Rirkrit Tiravanija
Barcelona es una ciudad acogedora y que suele agradar al
visitante. Aquí caben todos. Es una ciudad de convivencia.
Aquí conviven los perros y sus deposiciones con los transeúntes,
los carteristas con los usuarios de los transportes públicos. Conviven ideologías
de todo tipo con esotéricos también de todo tipo.
Cuando alguna de estas ideologías se radicaliza y le da
por destrozarlo todo, levantar barricadas, quemar contenedores y romper
escaparates; al cabo de unos días se restituye la convivencia y todo vuelve a la normalidad.
Las fachadas más nobles acogen los grafitis y los contenedores
de basura acogen a los ciudadanos que tienen incontinencia urinaria.
Los clubs de consumo de drogas conviven con las escuelas
de niños -sé de uno de estos clubs que linda con una escuela infantil y está
separado de ella por una pared medianera, esto es 15+15 centímetros de
separación.
Hay tiendas abiertas las 24 horas del día, donde los
menores pueden comprar bebidas alcohólicas de alta graduación, salen de la
tienda y, con la botella en la mano, conviven con los que duermen en los bancos
o en los soportales.
Hay una gran diversidad de personajes raros que conviven
magníficamente y una diversidad de individuos que creen que la convivencia se
puede resolver a cuchillazos.
Conviven jóvenes entusiasmados, estudiosos y muy preparados con irresponsables que no hacen nada, ni trabajan ni estudian.
Para “pacificar” la ciudad se han diseñado unos “ejes
verdes”, donde los peatones pueden pasear sin tener que soportar el tráfico rodado
que tanto molesta. Pues bien, en este urbanismo pacificado, en estos “ejes
verdes”, conviven los paseantes con los coches particulares, las camionetas de
reparto, los patinetes, las bicicletas, los incívicos que salen de los after hours y gritan como energúmenos.
En esta ciudad tan humana, conviven hombres y mujeres responsables que trabajan con ahínco con burócratas que no hacen más que entorpecer.
Adaptados a las nuevas formas de convivencia podemos decir que Barcelona es una ciudad maravillosa.
En este coctel de verdades ,qué triste realidad- Estas radicalizaciones tienen estos finales por puntos de vista ideológicos y extremos...
ResponderEliminarYa no se conoce Barcelona a ver si vuelve a reinar un poco el sentido común de unos pocos; ante tanto bruto...
Un saludo
Amiga Bertha, la realidad de Barcelona es ruidosa, a veces esperpéntica, más o menos brillante y sucia, pero nunca triste.
EliminarMe gustaría que Barcelona fuera más limpia y que no perdiera la modernidad que siempre le ha caracterizado.
Un abrazo
Abigarrada y bizarra urbe, por lo que se ve. Aunque no te engañes, hay caracterísiticas que comparten todas las ciudades.
ResponderEliminarAmigo Fackel, tú conoces Barcelona y ya has visto que aquí reina una convivencia manicomial. No me engaño, ya sé que la imbecilidad y la suciedad de Barcelona no son exclusivas, que en otras partes también se dan estas formas de convivencia estrambótica.
EliminarSalud.
Una ciudad en la que estar siempre a gusto, desde luego.
ResponderEliminarAmigo Pedro, en Barcelona se está tan a gusto que muchas veces nos podemos volver locos.
EliminarSaludos
Siempre he dicho que Barcelona es una ciudad para beberla y no para vivirla.
ResponderEliminarSi la fortuna te abandona , allí donde vives te pueden poner un área pacificadora, donde los bares hacen crecer las mesas y las sillas como bolets en otoño, pues al borra la calzada y disimularla con la acera todo es esto último.
No hay más que preguntar a las AAVV de Poble Sec, del área Parlament, del área de Enric Granados, de Poble Nou...
Sóm la mes gran botiga del mon... que no es poco.
Salut
Amic Miquel, unos urbanistas incultos siguiendo directrices de unos políticos incultos han hecho verdaderas desgracias, una de ellas, que a mi parecer es la más grave, ha sido desvirtuar los trazados de l'Eixample, han complicado la circulación, han incrementado el número de terrazas de bares, hay más ruido y más suciedad.
