sábado, 12 de diciembre de 2020

Placer intelectual

Afrodita Braschi, versión de la obra Afrodita de Cnido de Praxíteles

El análisis racional, la reflexión deductiva, el cálculo, la observación empírica de la realidad; ver cómo se cumple un teorema, definir una estructura espacial o la resolución de un problema matemático que se presentaba difícil, producen una satisfacción intelectual que deja una huella marcada en nuestra memoria. Es una huella muy placentera.

 

Opino que este placer intelectual es el más humano de los placeres, pues en él se implican las más altas facultades del animal racional que es el homo sapiens. Discernimiento, abstracción, intuición, perspicacia…

 

Son de esta categoría, y producen placer intelectual, las construcciones derivadas de la deducción y del cálculo. También el arte que ha surgido de la reflexión estética y de la expresión intelectual exenta de la anécdota sensiblera o de las neuras personales del artista.

 

El arte del intelecto -el producido de acuerdo con la proporción y aquel que surge de una reflexión sobre la realidad, sea una expresión abstracta o concreta- ha dado unas obras magníficas cuya contemplación configura un corpus clásico que se instala en nuestra mente y nos hace más humanos. Ahí están, entre otros, la estatuaria griega, los versos de Dante, la música de Bach o de Mozart, la escultura de Miguel Ángel.

 

Sin estas obras, que han configurado nuestra manera de ser, seríamos más asilvestrados de lo que somos, que ya es decir.

14 comentarios:

  1. Que decir, si creo está todo dicho.
    Un abrazo.
    Salut

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  2. Para mí, el más humano de los placeres es el amor entre personas.

    Saludos cordiales

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    1. Amigo Luis Antonio, el amor puede jugar malas pasadas. Veo que hay más poesía de desamor que de amor.
      En mi libro Doble Tall, escribía este poema:


      En medio de hogueras de claveles y lirios
      viene el amor, astuto, con pepitas de oro,
      y lleva en las manos canciones y caricias
      para cambiarlas por migrañas nocturnas.

      La biología corta el bacalao
      y el amor sigue siempre a su remolque,
      y aunque un suspiro me estremezca el corazón
      llega un vuelo y se lleva los pétalos del alma

      no podré dejar de comer pan y cebolla
      aunque un beso, verídico o falso
      me permuta gozo por retortijones.

      El dolor del cuerpo está dibujado
      con tinta indeleble entre los cromosomas
      y los males del amor en libros románticos.

      Aquel libro era un alegato contra el amor romántico.
      Salud

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  3. Curiosamente, ese placer intelectual -o el placer puramente estético- nos aleja de las emociones manipuladoras que algunos tipos de arte extienden sobre nosotros.

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    1. Amigo Pedro, las emociones son un lastre que muchas veces acarreamos con gusto.
      El recuerdo del placer intelectual no pesa nada, ni ocupa espacio.
      Salud

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  4. Y son nuestro consuelo, no se les puede pedir más.
    Abrazos

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  5. La obra bien hecha produce un placer inmenso. Cuando uno está satisfecho con lo que ha creado, independientemente de la aceptación o del aplauso de los demás, experimenta un cúmulo de sensaciones placenteras que van más allá de lo meramente físico. En ese momento es cuando el artista, el músico, el poeta, el narrador piensa que está en el mundo para algo más que para cumplir funciones biológicas y que su mente sirve para crear cosas.
    Un saludo.

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    1. Amigo Cayetano, el placer lo experimentamos al margen del aplauso.
      El oropel ya es otra cuestión, la búsqueda del halago no tiene nada que ver con el placer que experimentamos al ver cómo se cumple un teorema o cuando resolvemos un problema ya sea de expresión o de cálculo.
      Abrazos

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  6. Envidio (sin rencor hacia mí mismo, eh) ese placer por las matemáticas y las geometrías. Pero al menos me consuelo con el arte autodidacta de contemplar y observar -diletante aprendiz- las obras que han sido merced a las técnicas y metodologías mentales citadas. ¿Es una elección estética en la que uno se refugia o un modo de agradecer que belleza y pensamiento racional van de la mano, debiendo aquella mucho a este, para nuestro disfrute?

    Disfrutemos de las afroditas salidas de los talleres clásicos como si de seres vivos se tratase. ¿O no lo son de alguna manera?

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    1. Amigo Fackel, la armonía y las proporciones que vemos en el arte y que nos subyugan tienen unas leyes precisas que han sido estudiadas (Pacioli, Monge, Weil, Matyla Gyka, etc.). Son leyes que muchas veces los artistas las aplican sin ser demasiado conscientes de ello. En el análisis de las proporciones que apreciamos en las bellas obras de arte (Partenón, Praxíteles, Miguel Ángel, Zurbarán, Bach, etc.) se comprueba que se cumplen unas relaciones matemáticas que se encuentran también en la naturaleza y que el ser humano tiene interiorizadas. También el cuerpo humano bien formado cumple estas leyes de proporción, así que no es extraño que aquello que vemos en el arte bien proporcionado, armónico y bien compuesto nos guste. En definitiva, en esto se fundamenta el concepto de belleza clásica.
      Ya sabes que los clásicos dicen que la belleza está en el objeto y los románticos dicen que la belleza reside en la mirada del espectador. Los primeros son objetivos y los segundos son subjetivos.
      Abrazos

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  7. Esta mañana, después de muchos proyectos para hacer un alcorque en un abeto que tengo muy grande en el jardín. Me he decantado por un octógono regular de 1,2-1.4 metros de lado, porque he entendido que esa figura casi redonda iba a quedar en armonía con el resto del jardín e iba a añadir el peso suficiente a la base del árbol para sujetarlo. Para mi la armonía es importante y los números también. Intento, en la medida de mis capacidades y salvando las enormes distancias con lo que aquí nos muestras, hacer cosas que sean agradables a la vista y que sean duraderas. En este caso, intentaré llegar a la proporción cordobesa, que como soy de Burgos, la veo muy apropiada ;D.

    Un saludo.

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    1. Amigo Daniel, el octógono es una buena elección, es un polígono muy utilizado en la arquitectura del califato. En aquellos jardines habían diseñado parterres octogonales muy bonitos.
      Para ganar en estabilidad es conveniente unir los vértices del polígono mediante segmentos de forma que el conjunto quede bien arriostrado y evitar así la deformación angular, de todas maneras, por tratarse de un polígono de esas medidas que mencionas tampoco habrá que temer una posible deformación. Si el abeto es muy alto convendría acartelar la unión de la base con el alcorque.
      Saludos

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