Lluvia, vapor y velocidad - J.M.V. Turner
Henry Purcell, el gran músico barroco inglés, parece que se lo hubiera comido todo, con él, Inglaterra quedó huérfana de música. El clasicismo y el romanticismo musicales son insignificantes en la isla británica. Desde las Highlands de Escocia hasta la desembocadura del Támesis se extiende un país sin música. No fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX, cuando iba feneciendo el romanticismo, que la música se fue recuperando un poco.
La carencia de música en la isla británica influyó en la literatura de aquellas tierras de clima desapacible.
Allí, en aquel páramo inglés sin música, algunos poetas quisieron ver la luz mediterránea. Para ver la luminosidad que no encontraban entre las brumas, decidieron viajar hasta el mar clásico. Poetas viajeros se embarcaron con rumbo a las tierras civilizadas del sur y hacia el tiempo antiguo en busca de claridad y, digámoslo también, para acrecentar su ansia de vanagloria. Eran unos snobs incorregibles.
Veamos tres de ellos: Byron, Shelley y Keats.
Lord Byron (1788 - 1824)
Este Lord inglés que tenía una visión de color de rosa de la Grecia antigua era un snob y un exhibicionista.
Sabía que la cultura griega era uno de los fundamentos de la civilización de Occidente. Sus reflexiones íntimas sobre el arte griego eran contradictorias, mientras creía emocionarse con la antigüedad clásica, juzgaba a los griegos de salvajismo y primitivismo. Tenía una opinión exagerada de la Grecia antigua. Yo creo que lo que le interesaba era edificar algún tópico para lucirlo en los clubs londinenses.
Era un vanidoso que solo se interesaba por la Grecia antigua con el único fin de hacerse el chulo delante de sus amigos.
Actualmente, la literatura romántica de Byron resulta ilegible y entonces también, sólo gustaba a los protestantes que querían ver en él al poeta revolucionario, romántico, atractivo y temperamental.
Cuando Byron fue a Grecia, aquello era un territorio otomano, sucio, lleno de chinches y de turcos y no había donde hospedarse. Él miraba las costas griegas con prismáticos desde la cubierta de su barco. Creo que nunca llegó a poner los pies sobre la tierra de la Hélade
Percy Bysshe Shelley (1792 – 1822)
Percy Bysshe Shelley tenía la frente despejada, la boquita de piñón y hablaba muy bajito, su esposa, la escritora Mary Shelley se interesaba por las historias de vampiros y por los experimentos del doctor Erasmus Darwin, que investigaba sobre la posibilidad de devolverle la vida a un cadáver o a distintas partes del cuerpo. Aquella escritora romántica leía historias de fantasmas en compañía de Byron y de sus amigos y, delante de una chimenea medio apagada, concibió la idea de un personaje estrambótico –Frankenstein-
No sé si estas historias de miedo y oscuridades llevaron a Percy Bysshe Shelley a buscar la luz mediterránea, el caso es que el poeta romántico se embarcó rumbo al sur.
Percy Bysshe Shelley quería ir a Grecia y conocer la estatuaria clásica, pero no sabía muy bien el camino, navegaba por el Mediterráneo buscando la historia y naufragó delante de Viareggio. No sabía navegar, no sabía de donde venía el viento. Lord Byron lo dijo en italiano: questo ragazzo non sapeva da dove veniva il vento.
Shelley fue un gran poeta que no sabía de donde venía el viento, naufragó y murió.
John Keats (1795 – 1821)
Keats se emocionaba ante la belleza dura, fría e inmortal de una urna griega y escribía una oda apasionada. Era un poeta imaginativo que a menudo se veía invadido por una melancolía romántica, sorda, carente de música.
Hoy diríamos que Keats sufría bullying y caía en una depresión. Probablemente los chicos y chicas que actualmente osaran leer los versos de aquel poeta inglés, hoy también sufrirían bullying, se sentirían acosados por los adictos al reggeton y al trap de Lil Uzi Vert, Lil Pump, Lex Luger y 808 Mafia.
El poeta murió en la Piazza di Spagna, en Roma, viendo aquella escalinata que sube al Pincio y que tantas veces él había subido y que cuando llegaba arriba suspiraba.
Keats hubiese querido morir en las aguas del Egeo, pero murió junto a unas escaleras.
Gracias de verdad. Has hecho unos jugoso comentarios que me han ayudado a comprender un poco más la literatura inglesa, de la que no soy muy ducho. Creo que me quedé con "Tres hombres en un bote sin contar el perro", de Jerome K. Jerome.
