Estudio (1914). Rafael Barradas
La pandemia del COVID 19 es un catalizador que ha acelerado la debacle que se venía cociendo desde 2001.
El cruel atentado contra de las Torres Gemelas de Nueva York con la caída de los dos rascacielos parecía anunciar el derrumbe del modelo de vida occidental. Cuando los escombros aún humeaban, una exaltación patriótica recorrió las ciudades de los Estados Unidos. Aparecían por todas partes banderas con las barras y las estrellas y las proclamas exaltadas de algunos políticos pidiendo la suspensión de libertades formales eran un insulto a la razón.
Siguieron el auge de los populismos, la creación de Estado Islámico, las fake news, la posverdad, la teatralización de la política, la pérdida de calidad de la democracia, el espectáculo mediático de la incultura y el enaltecimiento de la sensiblería y la ñoñez.
Todas estas cuestiones han ido modificando nuestra forma de entender el mundo.
Asistimos al espectáculo mientras vamos modificando nuestra manera de hacer. La adaptación a los nuevos modos supone un esfuerzo y a veces padecimiento psicológico o incluso dolor físico. Pero estas son las condiciones si queremos continuar en pie.
Hoy, un maldito virus ha dado un empujón tremendo a la marcha de la historia. Los avances que habíamos dado hacia adelante en modernidad o en bienestar colectivo eran pasitos de paloma que ahora se convierten en un retroceso a paso de caballo desbocado. El mundo líquido se está transformando en un espacio gaseoso.
Por lo menos en occidente, observamos cómo cambian las relaciones sociales, las formas de consumo y de trabajo y a estas formas nos tenemos que adaptar. Este cambio o derrumbe cuestionará muchos paradigmas. Algunos serán de orden práctico y doméstico y otros serán existenciales o filosóficos.
Nos platearemos si son válidas o no las actuales relaciones entre causa y efecto, o si es legítima la ley de la oferta y la demanda. Nos preguntaremos si todavía sirve aquello de que a mayor formación mayores oportunidades, nos cuestionaremos el valor del conocimiento y de la fuerza física y no podremos saber si el fin justifica los medios o es el revés, etc. Con todo esto podemos prever un mundo en el que la razón no formará parte de las relaciones entre los individuos que vivirán en este mundo.
¿Puede ser posible una sociedad sin razón? Yo creo que sí, pues la supervivencia de la especie supera los límites de la razón. Con un esfuerzo de adaptación podremos vivir en un mundo irracional.
Mal o bien, con más o menos esperanza de vida, o con peores comodidades y comida más mala, yo creo que la vida, aunque sea una piltrafa, no peligra.
Lo sabemos. Ciertamente existe vida sin racionalidad y lo demuestran los seres irracionales, lo demuestran los asnos y las garrapatas.
P.D. En secreto espero y deseo que alguna mente lúcida encienda un faro de creatividad en medio de tanta oscuridad.
Creo que debemos de llevar ya muchos años en ello, muchos decenios, sólo por citar una pequeña parte desde 1901 (ya haré una entrada en el blog si acaso): I Guerra Mundial, la revolución bolchevique, la Gran Depresión de 1929, la Guerra Vicil Española, la II Guerra Mundial, entre otra multitud de guerras... En cuanto a la salud y las pandemias: Gripe española de 1918 (entre 20 y 50 millones de mueretos en el mundo); Gripe asiática (un millón de muertos; Gripe de Hong Kong (un millón de muertos); Virus de Inmunodeficiencia Adquirida, reconocido en 1981 y que todavía perdura (25 millones de muertos)...
ResponderEliminarCreo que no hemos 'inventado' en el siglo XXI y llevamos un quinto, ni las guerras ni las hambrunas ni las pandemias. Parece que ese 'vivir en la irracionalidad' lo llevan haciendo ya desde nuestros bisabuelos e incluso hay quien diría que estamos en una vida coridiana más confortable que en 1901.
Salut.
Sí, Pitt, mirando la historia te entran ganas de vomitar. El siglo XX fue la centuria de la muerte, millones de muertos. Si echamos la vista atrás ocurre lo mismo: pestes, guerras, colonialismos, explotación, etc., total un mal negocio. Nos hemos ido adaptando no sin dolor. La vida es dura y asumir responsabilidades cuesta mucho.
