lunes, 25 de agosto de 2025

No me creo nada

Hoy no me he enterado de ninguna noticia. Seguro que todas eran mentira.

No puedo creerme nada.

No me creo la realidad virtual, ni la realidad aumentada, ni las inteligencias enchufadas o artificiales. No me creo aquello que hacen pasar por natural lo que es anormal.

Solo veo la fraseología de unos acomplejados que presumen de lo que carecen. Fantasmas capaces de exhibir titulaciones de carreras que no existen. Títulos comprados, expedidos por muchas Escuelas Superiores de "no se qué" o por universidades privadas que te venden el título de lo que pidas. (podría contar el caso de la Universidad de La Rimaia)

No puedo creerme nada. Veo alardes que son un cúmulo de complejos.

Vanidades que se mezclan con complejos de inferioridad, complejos de clase de los que dicen no ser clasistas; complejos de apariencia o relumbrón...

Tenemos el engaño y la incultura instalados en la publicidad, en la política, en muchos medios de comunicación y en muchas aulas en las que aprueban al más zopenco y con una sonrisa en los labios le ponen un notable con flecha para arriba.

Noticias de responsables e irresponsables que mienten intencionadamente para manipular, o simplemente se equivocan porque no saben nada.

Informadores que no saben qué es una centiárea, ni qué cosa es un mililitro porque no saben el Sistema Métrico Decimal; sé de licenciados en escuelas de negocios que no saben cuando un número es mayor que otro, pues algunos creen que 0,3% es menor que 0,037%; tertulianos que no saben que preveer es un vocablo tan incorrecto como decir haiga o que dicen escuchar el ruido de la tormenta, pues no, la tormenta no se escucha, la tormenta se oye. Y a nosotros nos toca soportar la tormenta de sus errores y manipulaciones.

No voy a creer nada de lo que dicen toda esta sarta de gente que no sabe hablar o que sólo hablan para decir mentiras. 

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