ResponderEliminarUn abrazo
Miquel, aquellos clubs ingleses se caracterizaban por su clasismo, yo me imagino que desprendían un olor rancio a abrigos y allí todos se hacían el snob.
EliminarNo conozco el libro de Jerome.
Salut
Resulta que los románticos ingleses, algún lord incluido, se vinieron a Córdoba a descubrir el mundo árabe, la mezquita. Otros a las Alpujarra, a ver el idílico paisaje. Se dieron cuenta, que el mundo no es tan romántico como pensaban, que había miseria, poca o ninguna cultura. Se volvieron rápidos a sus castillos de la verde campiña inglesa.
ResponderEliminarSaludos
Amigo Car res, consideraban España como un territorio exótico, venían transportando consigo un complejo de superioridad, vieron el percal sin enterarse demasiado y volvieron a sus clubs oscuros.
EliminarSalud
Suele ser buena práctica separar obra de vida. De los poetas en general y de los románticos más.
ResponderEliminarAmigo Julio, siempre procuro desvincular la obra del autor, no quiero llevarme ningún desengaño.
EliminarSaludos
Interesante e ilustrativa clase de historia inglesa. Gracias por la información compartida.
ResponderEliminarSaludos cordialess
Amigo Luis Antonio, ya sabes que nunca pretendo dar clases, reflexiono y a veces opino.
EliminarAquellos románticos ingleses vivieron en un territorio brumoso, donde el clima y la falta de música favorece una especie de sentimiento clasista, que acaba humedeciendo, y muchas veces encharca, las mentes.
Saludos.
¿Qué se puede esperar de una isla llena de niebla y sin música durante 200 años? Normal que luego aparecieran esos greñudos de los Beatles ; ) Qué duro eres, por más que tu tono irónico lo suavice todo jaja pero te voy a dar la razón… Lord Byron, extravagante, depravado, excéntrico y sí, snob muy snob, escapó de la puritana sociedad inglesa -era demasiado para ella- y se vino al Mediterráneo a vivir aventuras, para finalmente implicarse en la revolución griega contra los turcos. La fatalidad hizo que pillara una fiebres que frustraron su idea, de ser un valeroso libertador, pero como murió muy joven, esto le elevó al altar de los mártir por la libertad , ya sabes que estas cosas les encantaban a los románticos. Mary Shelley que era su amiga efectivamente perdió a su marido al hundirse en un barco, creo que antes de que falleciera Lord Byron, que por cierto era Lord porque falleció un tío suyo sin descendencia de quien heredó el titulo, porque su infancia fue desastrosa, su padre los abandonó en la pobreza a él y a su madre y él, debido a una malformación en un pie sufrió todo tipo de burlas. A lo mejor toda esa supuesta egolatría suya viene de ahí ; ) Conste que en contra del clasismo que le adjudicáis, acudió al Parlamento para defender los intereses de los más desfavorecidos. En un discurso resonante, denunció la aplicación de la pena de muerte contra las personas que destruían telares por miedo a perder su trabajo. Afirmó que los obreros merecían compasión y pan para sus hijos, y preguntó a los asistentes si una vida humana valía menos que un telar. Ahí te dejo eso ; ) A Keats, no tengo el gusto de conocerlo, pero veo por lo que cuentas que tampoco es que tuviera mucha suerte, el pobre… Pero es que a ver ¿conoces algún romántico que muriera de viejo? Todos murieron jóvenes, arruinados, tuberculosos o suicidándose ; )
ResponderEliminarMuchos besos y buenas noches FRANCESC
Querida María, se puede esperar muy poca cosa, la ausencia de música produce monstruos.
EliminarLuego vinieron Delius, Vaughan, Elgar y un poco de Holst que intentaron arreglar las cosas, pero el desaguisado de la literatura romántica ya había quedado allí, en aquellas tierras brumosas, y luego exportaron aquel sentimentalismo clasista que olía bastante mal, por todo un imperio.
Los snobs sólo pensaban en pasear su pedantería por los clubs ingleses, viajaban al sur, donde vivían gentes que, según ellos, eran medio asilvestradas, y ellos tan guapitos contemplaban los mármoles caídos intentando buscar anécdotas para contar y hacerse el “interesante”
El romanticismo causó muchos males, y sigue.
Abrazos.