EliminarCiertamente las zonas que tú mencionas han quedado muy perjudicadas, han aumentado las molestias y la degradación.
Salud.
Es una ciudad
ResponderEliminarque siempre
me atrajo ,
incluso desde
antes de ir ,
allá por el
año2017,
era la
Cataluña del
155 , una
lastima que
este tan
degradada .
Amigo Orlando, Barcelona se ha caracterizado por su modernidad y cosmopolitismo, ahora, ya sea por el signo de los tiempos o por culpa de unos dirigentes municipales incultos, el caso es que el paisaje urbano de Barcelona se va degradando.
EliminarAbrazos.
El asunto de las terrazas de los bares,no es sólo de Barcelona,aquí en Córdoba las mesas y sillas,tienen prioridad al peatón. se han agrandado las aceras,pero al cabo de un tiempo,aparecen más veladores.El Ayuntamiento,ingresa dinero por cada uno,así que interesa,que los turistas y nativos disfruten al aire libre,del rabo de toro,flamenquin, salmorejo,con acompañamiento de moriles.Hay que disfrutar de la vida.
ResponderEliminarSaludos
Amigo Car res, las molestias de las terrazas son comunes en muchas ciudades, hay una confluencia de intereses que lo fomentan: impuestos municipales, intereses comerciales del sector, incremento del consumo y disfrute de los consumidores.
EliminarA mí me preocupa el deterioro del paisaje urbano, la suciedad y en el caso de Barcelona, me preocupa especialmente las modificaciones irreversibles de los trazados de muchas calles que han sido eficacísimos a lo largo de más de ciento cincuenta años.
Saludos
Voy a Barcelona una o dos veces al año, visita rápida y ocupada. La primera vez fue en 1.991 y me gusto mucho, pero mucho. Las calles perpendiculares, una dirección prohibida y la siguiente con dirección me parecía muy racional. La Feria de Muestras, la arquitectura con encanto, limpieza, orden y racionalidad, me gusto mucho. La comparaba con Madrid que conocía mucho mejor y me quedaba con Barcelona de largo. LLevo viajando a Cataluña periódicamente desde hace unos quince años y esa visión moderna, abierta, racional, cosmopolita y avanzada que tenía se ha transformado. No pongo hechos y circunstancias que me han ocurrido por que son circunstanciales. No me parece justo para la inmensa, honrada y acogedora mayoría de los habitantes de una zona relatar los hechos de cuatro cabestros (que me disculpen los bóvidos). Pero si es cierto que mi visión ha cambiado. Quizás solo soy yo el que ha cambiado, no lo se.
ResponderEliminarUn saludo
Amigo Daniel, conoces Barcelona desde hace años y has podido comprobar la bondad de un urbanismo racional que facilita la circulación, la funcionalidad y la vida de las personas, pues bien, por culpa de unos responsables políticos incultos y de unos técnicos ineptos, se han modificado varios trazados de calles que se había demostrado que eran eficaces. Barcelona había sido calificada de “Ciudad de ferias y congresos” pues bien, ahora todo esto ha caído hasta unos niveles raquíticos. Como ha caído la modernidad y el empuje cultural que tenía esta ciudad tan diversa. La racionalidad que caracterizaba a esta ciudad se ha ido sustituyendo por algunas idioteces simbólicas, romanticoides y sensibleras. Creo, sin embargo, que la vitalidad de Barcelona es capaz de revertir todos estos desaguisados.
EliminarEs cuestión de saber adaptarnos.
Salud.
Barcelona es la segunda ciudad de Europa, he leído, con más robos por cien mil habitantes, después de Bruselas. O sea que, cuando bajo al centro (pocas veces), tomo todo tipo de precauciones por si las moscas. En cuanto a las "islas verdes", conozco solo la del Consell de Cent y, aparte de que a mi entender no está bien diseñada ni resuelta, me parece un caos. En teoría son para el peatón, pero el peatón no puede pasear tranquilo a ciertas horas porque circula "ad libitum" (ya que no existe señalización alguna) todo tipo de artilugios: "skateboards", patinetes y ciclistas a toda pastilla, con o sin caja amarilla, además de motos, coches, furgonetas, etc. Existen parkings, claro, y bares y tiendas a las que hay que abastecer. O sea que los vehículos de motor tienen que pasar, es lógico. Esos es más difícil que te atropellen y los oyes, pero los otros... te juegas la vida si no estás muy atento. Por otra parte, ha empeorado mucho el tráfico y el funcionamiento habitual de las calles adyacentes. También ha provocado subidas de alquileres que redundan en que cada vez hay más locales vacíos con sus persianas pintarrajeadas, más turistas y menos gente "de toda la vida".
