Con la posguerra, el arte en España se hizo ecléctico, adocenado y grandilocuente en el peor sentido de la palabra. Sólo unos corazones entusiastas pudieron, con su agitación y buena voluntad, recuperar la modernidad que había quedado interrumpida con la guerra.
En la oscuridad de la dictadura los artistas tuvieron que recuperar los postulados de la vanguardia europea.
En medio de un páramo yermo y requemado por las discordias, los arquitectos del grupo R recuperaron el racionalismo del GATPAC que se había truncado.
Dibujo abstracto de Fermín Aguayo en el catálogo del grupo Pórtico (Santander, 1949)
Dau al Set vivificó la herencia del surrealismo. Desde su exilio interior, la luz intensa de Miró iluminó los caminos del arte. El Grupo Pórtico de Zaragoza, los postistas, la escuela de Altamira y el Grupo el Paso de Madrid, nos dijeron con amargura cuál era el tono artístico de este país roto.
Juntos encendieron una lucecita de esperanza y con ella pudimos llegar al Mayo del 68, donde se rompieron las ideologías y se propuso una ruptura del lenguaje artístico. Este panorama voluntarioso de recuperación pudimos verlo en los Encuentros de Pamplona 72 (1972).
Con gran perseverancia, aquellos artistas entusiastas y modernos pretendieron cambiar la historia.
Después, con la postmodernidad, con el arte pop, con la representación del consumo y las candilejas del espectáculo, pudimos llegar a una transición hacia la ausencia.
Con la extinción de la vanguardia europea y de la posvanguardia occidental, el arte recorrió desde el happening a las cocinas de diseño, desde la performance a los conciertos de reggaetón y desde la reflexión estilística al acomodo. Era el acomodo artístico del “primer mundo”.
La tarjeta de crédito contribuyó con eficacia a la extinción, el chip electrónico insertado en la tarjeta de plástico permitió el acceso a ciertas aventuras espirituales que luego se liquidan a plazos.
Aktion, 22.10.2009 anlässlich der Gründung der
Nitsch Foundation
© Nitsch Foundation, CC BY-SA 3.0
Con la euforia conseguida después de tanta “revolución” y con la enorme responsabilidad de soportar tanto confort, algunos entraron en la cocina y se dieron a la teología de la alimentación. ¡Ah, revolucionarios!, se regocijaban con la esferificación de la mortadela o los huevos glaseados con boniato, mientras los parias de la tierra debían conformarse con unas alitas de pollo refritas en aceite manipulado o un Big Mac versión 3.2.
Big Mac (versión comercial como todas)
Yo, amigos míos, me quedo con los postulados de la vanguardia europea y con el bacalao al pil-pil. Digo, sin embargo, que haré todo lo posible para adaptarme al vacío artístico, pero de lo que sí que estoy seguro, es que nunca, en el jamás de los jamases, me comeré un Big Mac en ninguna de sus versiones.
Curioso lo que me pasa, cuando veo la publicidad de los burguers,en televisión.El bocata resulta enorme,en manos del jovencito que apenas puede cogerlo con las dos (para que no se escape),luego resulta la realidad,cuando pides en el establecimiento, que con una te sobra y basta.Las cosas de la vida....
ResponderEliminarAmigo Car res, una vez entré en un establecimiento de esos de las hamburguesas, había un ruido tremendo, todo olía muy mal, había manchas en las mesas y mucha suciedad y la gente era maleducada. No comí nada y me marché. Lo que más me gustó fue la puerta por donde salí a la calle.
EliminarSalud.
Muy bueno, de verdad.
ResponderEliminarMe ha gustado como has recreado los movimientos hasta la decadencia de la esferificación molecular, que más parece una palabra daliniana que no un plato de restaurante.
Tampoco te acompañaré ni a un Bic mac, ni a un Kentuchy pollastre, ni a una cola en sus múltiples y diferentes texturas y grados de azúcar.
Ole por el Miró. Y bello el Aguayo.
Y ambientazo en aquel 72, por lo que observo.
Salut y un abrazo
Miquel, celebro que te haya gustado, es un simple recorrido.
EliminarA estos establecimientos de comida basura no se puede entrar, si lo hacemos corremos graves riesgos.
Los Encuentros de Pamplona 72 fue un entusiasmo, allí se concentró una gran cantidad de artistas internacionales, se presentaron propuestas artísticas muy avanzadas y se estrenaron algunas obras musicales de mucha calidad.
