A menudo recibo correos
electrónicos donde me adjuntan fotos de paisajes espectaculares, se trata de
imágenes convencionalmente bonitas, a veces tratadas con algún programa
informático de manipulación de imágenes -programas del tipo GIMP o Photoshop. Los
paisajes fotografiados son agradables pero, dejando al margen todo
convencionalismo y afectación de las vistas representadas, no me queda más que
concluir que el mundo es naturalmente feo, fascinador pero espantoso, y es un
compendio horrible de desproporción que no tiene sentido estético.
La fascinación que produce la
naturaleza, más que por su componente estética, se debe a su componente
vitalista, a su aliento sensual y biológico. Es algo que tiene que ver con
nuestro paso por la vida -cuestión biológica- pero no con el goce estético de
aprehensión de la belleza, a ésta sólo podemos llegar mirando por un agujerito,
por una de estas rendijas o ventanillos entreabiertos que nos proporciona el
arte.
Alegría de volver a leerte por estos lares, abriendo esas rendijas.
ResponderEliminarMe dio extraña calma y alegría, leerte, "el mundo es naturalmente feo"
Un abrazo y salud.
Amiga Mareva, nos continuamos leyendo, para mí es un placer.
EliminarEs curioso pero ciertas fealdades llegan a producir una gran calma cuando quedan situadas en un fondo de aguas pútridas.
Salud
Salut ¡...salut...ahh el arte...Tengo un apartado de mario Bunge sobre los arquitectos que no tiene desperdicio, te lo he de pasar..
ResponderEliminarAmigo Miquel, estoy a la espera.
Eliminarsalud
Maravillosa certeza, es verdad, sabio amigo, se debe a un aliento biológico y hemos de ser nosotros los que abramos las ventanas al paisaje interior del alma, que es el que sabe hablar de verdad y belleza.
ResponderEliminarSalud
Manuel Marcos
Amigo Manuel, coincido con mi amigo El Naufraguito cuando dice que el arte ennoblece visualmente pero deja intacta la animalidad.
EliminarPero, aún así, creo que mucho le debemos al barniz que nos ennoblece.
Salud
Cierto, quizá por eso lo sublime y lo horrible están separadas tan sólo por un delgado velo de artificio que hemos de cuidar.
EliminarSalud
parece razonable nuestra fascinación por la naturaleza, formamos parte de ella y ofrece tanto....
ResponderEliminarSí, amic Puigcarbó, es muy razonable nuestra fascinación por el arte, nuestra cultura se construye sobre la artificialidad.
EliminarSalud
Perfecto este prisma para poder regodearse con algo de buen gusto...Porque désde hace unas cuantas décadas vamos acomulando un despropósito de cosas vulgares y de una estética chillona por llamarla de alguna manera.
ResponderEliminarLa cuestión es estar en el candelero al precio que sea.
Un saludo Francesc.
Amiga Bertha, lo de la estética chillona prolifera por todas partes, sus luces de neon nos ciegan.
EliminarSalud
...sus luces de neón nos ciegan?...pero si nuestras pantallas están iluminadas por luces parecidas a las antiguas de neón¡¡...estética chillona?...cómo podemos dejar de chillar si lo que pretendemos es que nos oigan en esta red extensa?...pienso que debemos cambiar de lenguaje, a pesar de nuestros esfuerzos por mantener sin disgusto el antiguo gusto, el nuevo nos está comiendo ya. Saludos.
ResponderEliminarLamarée, está claro que no podemos dejar de chillar, y ahora que los medios tecnológicos lo permiten sería imperdonable que no lanzaramos nuestros gritos, lo malo es que el poder dispone del enchufe y del cable, que puede desenchufar y enseñarnos cuán frágil es todo este sarao. Parece que la dimensión del grito es inversamente proporcional a la fijación del mismo. Es chillona la estética de la publicidad, de las consignas electorales, de las formas patrióticas, todas son neones de luz perversa y ante ellas quiero continuar con el mensaje de los clásicos, que son vigentes porque el ser humano continua con las mismas, es el peleón de siempre.
EliminarSalud.
"de nuevo en la brecha, amigo mío."
ResponderEliminaralgún día me encantaría hablar, con un buen vino, largo y tendido sobre estas cosas...
la naturaleza, el arte, las matemáticas. creo que si nos gusta un atardecer es porque no hemos visto otros soles ponerse sobre otras tierras, con otros sistemas, órdenes, percepciones/representaciones...
salud.
Amigo Kynikos, sería un placer hablar largo, que no tendido, y levantar la copa intacta que nos ofrece Horacio.
EliminarSalud
Cuenta Diane Fossey que observó como los gorilas se sentaban a contemplar el ocaso como nosotros nos sentamos en el cine (o contemplamos esas fotografías de la naturaleza, o incluso pagamos por observar el mismo fenómeno en las tumbonas del Café del Mar, en Ibiza). Sin embargo, en la historia del arte hay un largo capítulo dedicado a la fealdad del mundo, y a lo mejor esto nos distingue de los primates peludos.
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