ResponderEliminarMe sabe muy mal que se estén cargando una buena parte de los chaflanes que diseñó Cerdà, que para mí suponían un modelo perfecto para aliviar la trama ortogonal y facilitar funciones necesarias en toda gran ciudad, especialmente cuando ésta tiene una importante actividad comercial. Los he visto con rayas multicolores, con jardineras amarillas y cuatro hierbajos (que se dice que depuran mucho el aire), con carril bici incorporado, con algún banquito (pocos) y con terrazas de bares a punta pala ocupando la parte suprimida del chaflán. Una pena.
En cuanto a las demás cosas que mencionas con sutileza en tu texto y en tus respuestas, creo que ya lo has dicho todo. Lo comparto.
Un abrazo y feliz vuelta a la blogosfera...
Amigo Gran Uribe, vivo en una calle de esas que han convertido en eje verde, afortunadamente, a mí no me ha afectado ya que el eje terminó en el tramo de calle anterior a mi manzana. Paso cada día varias veces por Rocafort y por Consell de Cent y esto es lo que veo: siempre más de cinco camionetas aparcadas en cada tramo del eje verde, por lo menos tres o cuatro coches aparcados también, patinetes y bicicletas que circulan en ambas direcciones, jardincillos insignificantes en los cruces, todas las alineaciones de los chaflanes han sido modificadas, se ha eliminado el trazado de Cerdá, las pequeñas vallas que protegen los parterres (un disparate de diseño y construcción) ya se rompieron una semana después de haberlas colocado, podemos encontrar en cada cruce siete tipos de pavimentos diferentes con unos despieces caprichosos que han obligado a una puesta en obra demencial, vehículos circulando siempre por las zonas peatonales, terrazas bares que ocupan buena parte de la zona peatonal, mobiliario urbano (mesas, sillas, bancos) manchados de aceite debido a las tortillas o los bocatas que se comen los transeúntes, etc.
EliminarLo peor de todo esto es que lo han hecho de forma permanente e inflexible, quiero decir que, si tuvieran que recuperar el estado anterior, costaría un dineral y las obras a realizar durarían meses y meses.
Abrazos.
Jajaja sin ninguna duda uno de tus textos más irónicos y divertidos, aunque imagino que a los defensores de “lo propio” quizá les escueza, pero es muy sano ironizar sobre cuestiones que por otra parte son tal cual. Además, nada de lo que comentas es exclusivo de la preciosa ciudad de Barcelona que sé amas.. por eso te duele. Desgraciadamente todo lo que comentas lo encuentras en cualquier gran ciudad de esta España nuestra, mía, de todos y de nadie. ¡¡Bendito buen humor!! Madre mía cuantísima falta nos hace.. un beso grande y Visca CatalunYa! jajaja
ResponderEliminarQuerida María, que ningún iluminado se crea que Barcelona tiene la exclusiva de nada, es una ciudad como otras, no es más sucia ni la más estropeada, ni siquiera es la más rica, la más noble o la más chiripitifláutica. Es una ciudad donde vivimos hombres y mujeres de muchos pelajes.
EliminarLa ironía y el buen humor siempre me acompañan.
Abrazos mil.
Estimado Francesc. Celebro el humor y la fina ironía que aderezan tus escritos, te podría situar en una sobremesa acompañado de Julio Camba y un plato de sardinas.
ResponderEliminarDe Barcelona (y de Cataluña en general) se han escapado en unos años muchas cosas que eran buenas para la ciudad, y de allí, por huir, ha huido hasta la lluvia...
