miércoles, 13 de julio de 2022

Diseño urbanístico y arquitectónico en la ciudad de la post-pandemia

Karl Host Hödicke. Auf der Dachterrasse (1979)



La guerra, la pandemia, la escasez de energía, de mano de obra especializada y de materias primas, hacen que cambiemos nuestras formas de trabajo, de consumo y de relación con los demás.

Tendemos al distanciamiento entre las personas. Aumenta la desconfianza y, a menudo, cambiamos de acera cuando vemos que otro se acerca. Sin embargo, esto no se cumple en los botellones ni en las aglomeraciones humanas que se concentran en espectáculos deportivos, festivales, encierros, manifestaciones y verbenas.

Paradójicamente y es tendencia, que nuestras ganas de viajar aumentan. Iremos a países exóticos sin saber cuáles son ni dónde están -la geografía apenas se enseña en las escuelas- y además, muchos viajeros tampoco saben el significado de la palabra “exótico”. ¿Queremos más exotismo que el panorama distópico de nuestras ciudades post-pandémicas?, ¿iremos a ver otras distopías?

Nos adaptaremos. Nuestras ciudades cambiarán y se convertirán en cacotopías post-punk.

 


Debido al incremento de repartidores de paquetería, que nos traerán a casa lo que habremos comprado por internet, tendrán que adaptarse las vías urbanas, rediseñarse las zonas de estacionamiento para carga y descarga y modificar los recorridos del transporte público.

El teletrabajo supone una reducción de los desplazamientos y esto, sin duda, será un determinante en la planificación urbanística. Bajará el valor de los edificios de oficinas y estos inmuebles, indefectiblemente, deberán cambiar de uso, reconvertirse en geriátricos, hospitales psiquiátricos, ludotecas, dormitorios para los sin-techo, comedores sociales, etc.

Sin embargo, aunque disminuya el número de personas que acuden a los centros de trabajo -circunstancia que afectará al diseño urbanístico- deberán tenerse en cuenta los desplazamientos de las gentes que acuden a los gimnasios, a las zonas de ocio, a los botellones, a los festivales de música techno-punk, rap-flow, hip-hop o perreo-reguetón.

Se incrementará el espacio para terrazas de restaurantes. Las calles de nuestras ciudades se llenarán cada vez más de repartidores de paquetes y de comida “a domicilio”.  Apenas nadie guisará en casa.

La distribución del espacio interior de las viviendas deberá modificarse, reducir la superficie de comedor y cocina e incrementar la zona de estar para colocar un enorme sofá donde tumbarse para ver “series” en una gran pantalla de televisión mientras nos atiborramos de chuches, “snaks”, “crunchys”, “corns”, “cones” y bollería industrial y bebemos refrescos energéticos y edulcorados.

En la distribución de la planta de las viviendas adquirirá gran importancia la superficie destinada al teletrabajo, éste afecta al tiempo y al espacio. Cambian los horarios y las dimensiones.

El trabajador asume la cesión al empresario de una parte de su vivienda para teletrabajar, soporta casi siempre el coste de la energía consumida para llevar a cabo su actividad laboral, la amortización de mobiliario y equipos, etc. No entro en estos detalles contractuales, pero sí que conviene considerar esta ocupación de superficie en el diseño arquitectónico.

Tampoco quiero entrar en detalles en cuanto a la eficiencia del teletrabajo, a veces pienso que tanto da que algunos trabajen como que no trabajen, que trabajen en casa o que trabajen como “de estar por casa”. Otros, sería mejor que no trabajaran, pues son capaces de elaborar unas formas de burocracia tremenda que supera fronteras físicas, telemáticas, comunicativas y mentales.

Estas formas de burocracia complicarán la vida a los que teletrabajan y a los que tendrán que trabajar de forma física como los fabricantes de bollería industrial, los payasos, los podólogos, los charcuteros, los porteros de discoteca…

6 comentarios:

  1. Supongo que en el esquema /proyecto habrás contado por descontado un lugar grande, diáfano, cómodo, fresco en verano y recogido en invierno para las mascotas.
    Hoy no se entendería un hogar sin mascota, serçia como un barco sin timón, un hogar sin mujer, un jardín sin flores o una independentista sin prosses.
    Deberás, tu que sabes, tener en cuenta de que ahora se ha puesto de moda tener dos, y generalmente perros, pero no salchicheros, no, de esos no, perros grandes como mastines, dogos, o san bernardos.

    Me has dejado con una duda que me está corroyendo, si "El trabajador asume la cesión al empresario de una parte de su vivienda para teletrabajar", ¿asumirá la empresa el costo del papel del wc que se supone habríase consumido en el trabajo pero que por la causa objetiva que todos sabemos hemos de estirar del de casa?
    Un abrazo
    Salut

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    1. Miquel, el panorama de la ciudad post-pandemia pinta mal. No sé si nos azotará una tremendra hambruna que pondrá en peligro la vida de los animales-mascota, puede ser que a alguien se le ocurra montar algún restaurante de "perritos calientes".
      En cuanto a los compromisos del teletrabajador y el empresario creo que deben consignarse perfectamente en el contrato. Ya veremos, supongo que esto también podrá influir en el diseño de las viviendas.
      Un fuerte abrazo.

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  2. El panorama futurista que nos pintas resulta un tanto desalentador, pero carezco de argumento para contradecirlo.

    Saludos cordiales

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    1. Amigo Luis Antonio. Veo la ciudad y compruebo que el paisaje urbano se va deteriorando. Todo cambia y habrá que adaptar el urbanismo y la arquitectura a las nuevas necesidades, más bien diríamos a la nuevas "posibilidades".
      Saludos

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  3. Un futuro que cada vez da más asco y más miedo. A la vuelta de la esquina.

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    1. Amigo Cayetano, malos momentos. Tendremos que adaptarnos.
      Abrazos

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