EliminarSeguro que no hemos inventado nada, vamos dando vueltas con la rueda del tiempo y en algunos momentos podemos contgemplar un destello de belleza y apreciar la gran obra de arte que es la amistad.
Salut
Amigo Francesc:
ResponderEliminarAnalizas pormenorizadamente las consecuencias de la pandemia, y creo estás acertado en tus postulados.
Al final nos haces la pregunta: ¿Puede ser posible una sociedad sin razón? ¿y sin belleza?, añadiría yo, pues si.
Estamos, como bien dijiste no ha mucho, en una sociedad ya no líquida (Buman), sino en una sociedad gaseosa, que se adapta a todos los moldes y circunstancias. No tienes que ver más que la indiferencia de muchos, muchísimos boletaires de fin de semana que delante de una cifra OFICIAL de 456 muertos SEMANALES en la península por el virus, quedan indiferentes y siguen con sus cestas de mimbre arrancándolo todo y lanzado las latas de cerveza en el mismo lugar del arranque por si crian, y en la próxima ocasión recogerlas llenas.
Recuerda que, cuando la bomba atómica en el atolón de Bikini, sólo sobrevivieron algunas cucarachas endémicas, lo demás quedó desvastado.
Un abrazo
Miquel, estamos asistiendo a una animalada colectiva, esto es un espectáculo de seres irracionales, es decir algo así como unos asnos inconmensurables o de ácaros medianos y apestosos.
EliminarSalud
Hace falta en el mundo una buena dosis de liderazgo compartido, mentes preclaras que saquen al mundo del atolladero, gente positiva con propuestas sobre el tapete. Aquí solo sabemos poner palos en las ruedas de los otros y la descalificación como argumento. Así no vamos a ninguna parte que no sea la del desastre.
ResponderEliminarUn saludo, Francesc.
Amigo Cayetano, los líderes que tenemos, porque han sido elegidos, son unos patanes, solo saben que insultar.
EliminarVamos por mal camino, para sobrevivir en esta pocilga global deberemos echarle muchas dosis de inteligencia.
Saludos
Pienso que el surgimiento de líderes verdaderamente valiosos en un tiempo como el nuestro es difícil, si no imposible. Pienso en líderes como Lincoln, Bismarck, Churchill, De Gaulle, Gandhi, Lula, Adenauer, Brandt, por poner algunos. En un tiempo líquido -o gaseoso como te gusta calificarlo- como el nuestro la hipercrítica ejercida desde todos los ángulos y las redes sociales invalidan prácticamente la posibilidad de que surja alguien que supere esos filtros sobre moralidad, congruencia, fiabilidad, entropía... El sistema de crítica absoluta sobre todo propicia la aparición de personajes mediocres y banales incapaces de añadir inteligencia y liderazgo. Ahí tienes la supervivencia de mediocres en el mundo desde Estados Unidos, Brasil, España, etc, etc.. La inteligencia es sospechosa, en nuestro sistema educativo y en la política. La humanidad brilla en las artes marginales, pero la política se basa continuamente en maniobras, sondeos de opinión y las redes sociales que aplastan cualquier indicio de inteligencia y solo sobreviven los más miserables y los más mediocres. El mundo hipercrítico en que vivimos ahoga el liderazgo y promueve la estulticia, que, a su vez, es admirada por las masas.
ResponderEliminarAmigo Joselu, lo malo es que la crítica se ejerce con muy poco rigor, sin análisis de las variables y todo se hace con urgencia y agobio mediático. Las redes sociales marcan el ritmo de la crítica. En medio de todo esto aparecen líderes mediáticos que se mueven más por el espectáculo de los medios que por el bien común. Con este panorama resulta muy difícil que unas mentes lúcidas y rigurosas planteen soluciones eficaces.
EliminarLos líderes que tú mencionas han sido sustituidos por irresponsables histriónicos que se dedican a escribir tuits y a exibir ante las cámaras distintos tipos de pelambreras.
Saludos
Como bien decías el otro día en la respuesta a un comentario, además de mucha inteligencia, le deberemos echar unas buenas dosis de humor y buenas comidas para adaptarnos a esta pocilga global.