Salud
Jajaja Pues ya somos dos! Y conste, que no soy nada sibarita con la comida, pero no puedo con el plástico entre panes, por muy preciosa que hagan a fotografía ; ) Da un poco de pena ver la trayectoria que ha tomado todo, en el arte y en general. Así que en Pamplona tuvimos nuestra mini primavera del 68 parisina, no tenía ni idea!. Qué maravilla participar in persom de algo así! A pesar de los pesares, siempre quedarán “ románticos” ( jeje) que sigan luchando contracorriente por sacar la cabeza de la oscuridad y como dices tú, el adocenamiento ; )
ResponderEliminarGracias por ilustrarnos en tanto como desconocemos!
Un abrazo fortísimo, mi querido Francisco!
Ay Maria, en estos establecimientos preparan argamasas de carne mala y materias fecales, cuando pasas por delante de una de estas hamburgueserías todo huele fatal hasta las fachadas y los rótulos. Peligro, peligro, no entrar.
EliminarEl arte siempre fiel al signo de los tiempos, ahora nos está señalando un camino que va por malos derroteros.
Los Encuentros de Pamplona 72 fue una explosión de modernidad y de entusiasmo, yo era joven y aquel entusiasmo me contagiaba, participé en algunas actividades. Un buen recuerdo.
Un abrazo muy fuerte.
No caeré en generalizaciones, pero opino que algunos artes decaen, porque al igual que ocurre con las hamburguesas, tienen un público muy concreto; demasiado concreto y poco hambriento. Comen más por la moda que por el hambre.
ResponderEliminarSí, Nexeus, abundan los desganados y los que comen porque no saben qué hacer con la boca. Comen por la moda o por el aburrimiento, el caso es que por las calles cada vez vemos más obesos y que la comida basura es la causa de muchos casos de obesidad. No sé si hay que comparar este fenómeno de la obesidad mórbida con el arte actual.
EliminarSalud
Los tiempos cambian. Las tendencias artísticas, ya no se sabe si poseen paladar o no. Yo me quedo , con las gambas al ajillo, que a la mayoría de los comensales les deja un buen sabor de boca. Un abrazo muy fuerte. Buena reflexión.
ResponderEliminarAmiga Berta, los tiempos cambian y el arte así lo expresa o debería expresarlo. Ahora parece que lo que cuenta es el espectáculo mediático tanto en el arte como en la cocina. Lo vemos en las combinaciones gastronómicas estrambóticas y en el arte de las performances.
EliminarUn fuerte abrazo
Aplaudo tu declaración de principios, me refiero al bacalao al pipil. Por lo demás, de aquella vanguardia pocos se acuerdan, así que gracias por traerla y sembrar la envidia de unos tiempos donde, aún con dictadura y censura, había más ilusión y ganas de romper el statu quo que ahora, con la apariencia de libertad y tolerancia. En fin, somos unos nostálgicos irredentos.
ResponderEliminarUn magnífico escritor barcelonés, buen comedor, decía que el bacalao al pilpil es una razón para vivir, comparto las palabras de Manolo Vázquez Montalbán.
EliminarPor lo que estoy viendo, en el panorama artístico actual, se detecta una tremenda amnesia y bastante pereza. Parece que la creación artística está desilusionada.
Saludos.
Me gusta eso que llamas vanguardia europea, es un cambio de aires, un poco de oxígeno que alegra la vista al personal. Con Franco el problema era que la gente comiese y tuviese techo, una vez solventadas estas nimiedades provocadas por tres años de barbarie, el arte tímidamente vuelve a aparecer.
ResponderEliminarEso que algunos llaman arte moderno a mi me parece una tomadura de pelo, es el oxigeno en exceso que mata al individuo. Será que no soy entendido, pero hay muchas cosas que me chirrían, como cuando me quieren dar esas explicaciones confusas, retorcidas y profundamente aburridas de tal engendro que llaman "obra de arte conceptual" y casi insinúan que soy tonto por no comprender tan "magna obra".
Me llena de orgullo y satisfacción haber ganado a "macdonal" batallas con mis hijos. Ultimamente parecia que iba cogiendo posiciones, pero ya empieza a retroceder de nuevo. Esto lo contaré en alguna entrada algun dia. Me comí mi primera hamburguesa en un "macdonal" con 19 años en Madrid, por aquello de la novedad, fue la primera y la ultima, les tengo especial inquina. Bendito jamón sin artificios.
