Aunque la obra artística haya nacido de una enajenación arrebatada, aunque no sea más que el resto ensangrentado de una batalla
entre Apolo y Dionisos, aunque sea el producto apolíneo del cálculo, la mesura
y el equilibrio; en toda obra de arte hay un “riguroso reposo”, un ‘locus’
intelectual, donde todo tormento es descanso.
Este lugar íntimo del artista está poblado de
imágenes y de emoción o del dolor producido por su incapacidad
física de expresar aquello que siente. Sólo el artista conoce la magnitud de su
dolor y de su esfuerzo, y esto nunca llega al espectador.
La obra queda abierta, para que sea el espectador que
la complete añadiendo su sensibilidad o sus “fantasmas”. A pesar de lo que diga la semiótica, creo que
esta forma de observación de la obra de arte, es una forma romántica de
contemplación.
El concepto de ‘obra abierta’ es algo relativamente
moderno que entusiasmó a los semióticos y a partir de ahí, parece que nos hayan
obligado a todos a mantener una postura activa ante la obra de arte. Siendo así,
me pregunto cuál debe ser la actitud activa del espectador, ¿tiene que ponerse
a bailar?, ¿tiene que abrir los brazos y proferir aleluyas o tiene que
manifestar con críticas y sermones la bondad de una obra de arte?
No está mal bailar para completar una obra musical y resulta plausible mantener una posición crítica ante un discurso artístico. Mejor estas posturas que unos aspavientos de cara a la galería.
Creo, sin embargo, que existe un "locus" íntimo del espectador, lejos de toda gesticulación, donde se produce el goce estético insurrecto, un "riguroso reposo" en el que la gratificación se opone a toda enajenación.
No está mal bailar para completar una obra musical y resulta plausible mantener una posición crítica ante un discurso artístico. Mejor estas posturas que unos aspavientos de cara a la galería.
Creo, sin embargo, que existe un "locus" íntimo del espectador, lejos de toda gesticulación, donde se produce el goce estético insurrecto, un "riguroso reposo" en el que la gratificación se opone a toda enajenación.
Confirmo, pues, aquella afirmación de que resulta
mucho más revolucionaria la contemplación del arte que cualquier militancia
ideológica.
Es un placer individual, sí, pero sus efectos tienen
una dimensión universal. Es, en efecto, un placer “non finito”, tanto en el
tiempo como en el espacio.
Lo de obra abierta es una terminología discutible. Aunque no se cite como tal creo que cualquier obra -de pintura, escultura, literaria, musical probablemente...- es sugerente. Todo lo que sugiere al espectador es una invitación abierta, sin que el autor lo haya concebido en el sentido "moderno", que no implica que el espectador reaccione tratando de concluir la obra que ve o lee o escucha. Todo lo hecho por la mano del hombre lleva al hombre incluso común a gozar de ella, a aprovecharse, a tratar de comprenderla o si no de aprehenderla para su acervo complejo y personal. No hay, no habría, por qué repetir tanto como hacen algunos lo de obra abierta, que suena como que el autor no lo tenía claro y hala ahí lo deja. Probablemente lo de obra abierta sea una de tantas boutades, ¿no?
ResponderEliminarInteresante lo que dices de que la contemplación del arte es más revolucionaria que la militancia ideológica. ¿Será por ello que los verdaderos y sinceros artistas de Rusia se estrellaron contra el sistema implantado, pagando su precio con todas las consecuencias? Y es solo un ejemplo.
Un abrazo, buen día jupiterino, pero sin rayos.
Amigo Fackel, lo de la "obra abierta" parece más una idea psicológica que artística, en todo caso creo que es una aprehensión romántica en tanto que considera que la estética reside en la mirada del espectador y no en la "cosa en sí" (utilizo la expresión kantiana).
EliminarAbrazos
No puedo alegar nada, te ha salido "bordao", y en efecto, cumple los dos requisitos : "...placer “non finito”, tanto en el tiempo como en el espacio..."
ResponderEliminarAbrazote
Miquel, es una de estas reflexiones estéticas mías de las que soy tan aficionado.
EliminarAbrazos
La obra que nos traes de Tobias Rehberger es abierta, en efecto, pero hay que procurar contemplarla cuando no tengas una digestión pesada ni cuando te hayas tomado un par de copas. Los mareos y otros efectos adversos pueden ser tremendos.
ResponderEliminarUn abrazo, Francesc.
Amigo Cayetano, este artista, Tobias Rehberger, marea al más pintado. Supongo que si te metes en un ambiente decorado por él, acabas mal, muy mal.
EliminarAbrazos
La noción de obra de arte suele identificarse con las artes plásticas. Destacan la pintura y la escultura. Las creaciones musicales, literarias, cinematográficas…también son obras de arte ya que detrás de ellas hay voluntad artística.
ResponderEliminarAlgunas de estas obras se han convertido en pilares fundamentales de la Historia y que son conocidas en todo el mundo. Cito alguna: "Los girasoles" de Van Gogh, "La Giaconda" de Da Vinci, "El Guernica" de Picasso, "David" de Migel Ángel, "Discóbolo" de Mirón, "Apolo y Dafne" de Bernini...
La consideración de arte como dimensión elevada y casi ajena al común de los mortales hace que sólo se consideren artísticas las producciones de los grandes maestros.
Yo confieso especial debilidad por las obras literarias y arquitectónicas...
También está lo que se llama "obra de arte total". Ahí está Wagner con su "Tristán e Isolda". Sería obra de arte de esas características las que consiguieran
Amigo Luis Antonio, citas grandes obras de arte, pilares fundamentales de nuestra cultura, y en todas ellas hay una voluntad de arte evidente, ligada al esfuerzo, a la emoción y al número, son obras plásticas que todos amamos. Al lado de todas ellas están naturalmente otras también muy grandes de literatura (El Quijote, La Odisea, La Comedia, de música (Bach, Beethoven, Mozart, Schubert...) y como no, de arquitectura, arte que practico desde hace tanto tiempo, (Brunelleschi, Herrera, Le Corbusier, Mies...) Sin todas ellas seríamos peores y nuestra civilización estaría en la pura animalidad.
EliminarSaludos