Al hilo de tu semblanza barcelonesa, rescato un párrafo de “Las ciudades invisibles” (Italo Calvino):
“(…) es inútil decidir si ha de clasificarse a Zenovia entre las ciudades felices o entre las infelices. No tiene sentido dividir las ciudades en estas dos clases, sino en otras dos: las que a través de los años y las mutaciones siguen dando su forma a los deseos y aquellas en las que los deseos, o logran borrar la ciudad, o son borrados por ella (p. 37).”
Sustituye la Zenovia de Calvino por esta Barcelona que desgranas.
Salud.
Amigo Paco, soy dado a la ironía, pero procuro contenerme.
EliminarSe han escapado muchas cosas de Barcelona, entre ellas, la modernidad que siempre la había caracterizado. Las palabras de Italo Calvino son adecuadísimas, me temo que se borre un urbanismo que siempre ha sido las delicias de racionalidad.
Salud.
Francesc,los ejes verdes que yo no utilizo en bici,por lo que dices por los obstáculos, están en fase de prueba,para ver sus posibilidades reales futuras.Si el Ensanche fue en su momento,una visión para solucionar el problema de la circulación, ahora es un problema,por su peso en términos de contaminación, que nos obliga la normativa europea reducir.El final se verá, cuando se tenga estudiado todos los posibles errores.Lo que está claro es que la ciudad no son para coches.Una ciudad como Córdoba, todo el centro es verde y peatonal,se ha notado en la calidad del aire,reducción de enfermedades respiratorias
ResponderEliminarSaludos
Amigo Car res, por los ejes verdes de Barcelona, que pretenden ser peatonales, circulan furgonetas de reparto, coches particulares, motocicletas, bicicletas, patinetes y entre todos ellos van los peatones. Estos ejes están en fase de prueba, pero ha sido una prueba irreversible ya que han modificado los chaflanes, han colocado mobiliario, han cambiado las alineaciones, y los pavimentos, han plantado árboles y han dispuesto unos parterres con arbustillos y en los cruces han construido unas plazoletas Si después de esta prueba carísima hay que volver a otras soluciones, ya la tendremos liada. Te digo que la construcción del eje verde que para por mi calle y las adyacentes, las obras han durado casi dos años.
EliminarLos coches que ahora ya no pasan por los ejes verdes, circulan por las calles aledañas y estoy por asegurar que la cantidad de vehículos es ahora igual que antes. Seguramente la ciudad no es para los coches, tal como tú dices, pero me pregunto qué ocurre con las camionetas de reparto de mercaderías, con el comercio online, con los taxis, los autobuses y otros servicios, te aseguro que en Barcelona son miles.
El problema de contaminación está servido y probablemente el urbanismo puede aportar parte de la solución, pero de momento puedo asegurar que en el caso de mi ciudad, los ejes verdes sólo han aportado problemas.
Saludos
Barcelona, una ciudad llena de contrastes. La puedes amar y odiar con las mismas ganas. Antes me gustaba más que ahora, prefiero la tranquilidad de la periferia. Saludos.
ResponderEliminarAmiga Laura, Barcelona es una ciudad muy vital, con una gran diversidad de personas que conviven de manera más o menos ordenada. No es una ciudad mejor que las demás, pero en ella se vive muy bien si sabes aguantar algunas molestias como en casi todas.
EliminarSaludos
La verdad es que a quien no la conozca, le quitas las ganas. Yo a Barcelona la llevo en mi corazón porque la he vivido, allí nacieron mis hijos y tengo los mejores amigos. Ese deterioro propio de las crisis y la masificación está, creo, en todas las ciudades. Sevilla, con el turismo creciente, no se puede ni pasear. Y luego están los que las gobiernan, siempre poniendo el voto en primer lugar y no dándole la importancia a la educación y la sanidad pública.
ResponderEliminarSalud y saludos.
Querida Isabel, a pesar de lo dicho, de tanta molestia que pueda causar el paisaje urbano, te diré que yo también llevo esta ciudad en mi corazón, aquí nací y aquí es donde me gusta vivir. La diversidad es enriquecedora y estoy convencido que todo va cambiando según los tiempos. Creo que lo más importante es sabernos adaptar a los cambios.
EliminarAbrazos