Después de la muchacha del tocado azul, con Bilitis, ya se perdió casi todo.
Es una pena.
Pierre Louÿs jamás entendió el equilibrio de la compostura y la discreción, sus canciones y sus versos no penetraron en el misterio de los mármoles.
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La discreción, el saber estar, la compostura, la prudencia, el tono de voz sin alterar...eso son cosas del pasado que pronto, perdido su significado, pasarán a formar parte de los objetos olvidados, como el dedal, la aguja, los huevos de madera o la Olivetti.
ResponderEliminarUn abrazo
Miquel, me pregunto cuáles son los valores nuevos que han pasado a sustituir cualidades como la prudencia o la discreción.
EliminarMe parece que la respuesta es decepcionante.
Abrazos
Que bonita .
ResponderEliminarSí, Orlando, es preciosa.
Eliminarjajaja preciosa esta muchacha, deliciosamente preciosa y sí, nada que ver su mirada tan tímida y recatada como inteligente, con los poemas eróticos que escribió Pierre Louÿs, que además fue un mentirosillo y se los atribuyó a los griegos, diciendo que eran una traducción de ellos, pero es que la delicadeza, la discreción y la prudencia han cedido a todo lo carnal, zafio y terrenal desmesurado que parece ser es lo que impera hoy, para desagracia de todos. No conocía esta pintura, absolutamente deliciosa, mil gracias, un beso grande y feliz domingo FRANCESC!!
ResponderEliminarQuerida María, los poemas de Louÿs forman parte de este camino de descenso hacia lo zafio. Empecé a ver la película Bilitis y, como es habitual en mí siempre que voy al cine, no pude aguantar hasta el final. Fui después a la lectura de los poemas de Pierre Louÿs y enseguida dejé el libro. Ninguno de aquellos versos me gustó.
EliminarAbrazos mil.
Hola, Francesc:
ResponderEliminarImagino que Bilitis no estaba hecha para ser cantada en poemas ajenos, sino disfrutada en versos propios. Cuando el arte imita a la vida suele funcionar de pleonasmo respecto a lo sustantivo de vivir.
Un abrazo, Francesc.
Amigo Nino, yo no sé cual era la intención del autor, puedo imaginarla pero no voy a juzgarla, sólo se que no me gustaron aquellos versos.
EliminarYo creo que el arte más que imitar debe expresar y hacerlo sin exageraciones ni redundancias.
Abrazos.
Que carita de inocente,algo malo ha hecho.
ResponderEliminarSaludos
Amigo Car res, yo creo que la hermosísima cara de la muchacha del tocado azul expresa inocencia, pudor y contención. No quiero ver en su expresión ningún atisbo de malicia.
EliminarSaludos
Me gusta la discreción. Creo que es una virtud.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Amigo Luis Antonio, la discreción siempre tiene efectos positivos.
EliminarSaludos.
No vi la película Bilitis, en parte porque sabía que la dirigía David Hamilton, un fotógrafo especialista en almibarados y evanescentes retratos de adolescentes desnudas, que no me gusta casi nada. Fue acusado de hacer pornografía con sus fotos. ¡Uf! Qué piel tan fina hay en este siglo XXI, la verdad. No había para tanto, en mi modesta opinión. En cuanto a la muchacha del tocado azul, muy bien. No la conocía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fui al cine a ver Bilitis, no sabía quien era Hamilton, y como es habitual en mí, a los 10 o 15 minutos ya no puede aguantar más y me marché.
ResponderEliminarCreo que Bilitis, tanto las imágenes como los poemas son un espectáculo de una morbidez inaguantable.
Salud.
"Cuantas veces con el semblante de la devoción y la apariencia de acciones piadosas engañamos al diablo mismo". Es lo que he pensado cuando he visto ese cuadro. ¿Adecuado o no?, no lo se.
ResponderEliminarUn saludo
Sí, Daniel, hay muchos individuos que con el semblante engañan. Sin embargo, yo en este cuadro, no percibo engaño sino inocencia y compostura y sobre todo una cualidad completamente opuesta a Bilitis de Pierre Louÿs.
EliminarSaludos