Estos percusores del turista despistado que esta un lugar y no se entera de nada para luego dar "lecciones magistrales" del lugar a otros que tampoco saben nada y entre todos desorientarse completamente. Yo tengo dos cosas muy claras, para conocer otro sitio debes viajar solo, esa es mi experiencia y por ella me rijo y todo ello siendo consciente de que una persona que haya estado en Barcelona y Burgos, por ejemplo, no puede hablar como si conociese España, ni siquiera como si conociese Barcelona y Burgos, pues solo conoce lo que ha visto.
ResponderEliminarY otra cosa que he sacado de algunas lecturas es que Grecia es el origen de casi todo y es una cosa que me asombra y lo digo totalmente en serio. Imaginarme a Pitágoras haciendo el Teorema sin los actuales números me parece fascinante, entre otras muchas cosas. Eratóstenes de Cirene midiendo el radio y la circunferencia de la Tierra sin los actuales números y sin el cero (creo) siempre me asombra.
Luego veo a algunos que ahora llaman científicos y artistas y .... bueno, mejor me callo.
Un saludo.
Amigo Daniel, casi nunca se llega a conocer un territorio que no sea el propio, y aún así, resulta complicado. El turismo es un pasatiempo que sirve para sacar fotos y contar las anécdotas del paseo a los amigos que quieran escucharte. Si vas a un país y pasas una temporada en él, puedes llegar a conocer alguna cosa, sobre todo si tratas con la gente del lugar y te documentas. He ido muchas veces, muchas, a Italia, conozco muchas ciudades tanto de Italia como de Grecia, he tratado con gente de allí y cada vez que voy, más consciente soy de que apenas conozco una pequeña parte de aquellas tierras. En los libros he podido encontrar mucha información y una mirada atenta del arte aún me ha dado un mayor y mejor conocimiento.
EliminarPor lo que sabemos, los griegos clásicos apenas escribían o leían, todo lo confiaban al pensamiento, a la memoria y a la reflexión íntima y personal. Calculaban mentalmente, deducían los teoremas geométricos sin dibujar, parece que el sabio, sentado en una piedra, mirando el mar, dedujo mentalmente, sin regla ni compás que las tres medianas de un triángulo se cortaban en un punto (el baricentro) que dista 1/3 de la base y 2/3 del vértice superior, y todo esto lo dedujo mirando el mar, sin lápiz ni papel. Esto es una maravilla. Igual que los individuos que se sabían de memoria y recitándolas transmitían la Odisea o la Ilíada.
Actualmente hay mucho engreído que sin rubor, se ríe de la cultura de los demás dando muestras de la incultura propia. Un amigo mío se refiere a estos engreídos y dice: “fantasmas de carne y hueso, mucho músculo y poco seso”
Saludos.
Un placer viajar entre la niebla con los poetas ingleses. Saludos.
ResponderEliminarA mí, sin embargo, me agrada más la claridad mediterránea. Cada vez que he estado por aquellas tierras crepusculares echo en falta unas anchoas con un poco de pan con aceite de oliva.
EliminarSaludos.
Era tanta su sed de luz mediterránea que sufrieron la consecuencia en sus propios huesos...
ResponderEliminarLa mucha luz cansa, la falta de luz, más. Qué difícil equilibrio.
Es difícil. Yo siempre he creído que el equilibrio se consigue echando un poquito de razón entre las luces y las sombras.
EliminarSaludos
Qué bueno,Francesc, románticos deprimidos, enfermizos y soñadores teóricos...Creo que el clima les deprimia, pero sobre todo su ociosidad, el no tener que ganarse la vida...
ResponderEliminarAcabo de leer un libro de mi admirado Philip Hoare, "El Alma del Mar" que aprovechando que habla de su pasión por el mar, enlaza en su recorrido a todos estos románticos ingleses de los que no hablas y más.
Me quedé loca con el funeral del poeta Shelly, que por cierto existe una pintura... Seguro que conoces la historia.
A mi me encanta Turner, eso sí.
Un abrazo
Sí, Tesa, aquellos románticos ingleses, tan ociosos, se pasaban horas y horas soñando en una claridad lejana.
EliminarNo conozco el libro que citas, procuraré hacerme con él.
El funeral de Shelley fue algo siniestro, creo que encontraron su cadáver en la playa de Viareggio y me parece que sus restos están repartidos en varias bibliotecas.
Con Turner me pasa como con la comida: un poco me apetece mucho, un mucho me parece demasiado.
Un fuerte abrazo.