viernes, 24 de octubre de 2025

Se aburren

 

'Bakken', 1939. Asger Jorn


Veo una gran cantidad de individuos moviéndose por las calles de aquí para allá. Parece que una fuerza secreta los empuja. Sus movimientos son muchas veces apresurados y otras veces se mueven haciendo gala de una tremenda torpeza espacial.

Estoy convencido que la fuerza que los mueve es el aburrimiento, quieren cambios constantes, están permanentemente ocupados en adquirir, en cambiar de lugar, hacer y deshacer, correr y menearse.

Cuando están en la ciudad quieren ir al campo, creen que allí donde están es un lugar malo y quieren ir a otro. Creen que la felicidad reside en cualquier otro lugar donde ellos no estén, se aburren y quieren marchar a toda velocidad, ir de viaje a lugares que apenas pueden situar en el mapa, quieren escapar del hastío que llevan colgado en la espalda y se cargan con las maletas y huyen.

Bror Julius Olsson (1930)


Creo que algún médico del Siglo de las Luces ya nos hablaba del aburrimiento como de una especie de enfermedad que produce indigestiones.

Hay aburridos saciados, hartos de comida y de todo los demás, que se preocupan para adquirir el derecho de no hacer nada, o sea comer más y aburrirse más.

Del aburrimiento, otros obtienen pingües beneficios, es la industria del movimiento desganado, que se basa en satisfacer al aburrido proporcionándole nuevas golosinas, gimnasios, aventuras, viajes programados, artilugios, cachivaches, autocarabanas...

¡Cuántos se ocupan en complacer al aburrido diversificando las formas de hastío!

Cuanto más opulenta es una sociedad, más sujetos asqueados pasean por sus bulevares. Por las calles y plazas transportan su aburrimiento los creadores de contenidos, los influencers, los aficionados al anime y al manga, los filósofos de salón, los poetastros, etc.

 
Duncan Oppenheim (1940)


No sé si el aburrimiento es algo temporal y pasajero, pero sin duda es el medio más seguro para conseguir la eterna felicidad aburrida.

También en el Siglo de las Luces, el sabio aristócrata dijo que el aburrimiento activo o pasivo son los dos caminos, igualmente seguros ambos, para alcanzar el cielo.

4 comentarios:

  1. Un mal de nuestro tiempo es la moda de viajar, que imagino será para algunos excusa contra el aburrimiento. Cuántas desgracias se evitarían si cada uno se estuviera en su casa, por ejemplo la reciente pandemia de catastróficas consecuencias.
    En la juventud comprendo el ansia de viajar, primero porque significa la libertad y la autonomía de la que no disfrutas en el hogar familiar y segundo, porque los viajes dan a los ociosos la ilusión de la actividad y si algo distingue la juventud es su ociosidad. Para mí viajar es conocer gente y como ya conozco bastantes imbéciles, pues eso: odio viajar.
    Mis viajes más bellos, los más dulces, los he hecho al calor del hogar, con los pies en la ceniza caliente y los codos reposando en los brazos desgastados del sillón de mi abuela.
    Terminaré con una conocida frase de Emily Dickinson:
    "Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro".
    Pasaré por alto lo de que “viajar aporta cultura”, porque ya se ha demostrado lo contrario con la campaña de viajes del IMSERSO y porque , de ser cierto, los pilotos y azafatas serían sabios y recuerdo que la cantante Soraya era azafata...
    Saludos.

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  2. Lo que observo es una gran cantidad de personal que va entre el cuarto de siglo y el medio siglo , grandes como armarios trasteros, paseando cánidos. Eso me llama la atención, porque pienso que ¿qué es lo que hace que una persona pasee el perro a las once de la mañana cuando tendría que estar trabajando?, y luego pienso en que aquí se están construyendo obra nueva de una sola habitación, sí, de una sola habitación, de 40m2, y pienso que la familia la componen una persona y un chucho, o dos.
    La gente se aburre incluso de no hacer nada, porque no sabe lo que quiere, porque todo lo tiene a mano y porque lo ha experimentado casi todo, y siempre se desea más, tanto, que no saben lo que quieren.
    Un abrazo

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  3. Y al tiempo ,
    nos aburren ,
    un saludo.

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  4. En el fondo es un reflejo de la insatisfacción propia. No nos gusta realmente como somos, aunque no lo reconozcamos. Y tratamos de huir de nosotros mismos, creyendo que cambiando de sitio resolvemos el problema, pero es imposible porque el problema viaja con nosotros.
    Viene al dedillo el final de El Buscón de Quevedo, cuando don Pablos decide dejar España para embarcarse hacia las Indias:
    "Y fueme peor, pues nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres".
    Saludos.

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