuridad, algunos me lo habéis oído decir. Lo decía guiándome por analogías históricas. La historia es cíclica. Las crisis y las epidemias le van a la zaga.
No creo que levantemos la cabeza. A la vista están los sistemas educativos, la mala calidad de las universidades y del gran negocio de la incultura. No creo que ni el arte ni la razón se levanten por encima del barro reseco.
Mi visión es eurocentrista, sí, y sé que el mundo ha aumentado, que ha ido creciendo. Echo una mirada al continente africano, a Oriente Próximo, a la América explotada, al atropello de derechos en el Tercer Mundo y veo que sí, que el mundo ha crecido. En muchos de estos países las gentes no votan y en otros muchos donde los ciudadanos pueden ejercer su derecho a votar, eligen a individuos intolerantes y pendencieros que hacen trampas con las leyes electorales, nos dicen que han ganado, aunque los votos digan lo contrario.
Podría seguir hablando del engaño, de la estafa y de la corrupción y así, todos juntos, celebrar que ya vendrán tiempos mejores, pero no es así. El mundo ha aumentado y con el aumento ha crecido también la barbarie y la estafa de la historia.
Comparto tu manera de ver las cosas. Aún lo más próximo se nos ha contaminado. Los medios han ayudado al proceso que no ha necesitado de selección. A unos, los jóvenes, les han hecho creer que son libres por naturaleza; a otros, los viejos, los han intoxicado diciendo que están sometidos desde siempre. Y mientras, a todos nos sobrevuela una peste azuzada por las televisiones, con sus cifras, sus datos y sus tertulianos a 100 euros la emisión y mil muertos semanales en esta tierra de conejos.
ResponderEliminarTambién es pesimismo lo mío.
No hay rincón donde no me acompañe.
salut
Amic Miquel, si te mantienen con los ojos tapados, puedes llegar a ser optimista, pues ser guay pirulí o todo lo que quieras, pero la realidad es la que es y la historia sigue su paso.
EliminarAbrazos
Es un texto demoledor y escrito de tu mano me produce todavía más desasosiego. Menos mal, también me lo habrás oído decir, que no somos inmortales. ¡No lo quiera Dios!
ResponderEliminarUn abrazo.
Amigo Tristán, el principio de la realidad es demoledor y así se presenta ante los ojos.
EliminarAfortunadamente no somos inmoratales, de serlo tendríamos que tragar una vez y otra vez más.
Abrazos
Pues no sabria bien que decir, yo soy realista, por lo tanto optimista a largo plazo. La principal razón de mi optimismo es facil, la Humanidad lleva prosperando desde hace siglos, bien es cierto que pasa por momentos que "se dicen" de oscuridad. Pero incluso en esos momentos siempre hay luces, personas que brillan... Y como me cuesta lo mismo, soy optimista, que no conformista, que no e slo mismo, ni parecido.
ResponderEliminarUn saludo
Amigo Daniel, ahora la realidad es un auténtico batacazo. Coincido contigo en que hemos ido prosperando y que en los momentos de ocuridad encontramos personas que "brillan", ciertamente hay obras que lo acreditan y nos llenan de orgullo como seres humanos, hay obras que con su brillo justifican la existencia de toda una cultura. Convendrás conmigo en que estos periodos de oscuridad pueden ser muy largos y producir mucho dolor.
EliminarTú y yo, podemos preguntarnos sobre la dimensión del dolor: ¿es una pérdida del confort al que nos habíamos acostumbrado?, ¿es tener dificultades para llegar a fin de mes, manteniendo el nivel de dispendio en el que nos han metido?, ¿o es tener dificultades para el acceso a la cultura, a la educación o a la sanidad?
El asunto es complejo amigo mío, pero yo creo que estamos abocados a un cambio evidente, en el que evidentemente tendremos que cambiar de maneras de vivir y esto, sin duda causará daños.