Un saludo.
Amigo Daniel, utilizo la expresión “vanguardia europea” porque habitualmente, la crítica artística así a denominado al conjunto de los lenguajes artísticos que se dieron en Europa desde las primeras décadas del siglo XX hasta la eclosión del arte pop pasados los años 60 de este siglo XX de dolor y de totalitarismos.
EliminarEl arte puede ser mejor o peor, más de nuestro agrado o todo lo contrario; pero debemos admitir que el arte de gran calidad, el que es la expresión del signo de los tiempos, el que es comunicación formal de una idea, no es una tomadura de pelo. Es algo tan importante como la necesidad de formar a todo un pueblo y la necesidad de alimentar su mente. Naturalmente que hay obras que chirrían y hay críticos de arte que todavía chirrían más. En cuanto al arte conceptual, opino que es un peligro, en esto me remito a Hegel que vaticinaba la muerte del arte cuando el argumento se sobrepone a la forma.
Repito contigo: bendito el jamón sin artificios.
Saludos.
Yo encuentro al Big Mac de estructura neoclásica tardía. No me va. Donde esté la abstracción de unas sopas de ajo o de una menestra -no obstante lo manierista que esta resulta a veces, si es que algo abstracto puede ser también manierista- no morirán mis modestos criterios estéticos (y del gusto de mis papilas)
ResponderEliminarAmigo Fackel, el Big Mac tiene una desproporción que recuerda algunas arquitecturas neoclásicas, pero a mi entender no son tardías pues su base debería ser algo más alta, más alta que la coronación.
EliminarNo Fackel, lo manierista no será nunca nada abstracto, siempre hay en el manierismo un ombligo donde situar el centro del mundo. La sopa de ajo la veo más propia del quattrocento.
Salud.
Como de costumbre, tus entradas son auténticas clases magistrales. Gracias, una vez más, maestro.
ResponderEliminarRespecto al arte clásico o contemporáneo solo se me ocurre una idea, peregrina tal vez, para mí son artísticas todas las obras que me gustan digan lo que digan los especialistas en esta materia...
Un abrazo, amigo
Sí, amigo mío, en definitiva nos gusta lo que nos gusta, ya sea clásico, romántico o contemporáneo. Nosotros seguimos en la misma rueda del tiempo, cambiando con el arte y con la realidad que lo inspira.
EliminarAbrazos
«Yo, amigos míos, me quedo con los postulados de la vanguardia europea y con el bacalao al pil-pil. Digo, sin embargo, que haré todo lo posible para adaptarme al vacío artístico, pero de lo que sí que estoy seguro, es que nunca, en el jamás de los jamases, me comeré un Big Mac en ninguna de sus versiones».
ResponderEliminarYo también me quedo con la una (la vanguardia) y lo otro (el bacalao al pil-pil), aunque tengo dificultades con este último para que me que bien trabado. Yo pongo a Dios por testigo de que no me zamparé ninguna versión del Big Mac o similar. "Nunca es nunca" en este caso.
Pero lo bordas también cuando hablas de la penuria del franquismo y de que, afortunadamente, salieron movimientos como Dau al Set, El Paso, los artistas de Cuenca, etc. También muchos compañeros que nos precedieron y que hicieron arquitectura muy buena, no viene al caso citarlos porque todos nosotros los tenemos in mente, incluso aquellos que diseñaron algunos de los pueblos de colonización del franquismo. Pero llegó la Transición, y en ella "transicionó" todo, no siempre para bien. Y en esas estamos, con las casas de los futbolistas, las cocinas de diseño, los happenings, el reguetón y la esferificación de la tortilla de patata. Lo dicho, me quedo con lo que decías: los postulados de la vanguardia europea y el bacalao al pil-pil...
Amigo GranUribe, la recuperación de la modernidad que se había perdido en la Guerra Civil fue una tarea tan entusiasta como trascendente. Grupos de arquitectos y de artistas pusieron inteligencia y esfuerzo, aquello, afortunadamente dio sus frutos.
EliminarEl arte nos provee de sensibilidad para que podamos distinguir entre calidad e inmundicia, distinguir entre el bacalao al pilpil y las argamasas de carne mezclada con materias fecales.
Saludos.