ResponderEliminarAmigo GranUribe, confío mucho en el humor, la buena alimentación y sobre todo en la capacidad que tenemos para adaptarnos y poder hacer frente a las mil perrerías que nos complican la vida.
EliminarSalud
Copio y pego, el siguiente texto que me parece similar al enfoque que nos muestras.
ResponderEliminar"El Médico de Familia inglés, Ronald Gibson, comenzó una conferencia sobre conflicto generacional, citando cuatro frases:
1) "Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos."
2) "Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país, si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esa juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible."
3) "Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos."
4) "Esta juventud esta malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura."
Después de enunciar las cuatro citas, el Doctor Gibson, observaba como gran parte de la concurrencia aprobaba cada una de las frases. Aguardó unos instantes a que se acallaran los murmullos de la gente comentando lo expresado y entonces reveló el origen de las frases, diciendo: La primera frase es de Sócrates Sócrates La segunda es de Hesíodo ( 720 A .C.)
La tercera es de un sacerdote ( 2.000 A .C.).La cuarta estaba escrita en un vaso de arcilla descubierto en las ruinas de Babilonia (actual Bagdad) y con más de 4.000 años de existencia.
Las cosas cambian, se transforman en la forma, pero el fondo, el, por llamarlo de alguna manera, "alma" de especie a la que pertenecemos sigue siendo la misma y la razón forma parte de ese espíritu. NO la inventó Descartes o cualquier otro racionalista o filosofo o matematico, estos se limitaron a sintetizarla, analizarla y transmitirla de forma asimilable. DE hecho cada vez que nos preguntemos cosas, estaremos empleando la razón, aunque no lo sepamos, yo asi lo pienso, por lo menos. Tienes que tener en cuenta que un hombre bien comido, bien dormido y con un poco sexo, puede aguantar sin trabajar fácilmente tres meses, (algunos más) y, además, sin preguntarse cosas.
Empezará a preguntar y cuestionar (que también es razón) cuando alguno de esos "ingredientes" falte, son estos periodos cuando más brilla la razón, que a final, siempre triunfa, aunque nosotros no lo veamos o, a lo mejor si... La razón es como esos ríos que siempre vuelven a su cauce, su fuerza es extraordinaria.
Un saludo
El texto me gusta, no lo conocía. Está claro que siempre ha habido algunos que hemos sido, o somos, algo agoreros y desconfiados, Sócrates, Hesíodo, Cicerón, Werner, Owen, Teognis, Petrarca, Juvenal, Horacio, Plinio..., afortunadamente las cosas cambian y hacen que en algunos periodos históricos podamos vivir con una cierta complacencia, nosotros hemos sido afortunados y hemos conocido un confort que antes era impensable.
EliminarEl ser humano sigue siendo el mismo y ve pasar los cambios y no le queda otro remedio que adaptarse a ellos.
De momento esperemos que no nos falte el alimento y podamos dormir.
Salud
No sé si tiene o no fundamento aquello de que "cualquier tiempo pasado fue mejor, pero lo que parece incuestionable es que el presente deja mucho que desear...
ResponderEliminarSaludos
Amigo Luis Antonio, lo más evidente es que cualquier tiempo pasado fue anterior. Yo creo que, a nivel personal, el tiempo pasado fue mejor porque todos mis amigos eran más jóvenes, yo también lo era, con una vitalidad tremenda, ja, ja, ja.
EliminarAhora contemplamos un presente que no nos gusta, el panorama nos lo muestra con unas señales espantosas que hacen presagiar un futuro muy magro.
Salud
Una de las ventajas de conocer la historia es comprender que de vez en cuando nos atoramos en estas épocas grises: pandemias, guerras, nacionalismos... No hay razón para pensar que esta sea diferente a las anteriores. Lo único es que es la nuestra, la que vivimos nosotros que estábamos mirando hacia otro lado a finales del siglo XX. Una cura de orgullo. Saldremos, aunque quizá eso le toque ya a las próximas generaciones. No se lo pongamos más difícil.
ResponderEliminarPedro, parece que la historia sea una sucesión interminable de crisis y esta es otra más que tendremos que soportar e intentar adaptarnos a lo que nos venga. No somos diferentes. Ahora hay que actuar con inteligencia, y como tú dices, no lo pongamos difícil.
EliminarAbrazos