Han sido un tiempo sin ordenador, sin teléfono y sin
televisión. He contemplado un paisaje desprovisto de toda amenidad. Una
geología sedimentaria de arcillas y lutitas, una botánica escasa de arbustos
donde he visto como unas cabras salvajes mordisqueaban los brotes tiernos y
unos zorros corrían de un lado para otro.
Unos libros antiguos, -Chateubriand, Diderot, Leopardi,
Le Rochefoucauld me han acompañado por un paisaje monótono de aire purísimo.
Ahora, en la ciudad, encuentro otras monotonías que me son familiares y un paisaje urbano cuya diversidad es una forma decorativa de la monotonía que pasa.
Es decir, perdido en el tiempo y en el espacio. Y en tus propios pensamientos. Que haya cundido. Feliz regreso a la "civilización".
ResponderEliminarNo sé, amigo Fackel, si ha cundido. Aunque el trasiego sea extremadamente movido, el paisaje es lento, todo son ilusiones del espíritu y del "tempo" íntimo.
EliminarSalud.
Un abrazote, me alegro de leerte.
ResponderEliminarSalut
Amic Miquel, alegría de volver por aquí.
EliminarUn abrazo.
Bienvenido. Al fin y al cabo, el paisaje es el mayor de los convencionalismos. A mi lo que más me gusta de la ciudad es que todo es a lo grande, lo feo y lo bello.
ResponderEliminarEncantado de leerte y enviarte un abrazo.
Sí, Pitt, el paisaje es un convencionalismo tan extenso como la superficie de la tierra. A juzgar por la cantidad de gente que vive en las ciudades, tenemos que admitir que éstas son lo que más gusta al personal.
EliminarNo me gusta nada un paisaje sin la presencia humana y en las ciudades es donde más presencia hay.
Un abrazo
Exilio buscado en el silencio y buscando la dimensión insondable de la inmensidad.
ResponderEliminarTonificante.
Bienvenido.
Saludos.
Amigo Rodericus, me tonifica el cambio de aires, en cuanto a la dimensión insondable de la inmensidad te diré que me supera, lo remedio, sin embargo, con alguna canción de Batiatto, je, je.
EliminarAbrazos
La ciudad es un artefacto muy humano. Una forma más de resistirse ante la feroz necesidad de lo natural. Como las lecturas de tu viaje.
ResponderEliminarAmigo Julio, yo soy de ciudad, la naturaleza agreste me incomoda. En la ciudad, este artefacto tan humano, encuentro las molestias adecuadas a las que ya estoy acostumbrado.
EliminarSaludos
Hooola! Qué alegría tenerte de vuelta con nosotros, mi querido FRANCESC, con permiso de las cabras y el zorro ; )
ResponderEliminarTal y como describes el paisaje en el que has estado parece tan árido y tan duro que no sé yo si me acostumbraría, estoy tan hecha al verde que la aridez que te ha rodeado se me haría difícil. Te imagino como a uno de esos ascetas o anacoretas que se retiraban al desierto a meditar jaja desde luego ibas repleto de literatura de la dura, de esa que solo en medio del silencio absoluto se digiere a gusto , por eso aun choca más verte feliz de reencontrarte con la gran urbe, a mi, ni tanta soledad, ni tantísima compañía.. en fin, que un placer tenerte aquí de nuevo.
Muchos besos, buenas noches y bienvuelto a tu casa ; )
María, a mi lo que me gusta es la ciudad, estar entre los edificios, los semáforos, la diversidad de los transeúntes, todo esto me satisface más que las cabras, los mosquitos, las tierras secas, los zorros y los arbustos que pinchan.
EliminarCon el trajín ciudadano también puedo leer con facilidad estos libros "duros", no me molesta el ruido.
Celebro mucho volver con los amigos del blog.
Muchas gracias.
Verde de semáforo ,pero no puedes girar a la izquierda(prohibido),vuelves a la civilización, para darnos compañía.
ResponderEliminarSaludos.
Amigo Car res, me alegra volver a la civilización, si no puedo girar en un sentido, giro en otro, en todas partes encuentro a alguien que admiro. En el campo puedo girar a cualquier lado, como las cabras o los zorros, pero por todas partes encuentro un paisaje desgastado y monótono.
EliminarEs un placer volver ha comunicarme con todos vosotros.
Salud.
Bienvenido de regreso, ¡Qué bien descanso! Se te extrañó. Leí las obras completas de Chateaubriand, no sólo sus memorias. Casi nadie lo lee hoy. También leí las Cartas que escribió su mujer Celeste. De los otros no puedo decir lo mismo :-( . Un abrazo
ResponderEliminarQuerida Myriam, con el regreso vuelvo al contacto con mis amigos del blog, esto es una satisfacción. Me complacen tus comentarios y tu blog.
EliminarLas obras de Chateaubriand las tengo en tres volúmenes, había leído los dos primero y ahora, en este tiempo de retiro, he leído el tercero. En cuanto a Leopardi y Diderot te diré que me gustan mucho; Leopardi me acompaña muchas veces en mis momentos de retiro, leo otra vez sus Cantos y de Diderot, ahora, me ha gustado "Carta sobre los ciegos para uso de quienes ven"
Un fuerte abrazo.