miércoles, 12 de febrero de 2020

La cursilería en el arte


Cristina Schiavi. Cintas de color rosa

Lo cursi es algo así como una pátina que sirve para cubrir las superficies, para igualar las texturas y para hacer que todo resulte pegajoso.

La cursilería en el arte es un principio de perversión. Confiere a la obra una contradicción y un engaño formal: presenta una apariencia elegante que esconde una malévola perversión del gusto. Vendría a ser como estas fachadas neoclásicas que presentan un frontón triangular dórico que esconde un techado plano.


El nacimiento de Venus. (1879)
Adolphe William Bouguereau
Lo cursi no penetra, sólo cubre. El núcleo de la obra permanece igual sin alteración y el meollo del concepto, aunque enmascarado, continúa siendo el mismo. 

Cabe decir, sin embargo, que hay meollos que se prestan a la cursilería; estoy pensando en algunas músicas empalagosas de John Williams, en las esculturas mórbidas de Jeff Koons, en la poesía sentimental o en el osito de Tous.
Cisne, conejo, mona. 
Jeff Koons

La cursilería es dañina porque endulza lo disidente y subraya con una línea de color fucsia lo que es complaciente.

Con sus formas adocenadas, la cursilería utiliza recursos románticos discontinuos, aborrece toda crítica racional conduciéndonos al pensamiento único, exige poco y nos sumerge en el estanque sentimentaloide de las ranitas-principe.

Lo cursi concita votos y consensos, genera frivolidad y ñoñería como esa que vemos tan bien reflejada en algunos pompiers como Adolphe William Bouguereau, Anne-Louis Girodet de Roussy-Trioson, o en la obra cursilísima de Eugène Emmanuel Amaury Pineu Duval. Es insoportable como la blandenguería de las pinturas de Rupert Bunny. Alcanza las formas del infantilismo insoportable de los niños consentidos en Jeff Koons y en los dibujos de Disney, es trivial como la risa incomprensible de un adolescente mimado, como las cintas de color rosa de la escultora Cristina Schiavi y deleita a las señoras burguesas del modernismo catalán como las cerámicas de Dionís Renart.

 Cabeza de muchacha. 
Anne-Louis-Girodet-de-Roussy-Trioson

Primavera (1907)
Rupert Bunny

Dionís Renart


Lo cursi, en definitiva, es el esfuerzo amanerado de quien busca la belleza sin saber qué es. 
 Bailarina
Jeff Koons

20 comentarios:

  1. Es curioso, pero lo cursi y melindroso vende, que es a la postre lo que el "reproductor /artista" desea.
    Así, el osito Tous es de lo que más se vende en el mercado; las reproducciones seriadas de cerámica, lo que más se adquiere y las melindrosas imágenes de ciertos artistas de moda, lo que más se mira.

    Vivimos en la sociedad del espectáculo, y todo forma parte del mismo. Para que participemos, lo primero que ha hecho el "sistema" es "homogeneizarnos", o sea, ordeñarnos el cerebro para que pensemos similar y no nos preguntemos ¿qué es el arte?, y si vale la pena o no tener una cerámica de esas en casa, en vez de tener la mesa limpia de abalorios.
    Salut

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Miquel, en el panorama artístico actual encontramos espectáculo por encima de todo. Discursos amanerados, repetición de consignas, panfletos, carencia casi absoluta de crítica formal, cursilería, melindre, pamplinas y una búsqueda desesperada por aparecer en los medios de la comunicación (redes sociales, televisión, festivales, mercados...) el caso es figurar y, echándole un poco de humor, diríamos que se trata de una de las formas del "figurativismo". Ja, ja.
      Abrazos

      Eliminar
  2. Magnífico. Dice Eduardo Espina que los españoles inventamos la cursilería y los hispanoamericanos la han ido perfeccionando.
    Tenemos numerosos ejemplos, en la literatura, como las novelas de Corín Tellado, perita 'summa cum laude' de lo cursi; el cine, el fútbol, con esos 'elegantes' cortes de pelo de los futbolistas; la política, donde incluso las llamadas revoluciones sociales suelen estar invadidas por manifestaciones imperdonables de cursilería que destacan un estado mental blindado al rigor intelectual y al buen gusto...

    También de acuerdo con Miguel, claro que venden lo cursi, mira Corín Tellado, o Ronaldo y sus payasadas, o el procés y sus lazos amarillos y VOX y sus pulseritas...

    Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí,Tristán, todo cargado de puñetas y mandangas. Parecemos tontos encandilados con el chuche y babeando ante las idioteces cursis de charlatanes, poetastros, arribistas, tertulianos, politiquillos de medio pelo, chulitos de saloncito, chulazos de la escopeta y la pulsera, escritores sentimentaloides, maestrillos "buenazos", gestores culturales
      politicamente correctos, simbolismos inútiles, indigentes culturales, universitarios parlanchines, burocracias institucionales, técnicos incompetentes...
      Y en medio de todo esto, unos intelectualoides mediáticos engreídos que creen que, por saber cuatro cosillas, pueden entender este mundo sin que apenas hayan hecho nada ni hayan asumido nunca ninguna responsabilidad. Intelectualillos que se derrumban ante cualquier argumento sólido.
      Abrazos

      Eliminar
  3. La cursilería vende, sí. La cursilería enerva, al menos a mi. Quien cree que la cursilería es la bellza y la encumbra como belleza no sabe lo que hace.
    ¿Qué es la belleza? ¿Quien se atreve a decirlo? Solo me veo capaz de decir que la cursilería no lo es, ni se acerca.

    Buen criterio.

    Salud, Francesc Cornadó.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida Anna, la cursileria es una forma de perversión del arte.
      En cuanto a la belleza, más de uno la ha definido y ha intentado sacar conclusiones, hay muchos tratados de estética y la cuestión es la de siempre: ¿la belleza reside en el objeto o reside en la mirada del espectador?, es el debate entre clásicos y románticos. La cursilería no tiene nada que ver con este debate, es sencillamente un engorro.
      Saludos

      Eliminar
  4. Lo cursi se da la mano con lo repetitivo y hortera. Hay una línea separatoria muy fina entre ambas cosas.
    Un saludo, Francesc.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo Cayetano, lo cursi suele ir de la mano de los que quieren aparentar, es la expresión del gusto del nuevo rico y de algunos snobs que no se han aprendido la lección.
      Abrazos

      Eliminar
  5. A algunas de mis amigas, fieles adoradoras de Tous, jamás las tacharía de cursis por ese motivo. Para mí cursilería ridícula podría ser, por ejemplo, en este campo de acción, la utilización  reiterativa de determinadas palabras (vórtice, susurro, fractal, estertor, crepúsculo, evanescencia, etc.), el uso y abuso de tópicos y tonterías léxicas, y el hecho de escribir pretenciosa y febrilmente (como hace mucha gente), en un desesperado intento de hacer literatura.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El uso y abuso de tópicos y tonterías léxicas se corrige con cierta facilidad, basta echar una ojeada al diccionario y leer a los clásicos.
      Lo de escribir sin cursileria también resulta bastante fácil, solo hay que tener alguna cosa que decir, algo que tenga un cierto interés, algo que no sea una majadería íntima y expresarlo con claridad y con corrección sintáctica.
      Escribir por escribir no conduce a nada, se precisa la experiencia y la reflexión sobre la realidad. Desconfío de aquellos que se dedican a la escritura sin que hayan hecho nada ni hayan asumido ninguna responsabilidad.
      Vivir, pensar y luego escribir.
      Saludos.

      Eliminar
  6. A unique es un bonito rosado :)

    Salut!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida Andri, incluso los colores son relativos: un prado verde puede parecernos hermoso, pero un niño verde no nos lo parece, el bonito rosado de una flor nos parece bello, pero las tripas rosadas de un camello nos producen repulsión y así mil ejemplos.
      Abrazos

      Eliminar
  7. Sólo observando los sinónimos de cursilería: ridiculez, presunción, afectación, amaneramiento, extravagancia, chabacanería, ordinariez...
    se da uno cuenta de lo que realmente es.

    Me quedo con los antónimos: sencillez, elegancia, naturalidad...

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay, amigo mío, eres buen observador, lo de buscar sinónimos es un buen análisis.
      También me quedo con los antónimos.
      Abrazos

      Eliminar
  8. Endulzar la disidencia...
    No Pasarán!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Kova, viene a ser lo mismo que dar carta de naturalidad al lenguaje políticamente correcto.
      Yo repito contigo: ¡No pasarán!
      Saludos

      Eliminar
  9. No pasarán porque somos nosotros quiénes estamos pasando, pisando fuerte y decidido. Y nosotros somos multitud.

    ResponderEliminar
  10. Trabajando estamos para ese presente. De momento me voy a dar un garbeo a las cuencas mineras y a la vetusta Oviedo a palpar lo que nadie dice...
    Un abrazo de corazón
    Salud!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Trabajo de campo, querida Kova, la mejor manera de conocer la realidad sin aditamentos.
      Buen paseo. Abrazos.

      Eliminar