Saludos
Al menos es de esperar y de desear que vengan tiempos mejores para otros...Durante décadas Occidente se ha beneficiado de un statu quo, con sus más y sus menos, pero a costa de otras zonas del planeta. Ahora esa situación está cuestionada y en crisis. ¿Será la hora de los relevos?
ResponderEliminarAmigo Fackel, yo creo que es hora de relevos: relevo de formas de vida, relevo de responsabilidades y responsables, relevo de modelos educativos, relevo de sistemas productivos, etc. Todo esto costará mucho y deberan invertirse grandes cantidades de imaginación y de creatividad.
EliminarSalud
Muy buenas tardes, vengo vía Pitt, acabo de ver en su blog su enlace y me ha picado la curiosidad. Es tremendo pero certero y hay que ser realistas, no se trata de ser negativos sino de ver como el mundo se nos muestra cada día y veremos que lo arriba escrito tiene mucha verdad. Esperemos que lo que nos queda por vivir al menos tengamos un poquito de alegría y paz interior. Un saludo
ResponderEliminarHola Campirela, he visto tus comentarios en el blog de Pitt, agradezco tu visita y tus comentarios. No soy negativo, solo observo, soy pesimista consciente y con un buen humor tremendo. De mi interior solo sé lo que dicen las radiografías, alguna resonancia magnética y los análisis clínicos. Te doy toda la razón, la alegría y la paz son indispensables.
EliminarSaludos
Esto tiene difícil arreglo. Al menos, llevará tiempo. Nos tocará ver el inicio de la época mala.
ResponderEliminarUn saludo, Francesc.
Tiene mala pinta, Cayetano, le deberemos echar unas buenas dosis de humor, buenas comidas y muchísima inteligencia para adaptarnos.
EliminarSalud
La crisis que estamos viviendo no deja de ser, como siempre, una crisis de la conciencia. La humanidad es como una gran mente poliédrica donde las relaciones sinápticas son correspondientes a los conflictos humanos, innumerables, imprevisibles y enigmáticos. Las crisis de la conciencia ha llevado a terribles guerras, a conflictos sin fin de los seres humanos. Y han estado jalonadas de hambrunas y epidemias, de las que la humanidad ha salido fortalecidas. Pensemos en la espantosa epidemia de la peste negra en el siglo XIV cuando se compusieron La divina comedia y El Decamerón. Las amenazas son estimulantes. Tu visión pesimista y sombría parece que añora la tesis de Fukuyama sobre el fin de la historia. Se equivocaba, el triunfo del liberalismo sobre el comunismo no significaba el final de los conflictos. La historia es una materia viva y el ser humano ahora tiene que definir su relación con la naturaleza, con los demás y consigo mismo. No es extraño que puedan venir tiempos peores. Estamos en transición, pero concebir esto desde un pesimismo fatalista es desconocer que de toda tesis surge una antítesis. El ser humano es muy joven, tenemos cinco o seis mil años de historia, no es nada. Todavía no nos conocemos. Los conflictos del presente son desafíos a la mente humana que ha de crecer en ellos. Vendrán tiempos peores pero son necesarios, suerte hemos tenido en los buenos que hemos vivido. Así avanza la historia y la naturaleza, dando saltos. Saludos, Francesc.
ResponderEliminarSí, Joselu, coincido contigo esta es una crisis de conciencia que va acompañada de un dolor tremendo que están sufriendo muchas personas de buena voluntad.
EliminarEste dolor, las injusticias sociales y las crisis de conciencia acaban en conflictos muchas veces sangrientos. Y después, cuando han caído tantos en el campo de batalla, resurge el ser humano a luchar por la supervivencia, como siempre. Es triste y descorazonador pensar que estos males son estimulantes.
