miércoles, 6 de julio de 2022

El almíbar y el álgebra

Algunos teóricos de la repostería aseguran que el almíbar fue descubierto accidentalmente por Nuria, una princesa de los reinos árabes, otros, más críticos, afirman que la princesa Nuria era persa, hija de un rey intolerante de la dinastía samánida.


Teóricos y críticos no se ponen de acuerdo en el origen árabe o persa del almíbar. Discuten y discuten amargamente sin probar el dulce maybah, ese jarabe de agua y azúcar cocido. Ellos se lo pierden, prefieren amargarse que endulzarse.


El almíbar, como el álgebra, llegó a la ribera norte del Mediterráneo en la Alta Edad Media y aquí supimos aplicar la disolución sobresaturada de azúcar para recubrir castañas o para elaborar tocinillos del cielo. 


Como todo, tanto el almíbar como el álgebra pueden pervertirse. No quiero pensar en un almíbar medio podrido y lleno de moscas o unas ecuaciones algebraicas, que perversamente utilizadas sirvan para calcular la trayectoria de un misil.


La resolución de ciertos problemas algebraicos produce una gran satisfacción, yo la he experimentado, pero de momento, prefiero la degustación de unas ciruelas en almíbar, sobre todo en las tardes de invierno. Y reservaré para las mañanas frías la resolución de algún problema de álgebra que me satisfaga. Ofelia, mi amiga matemática, dice que ella se siente bien cuando calcula los puntos singulares o suaves de una curva algebraica comiendo algún marrón glacé.


Según la temperatura de cocción, el almíbar se puede presentar en distintas formas: hilo flojo, hilo fuerte (perla), globo, bola dura, escarcha, quebradizo, caramelo rubio, caramelo oscuro, espejuelo, hebra floja.


Un erudito chipriota, creo que fue el sabio Nikos Stavrou, afirma que el almíbar descubierto por la princesita Nuria, era de consistencia escarchada.

4 comentarios:

  1. Caramba con las comparaciones. No he tenido el privilegio de resolver ninguna ecuación que me llevara a cierto punto de felicidad, dado que las matemáticas siempre han sido difíciles para mi y a duras penas podría resolver una ecuación de tercer grado.
    Sobre el alminar decir que he comido cantidad de melocotón en almíbar en lata, venido de Murcia, cuando Murcia exportaba los mejores melocotones de toda la península y los precios eran para gentes de pocos posibles.
    Hoy es ya artículo de lujo.
    Un abrazo

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    1. Amic Miquel, hay aficionados al álgebra que se lo pasan muy bien, una de ellas es mi amiga Ofelia, ella tiene un corazón sensible. Yo prefiero el cálculo al álgebra y prefiero el almibar y el marrón glacé.
      Abrazos

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  2. En este país tenemos el privilegio de haber conservado la repostería que llegó con la invasión árabe. Recuerdo con cariño el alfajor casero que hacia mi abuela colocándolo entre planchas de ostias sin consagrar, hecho con almendras de sus campos.

    Tenemos el poso, la sabiduría y la cocina de mil millones de vidas anteriores a la nuestra.
    Apreciemos todo eso.

    Saludos.

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    1. Amigo Rodericus, el alfajor es otra delicia, comparable con las mejores deducciones algebráicas. Sabiduria transversal.
      Saludos

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