miércoles, 12 de noviembre de 2025

Interés

 
Quappi con suéter rosa (1932-34). Max Beckmann


Lo vemos en los documentales de la 2 sobre la fauna. Los machos siempre andan buscando brega, empeñados en marcar territorio, conseguir el mayor número de hembras y llegar a esparcir su simiente por todas partes.

Es la eterna lucha para conseguir el alimento y la perpetuación de la especie. Para ello utilizan cornamentas, garras y mandíbulas para agredir o muestran sus encantos de crestas encarnadas o pavoneándose luciendo plumas tornasoladas o de colorines.

El hombre es un animal más. También anda a la pendencia y al pavoneo. Utiliza la fuerza bruta ya sea con los músculos, ya sea blandiendo un kalashnikov o activando los misiles para marcar territorio (invasiones, anexiones, terrorismo, atropellos...).

Para conseguir la provisión del pan se vale de robos, aranceles, corrupción política y económica... y, para la perpetuación de la especie se dedica a esparcir su simiente por donde puede. Para ello pretende seducir con un aspecto de malote, morenazo tatuado de gimnasio, una especie de "fantasma de carne y hueso con mucho músculo y poco seso" o simplemente enseñando su cartera.

Ya no precisa únicamente de la fuerza bruta, gracias al refinamiento, ha conseguido que el dinero sea la principal herramienta de seducción. 

El dinero ayuda a mantener las pasiones humanas, es inseparable de ellas. La fuerza del dinero es superior a la fuerza de unos brazos musculados.

La bestia humana culturizada es un animal interesado, no vive si no es con interés y si alguno afirma ser un desinteresado, lo que demuestra es que anda despistado y no sabe muy bien cual es su interés principal.

Sin embargo, afirmo también, que solamente se pierde el interés cuando uno ve que las fauces del lobo ya las tiene muy cerca y empieza a ver el final; entonces su interés ya no es suyo, su único interés es ver cómo su descendencia tiene intereses propios.


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