martes, 25 de marzo de 2025

Navegación por el Mar Antiguo

Cirene y el ganado (1830-1850). Edward Calvert (1799 – 1883)



Será, probablemente, un cúmulo de engaños o un relato frágil, pero aquella historia que nos han contado puede sustituirse por una veraz geografía poética.

Viajar de aquí para allá, de un tiempo y un lugar cuantificables en el verso y en las preguntas que nos formula el metafísico. Se trata de navegar por el Mar Antiguo que baña las costas de Atenas, de Tarraco, de Alejandría y Tarabulus, surcar sus aguas a la velocidad de las ideas que no se detienen en la nube informática ni en el discurso publicitario.

Transacción de semillas y palabras que unen los pueblos. Sonrisas que se contagian con sólo el ademán y la complicidad del poema de las horas. Trujamanes que concilian las medidas y el valor.

Arquitectura para el cobijo y el placer de las conversaciones a la sombra del dórico austero o del elegante y medio amanerado jónico que nos envuelve con sus volutas.

Este es el viaje del alma que no conoce ni quiere otras medidas que no sean las de la razón.

10 comentarios:

  1. La civilización, las leyes, el comercio, el sistema monetario, el intercambio de productos, de ideas, de estilos, y de descubrimientos siempre bordearon las costas del Mar Antiguo. Poco han de enseñar quienes tienen el poder de apretar el botón, ya sean depredadores de Pieles Rojas o escritores en cirílico.
    Un abrazo

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    1. Amic Miquel, comparto completamente lo que dices y además me gusta recordar que a todos esos que citas les llamábamos bárbaros.
      Un fuerte abrazo.

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  2. Recordando los versos de la canción "Mar Antiguo", de El Último de la Fila:
    (...)
    Mar antiguo
    Madre salvaje
    De abrigo incierto
    Que acuna el olivar
    Muge mi alma
    Confusa y triste
    Ojos azules
    En los que naufragar

    Te he echado tanto de menos
    Patria pequeña y fugaz
    Que al llegar, cruel, del norte el huracán
    No se apague en tu puerto el hogar
    (...)

    Un abrazo.

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    1. Amigo Pitt, me gusta mucho esta canción, la he oído muchas veces, pero no me sabía la letra. Te agradezco que me hayas mandado estos versos.
      Abrazos

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  3. Bueno, Francesc, ¡qué decir del Mediterráneo!, si ya lo has dicho tú. Para mí es una especie de locus amoenus inmenso. No añado nada nuevo, pero lo recuerdo. Un lugar donde se generó una cultura común, la cuna del conocimiento y la comprensión del mundo, que contribuyó a formar los valores europeos y a difundirlos. La cuenca mediterránea vivió grandes conquistas intelectuales. En efecto: el hombre se sitúa en el foco y se impone la racionalidad. ¿Qué más se puede pedir, colega?

    Pues, "sí se puede"; el Mediterráneo es también un espacio de encuentro e intercambio, no solo comercial, ya que las ideas también viajaban por mar (ahora, menos). El descubrimiento de la naturaleza; los viajes e intercambios culturales; la invención del alfabeto; la constitución de las ciudades griegas y el ágora, en la que todo sucede; la estatuaria y las vasijas de figuras negras o rojas; y, of course, también la filosofía. Según Aristóteles (el gran "favorito" de Miquel), «todos los hombres desean de manera natural ver», pero ambos sujetos ("A" y "M") quieren ver bien y cargarse de razones para entender lo visto.

    Y, por si poco fuera... los templos y stoas, los pórticos. ¡El dórico y el jónico!, uno más "austero", el otro "elegante y medio amanerado", como señalas. Uno de mis sueños recurrentes sería el de dejar pasar al tiempo sin hacer nada, recostado, un poco en plan la Cirene del cuadro, mirando lejos (si es al mar, mejor que al rebaño que vigila ella), recostado en un pórtico columnado, dórico o jónico, me da igual, y arrullado por la calidez del sol que reverbera fuera. En fin, Soñar no cuesta dinero, como rezaba el inspirado título de una película que vi cuando era zagal, y que tú imagino que no...

    Un abrazo

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    1. Amigo Gran Uribe, soy un "mediterraneocéntrico" y cada vez lo soy más. Desde Creta al "Pi de Formentor", des del Peloponeso a la isla de Pantelleria, de donde parece que son mis ancestros. Voy de Horacio a Leonardo, del aceite de l'Albi al vino de resina. A los capiteles que hemos dibujado y a toda la cultura que nació en este Mar Antiguo.
      Un abrazo

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  4. Qué viaje tan maravilloso han recreado tus palabras del alma. No creo que fueran engaños, ni relatos frágiles, mi querido FRANCÉSC. La cuenca mediterránea ha sido cuna de la civilización occidental, mal que le pese a quien le pese, fue “el mar nuestro” para los romanos y “el gran mar” para los judíos, suficientemente grande como para albergarnos otros mares pequeñitos, pero no tan inmenso e inabarcable como un océano. Tenemos luz a raudales, sol, olivares, vides y naranjos, ojos chispeantes, sonrisa risueña y buen humor ¡cómo no iba a nacer en él la civilización occidental! Precioso tu texto, mil gracias, un beso!

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    1. Querida María, en el Mediterráneo están los fundamentos de nuestra civilización. En las tierras que baña este mar, crece el árbol de Minerva y en este mar surgieron las grandes epopeyas, el orden magnífico de los capiteles y las formas más completas y depuradas del pensamiento.
      Aquí el buen humor completa la seriedad y el equilibrio del razonamiento completa el arrebato artístico de los mármoles. Los naranjos, los olivos y las vides atrapan la luz y nos la ofrecen en forma de frutos suculentos.
      Abrazos mil.

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  5. He leído por ahí, que geneticamente los españoles,somos poco de romanos y mucho menos de griegos.Lo somos de celtas,iberos,moros.
    Hay una cosa,un detalle,nunca hablas del orden corintio, ni de los órdenes romanos,en particular el toscano
    Saludos

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    1. Sí, Car res, somos una mezcla muy rica, muchos son los orígenes.
      He hablado poco del orden corintio, pero he dibujado mucho de este estilo que me gusta sobre todo cuando ocupa las plantas superiores de los edificios. He dibujado capiteles corintios y siempre he disfrutado haciéndolo, en este blog he dejado constancia de ello.
      En cuanto al toscano, cabe decir que es llamado también "orden dórico romano". Es el primero que estudié, sus proporciones son extraordinarias, parece que completen el primer orden dórico griego.
      Recuerdo una vez, en una clase de dibujo, que dibujé a mano alzada una columna toscana y el profesor me dijo que lo había hecho muy bien, las proporciones perfectas y el trazo magnífico, sólo un fallo, la línea de suelo debía ser un poquitín más gruesa, por este motivo, me puso un 3, así eran de exigentes aquellos profesores magníficos.
      Saludos

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