No creo que haya de venir el fin de la historia como esperaba y deseaba Fukoyama. Creo que su planteamiento de “democracia liberal” no es otra cosa que un neoliberalismo peligroso. Así que me aparto de su teoría. Como tú dices, el triunfo del liberalismo sobre el comunismo no significa el final de los conflictos. Mi visión es muy simple, me limito a observar y veo un paisaje urbano desolador, una pobreza galopante, un sistema sanitario colapsado, muchos muertos por la epidemia, muchos “apañamundos” que prometen arcadias felices y un sistema económico que se va derrumbando. ¿Será todo esto una oportunidad para mejorar?, puedo tener esperanzas, pero tengo algunas dudas racionales porque he visto que el hombre siempre está dispuesto a empuñar una quijada de burro y arremeter contra el prójimo y lo hace bajo una ideología u otra.
También comparto tu opinión sobre la relación del hombre con la naturaleza. La naturaleza es inclemente como un dios antiguo y cuando revienta (inundaciones, terremotos, huracanes…) se lo lleva todo por delante, pero estamos obligados, para nuestro bien, a respetarla si queremos sobrevivir, estoy convencido de ello y precisamente en ello he trabajado durante años. Y también tenemos que revisar nuestra relación con los demás seres humanos, llevamos toda la historia haciéndolo, intentando una buena relación y todavía no hemos conseguido resultados plausibles; en todo este proceso ha habido tiempos peores y otros en los que mejoraba algo la cosa y aparecía un poema alado o alguna sinfonía excelsa, monumentos artísticos que por sí solos justifican la existencia del ser humano.
Créeme, amigo Joselu, confío en que en este periodo oscuro que se nos echa encima, surgirá una mente que encenderá una hoguera que nos dará un poco de luz, como siempre ha sido. Ahí están Dante, Miguel Ángel, Bach, Beethoven, Schubert, etc., algunos de ellos vivieron en tiempos de crisis y epidemias terribles.
Tú dices que la historia avanza a saltos, pero puede ocurrir que con tanto salto más de uno se rompa las piernas. Hay que estar preparado para el salto. Creo que la mejor manera de estarlo, la más inteligente, es saber adaptarnos. Confío en la capacidad de adaptación del ser humano, siempre lo ha demostrado. Cuanto más preparados estén nuestros hijos mejor sabrán adaptarse.
Estamos en tiempos de transición y nosotros hemos tenido la suerte de vivir un periodo de un relativo bienestar. No sabemos lo que nos espera.
Abrazos
Qué comentario que me gustó este!!!
EliminarLeo todo aquí.
Abrazo bien grande!!!
Muchas gracias Andri.
EliminarYa sabes que agradezco mucho tus visitas transatlánticas.
Abrazos
Aquí firma otro pesimista que sigue trabajando por si acaso llegan tiempos mejores...
ResponderEliminarAmigo Pedro, el pesimismo no puede acabar con las personas dispuestas a trabajar.
EliminarSalud
No queda otro camino que el del pesimismo, frente a los hechos despojados de abalorios y disfraces, contemplamos el colapso de un modelo social y cultural que dio vida a la modernidad. Las ideologías se han revelado un manual para mediocres que aspiran al poder, sin interés por otro bienestar que no sea el propio. Hay que abrigarse para soportar un largo invierno.
ResponderEliminarAbrazos
Amiga Marga, las evidencias son palpables, contemplamos que el modelo social que conocíamos se cae y con él también el sentido de modernidad tanto en el arte como en la razón. Como tú dices, hay que abrigarse y añado que hay que comer tan bien como podamos.
EliminarUn abrazo
No sé el ser humano como tal lo que hará en el futuro, pero yo intento hacer eso que dices: adaptarme. A lo que hay y a lo que viene, que no sabemos lo que será. Pero "que nos quiten lo bailao".
ResponderEliminarNo sabemos qué nos depara el futuro ni cómo deberemos hacerle frente. De momento, amigo mío, pinta mal la cosa, cada día nos pasan las estadística del número de contagios y de muertos, parece un parte de guerra.
ResponderEliminarHabrá que parapetearse y adaptarnos con inteligencia.
Abrazos