sábado, 15 de febrero de 2020

Estratos intermedios


 Joan-Pere Viladecans. Díptico (1998)


En el Paraíso, donde todo es placentero, no cabe la voz del poeta, en todo caso un corifeo complacido cantará las excelencias de la Gloria Eterna. En las altas esferas celestes no hay indignación y ya sabemos que es precisamente la indignación la que hace el verso.

El primer verso lo dan los dioses, pero a continuación, solo la acción artística del poeta puede continuar el poema. En el cielo no cabe la acción, todo está hecho y todo está servido.

En el Paraíso no hay poesía.

Tampoco la hay en el Infierno, allí todo es dolor, llanto y crujir de dientes y ya sabemos que si los dientes crujen no hay palabras que puedan cantar odas o elegías. No hay libertad en el abismo infernal y sin libertad, el arte no es posible y menos aún la poesía. El fuego eterno lo quema todo, no hay cuerpos ni paisajes que cantar, el amor ha desaparecido y la belleza fue injuriada precisamente por un poeta que se atrevió a bajar unos días al Infierno.

No hay poesía en el bosque prístino, ni en la indigencia absoluta. No hay versos inspirados en los yates de lujo ni en las chabolas. Solo hay poesía en los estratos intermedios.

Nota: a propósito de la poesía y el paraíso, dejo este enlace
 el librero solícito 
sobre una anécdota real.

10 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho lo del librero solícito. No lo había leído.
    Sobre la poesía no se que decir, no soy poeta y no puedo opinar si se hace poesía desde un yate de lujo (creo que no); intuyo también que, desde las chabolas y con el ruido de tripas vacías se pueda llegar a hacer poesía.
    Un abrazote

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    1. Miquel, lo del "Librero solícito" es un caso real que me ocurrió a mi hace unos años.
      Estoy por asegurar que no hay poesía ni en el Cielo ni en el Infierno.
      Abrazos

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  2. Muy buena reflexión sobre el arte poética.
    Pobre rodaballo, el de Joan-Pere Viladecans.
    Un saludo.

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    1. Amigo Cayetano, ya sabes de mi manía de ir dándole vueltas a la cuestión estética.
      Es una pena que el rodaballo haya de verse en estas condiciones.
      Abrazos

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  3. Qué lástima que vayan desapareciendo los libreros solícitos; a cambio tenemos unos librerías donde las novedades no dejan sitio a los libros raros, los poco leídos y menos conocidos. Cerramos un ciclo.

    Abrazos

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    1. Aquel librero era un hombre de mucha experiencia, observaba a los clientes y recomendaba según su criterio sin importarle demasiado lo qu el cliente buscaba. Sus hijas regentan ahora la librería de aquella ciudad de Castilla pero ya no es lo mismo, ahora tienen mucho libro para turistas. Aquella librería cerró un ciclo.
      Abrazos

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  4. Vaya, no conocía el relato divertido, y si es sobre hecho real valor añadido, del librero solícito. Buen regalo te hizo, ¡vive dios! Es un libro que las empresas yanquis han revalorizando, supongo que barriendo para sus asuntos, durante los últimos años. Se lo recomendaban a sus ejecutivos, por algo será y como poco por su actualidad.

    Ni en el Paraíso ni en el Infierno hay poesía ni música (celestial) pero hay que ver el juego que ambos mundos ultraterrestres y ultrauniveresales ha dado a escritores y sobre todo músicos. Tú de eso sabes mucho.

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    1. Amigo Fackel, es un relato de un hecho real, aquella librería es muy popular y seguramente la más importante de aquella ciudad.
      Escritores y artistas siempre han imaginado mundos celestiales o infernales y de allí han tomado mucho argumento a sabiendas de que la verdadera inspiración está en los territorios más cercanos.
      Abrazos

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  5. Muy agradecido, a partir de ahora sabré distinguir al menos si estoy presenciando una parte del Paraíso o una parte del Averno, porque son muchos los lugares en los que no encuentro poesía alguna.

    Abrazo.

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    1. Amigo Pitt, la poesía anda muy escasa. Yo, entre el Cielo y el Infierno, encuentro mucha mugre y mucho bobalicón que se encandila delante de unos versos sentimentaloides.
      Abrazos

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