La ignorancia
histórica es un espacio de autodefensa, en él se refugia el
instinto de conservación.
La ignorancia se
alía con el gen oportunista y juntos emprenden el camino que nos guía por el Laberinto del Caos.
Quizás este
laberinto es el único territorio vital, posiblemente el único donde quedamos a
resguardo de la agresión de los recuerdos. El hilo que nos guía puede ser ancho
además de largo. Por su anchura discurre lo mejor y lo peor del ser humano, que hace lo que puede para adaptarse
al cambio histórico. La longitud se va alargando, tanto que no alcanzamos
a ver su extremo.
Es ignorancia y
deseo: no sabemos dónde está la meta. El deseo nos impulsa a alcanzarla.
Probablemente nos encontramos corriendo detrás de una zanahoria pegada a
nuestras narices que va avanzando como nosotros, a la misma velocidad.
Probablemente, Francesc. reconocer que uno siempre es ignorante de algo, ese algo es la materia que no ha tocado, pero como el niño, nos gusta tocar los instrumentos aunque no sepamos dar un sólo acorde con cierta armonía. Si a esto le añadimos un poder otorgado por las urnas, un sueldo Nescafé, una Visa oro y un chofer para llevarte con el Audi oficial, ya hemos completado la partitura, y aunque la pongamos a la inversa, nos creeremos que somos Ataulfo Argenta y su batuta.
ResponderEliminarUn abrazo
Miquel, el reconocimiento es la premisa, luego viene todo lo demás: esfuerzo, aplicación, sentido común, interés y sobre todo, una gran dosis de humildad. Seguramente carecen de ella todos estos que tú citas de la Visa oro y chofer.
EliminarAbrazos
Si la zanahoria avanza,nuestros ojos la miran fascinados, con la crédula fe de que nos dirigimos a un refugio. En realidad, la zanahoria no se mueve. Es la tragedia de la humanidad, por suerte ignoramos que ambos permanecemos estáticos de principio a fin.
ResponderEliminarAbrazos
Amiga Marga, cuando nosotros nos movemos siguiendo a la zanahoria, las distancias permanecen y, a pesar del movimiento, la realidad es estática. Sin el cambio de las distancias relativas, todo permanece estático. Ignoramos el movimiento global.
EliminarAbrazos
Pues yo nunca he visto la ignorancia como autodefensa. Es un parapeto tan ridículo como el de los avestruces de los que dicen -tal vez es mentira- que meten la cabeza en un hoy cuando llega el cazador. No querer saber lo que pasa tranquiliza a corto plazo. Se trata de vivir sin querer enterarse, producto de la impotencia en parte y de no querer informarse ni interesarse en posibles soluciones de los problemas. De ahí que muchos se adscriban o voten a partidos del orden que saben entrar en sus cabecitas sin cabeza ofreciendo interpretaciones simplonas del mundo y de los acontecimientos, reductoras y de lenguajes escasamente desarrollados (las consignas y los dogmas son las formas que adquiere el contralenguaje) Nos hemos acostumbrado demasiado al confort de no pensar o de pensar de un día para otro, dando cheques en blanco a quienes "piensan" y deciden por nosotros. ¿La primogenitura a cambio del plato de lentejas?
ResponderEliminarPor supuesto, amigo mío, no debemos defender la ignorancia, pero es evidente que el desconocimiento constituye una forma de evasión que evita algunos sufrimientos, aunque sea momentáneos. A corto plazo, como tú dices. Es el remedio paliativo, el analgésico que cura el dolor aunque la enfermedad permanece.
EliminarOtra cosa es el pensamiento crítico.
Salud
Ignorancia y maldad a veces se reúnen y forman un combinado explosivo.
ResponderEliminarSaludos, Francesc.
Amigo Cayetano, producen una explosión de maldad con efectos terribles.
EliminarSaludos
La ignorancia está dentro de cada uno y si sale a flote y la aceptamos en nosotros mismos, hemos hecho una pequeña parte del camino. Quizá de ese modo podamos entender y matizar algo más de los ancestros, ¿los nuestros los de cada uno?
ResponderEliminarSalud, Francesc.
Anna Babra
Sí, Anna, la ignorancia es personal y debería ser instransferible, al contrario de todo conocimiento que siendo personal debe ser siempre transferible.
EliminarConocer los ancestros puede traernos muchas sorpresas, aún así, debemos ahondar, las sorpresas pueden ser muy agradables.
Salud
A mí también me falta fe en el progreso.
ResponderEliminarAmiga Viky, ¡cuánto me gusta esto que has dicho!
EliminarCreo que los descreídos somos más de tres.
Saludos
La ignorancia se diferencia del adanismo en que este no es inocente.
ResponderEliminarSí, Pedro, pero lo que importa es preservar la piel y muchos se olvidan de la culpabilidad.
EliminarSalud