sábado, 30 de agosto de 2025
Couperin - "Baricades mistérieuses" - Sylviane Deferne
viernes, 29 de agosto de 2025
Una celebración mutilada
Retrato de un joven indio. Magda Nachman Acharya (1889-1951)
Las arpas conservan aún sus cuerdas
de tendones dolientes,
con las flautas de hueso,
acompañan las canciones mutiladas
que cantan las jóvenes.
Los viejos recitan los poemas de Nelly y de Celan.
El bueno de Zagajewski
les recuerda que también el mundo está mutilado.
F.C.
miércoles, 27 de agosto de 2025
Leer en verano. Jean Racine
Suelo pasar los días de calor, tan desconectado como puedo, nada de ordenador, nada de internet, poquísima televisión; aprovecho para leer. Casi siempre son textos clásicos antiguos, autores del Siglo de las Luces, neoclásicos, moralistas y memorialistas.
Aunque un "pelín" romántico, me gusta leer los versos de Leopardi y algo de la escasa poesía italiana no romántica.
Más de un verano lo he pasado con Montesquieu, con Voltaire, con Diderot, con el Barón de Holbach o con Rousseau -que cuando lo leí por primera vez no me gustó nada y después cada vez me gusta menos.
Este verano, he acompañado mi desconexión con Jean Racine (1639-1699) -Fedra, Berenice, Ifigenia en Aulide...
Debo decir que me decidí por Racine después de escuchar Cantique de Jean Racine de Gabriel Fauré.
¡Qué bueno es el neoclasicismo de Racine!, es menos filosófico que Shakespeare y es menos original que Corneille, que no es que fuera demasiado original, tampoco Shakespeare lo era demasiado, pero a mí, esto de la originalidad es algo que me importa bien poco, con conocer el capitel dórico, la estatuaria griega y los clásicos greco-romanos me basta, ellos eran los verdaderos originales y lo dijeron casi todo y ya está.
Volviendo a mi Racine de verano, opino que en su obra no hay ninguna rareza, cosa que agradezco, lo que sí que hay es una buena literatura que expresa todo el abanico de las pasiones humanas, creo que nadie ha expresado mejor que Racine las cuitas del amor con todos sus matices, la ternura, la ingenuidad, el deseo, los arrebatos, el delirio, la pasión, la amargura, la melancolía y los estragos que todas estas cosas producen.
Racine también expresa con gran maestría los sentimientos del amor maternal, de la amistad y el cariño filial. Nos habla además de las ambiciones, de los engaños, de los odios y del celo religioso.
El hombre, para Racine, es juguete de sus propias pasiones -esclavo diría yo, "esclavo de sus pasiones" tal como dice Franco Battiato. La razón no le sirve al hombre, más que para constatar los estragos que la pasión ocasiona.
El lenguaje de Racine es admirable por su claridad y por su equilibrio y contención. Exige, eso sí, atención, como la exige la belleza y contemplación de las obras de arte, que requieren corazones madurados por la vida y afinados por el estudio.
lunes, 25 de agosto de 2025
No me creo nada
Hoy no me he enterado de ninguna noticia. Seguro que todas eran mentira.
No puedo creerme nada.
No me creo la realidad virtual, ni la realidad aumentada, ni las inteligencias enchufadas o artificiales. No me creo aquello que hacen pasar por natural lo que es anormal.
Solo veo la fraseología de unos acomplejados que presumen de lo que carecen. Fantasmas capaces de exhibir titulaciones de carreras que no existen. Títulos comprados, expedidos por muchas Escuelas Superiores de "no se qué" o por universidades privadas que te venden el título de lo que pidas. (podría contar el caso de la Universidad de La Rimaia)
No puedo creerme nada. Veo alardes que son un cúmulo de complejos.
Vanidades que se mezclan con complejos de inferioridad, complejos de clase de los que dicen no ser clasistas; complejos de apariencia o relumbrón...
Tenemos el engaño y la incultura instalados en la publicidad, en la política, en muchos medios de comunicación y en muchas aulas en las que aprueban al más zopenco y con una sonrisa en los labios le ponen un notable con flecha para arriba.
Noticias de responsables e irresponsables que mienten intencionadamente para manipular, o simplemente se equivocan porque no saben nada.
Informadores que no saben qué es una centiárea, ni qué cosa es un mililitro porque no saben el Sistema Métrico Decimal; sé de licenciados en escuelas de negocios que no saben cuando un número es mayor que otro, pues algunos creen que 0,3% es menor que 0,037%; tertulianos que no saben que preveer es un vocablo tan incorrecto como decir haiga o que dicen escuchar el ruido de la tormenta, pues no, la tormenta no se escucha, la tormenta se oye. Y a nosotros nos toca soportar la tormenta de sus errores y manipulaciones.
No voy a creer nada de lo que dicen toda esta sarta de gente que no sabe hablar o que sólo hablan para decir mentiras.
sábado, 23 de agosto de 2025
No tienen donde agarrarse
Todo se les viene encima, hasta lo más inesperado y luego dicen: "no lo sospechaba".
El empuje es fenomenal. Se los puede llevar por delante. No tienen donde agarrarse.
Carecen de conocimientos, confunden la mala estética con la mala estática.
No saben del tiempo ni del espacio, no saben de fuerzas ni de deseos, lo suyo es la torpeza.
Son los que mandan.
Su opacidad mental les hace perder el equilibrio y ya no puedan permanecer de pie y tienen que agarrarse donde sea, ya sea a la joroba de Quasimodo o al miembro viril del diablo.
Lo suyo es la vanidad, el engreimiento y la erótica del poder.
Creen en un glamour que nunca conocieron y lo confunden con la estética devastada del arribista, es decir, la del nuevo rico.
Para conseguir un asidero harán lo que convenga. Sin escrúpulos buscarán la complicidad de Lucifer, Mefistófeles, Satanás, Belcebú. Leviatán o Azazel el corruptor.
Si no tienen agarradero se lo inventarán aunque sea una estaca blandengue de plastilina o de moco. Comprarán agarraderos al precio que sea, acudiendo a la corrupción si hace falta o directamente los robarán.
Inventarán realidades ficticias, si conviene, una épica nacional con ingredientes supremacistas, una entelequia de género, una epopeya fundacional de ideologías panfletarias, una epifanía lingüística o cualquier cuento para manipular la historia.
¡Bah, phony bolony!, Sí, sí, cuentos chinos, pero que hacen mucho daño.
Saben que si mueren, no tendrán dónde caerse muertos, así que algunos, antes de morir, opten por la tierra quemada en cuyas cenizas podrán enterrar las propias, las de sus columbarios.
jueves, 21 de agosto de 2025
Redes sociales
Maxima Cloaca, acuarela de Ettore Roesler Franz (1845-1907)
Algunas redes sociales tienen un efecto positivo. Estoy convencido de que la red social que más ha beneficiado a los hombres y mujeres que viven en sociedad son, sin duda, las redes de alcantarillado.
Las redes de saneamiento urbano son uno de los más grandes inventos en cuanto higiene se refiere, Son un logro social que ha proporcionado salud a la población y limpieza a los pueblos y ciudades.
Un entramado de alcantarillas, de colectores, sifones, pozos de registro, cloacas, imbornales, arquetas, sumideros, bajantes, aliviaderos, etc. configuran la red social más efectiva y que más felicidad proporciona a los individuos que se asean, que evacuan, que lavan los platos o la ropa y más facilidad proporciona a la industria y al comercio.
En la red de alcantarillado, entre detritos y porquerías, podemos encontrar los mismos elementos que encontramos en otras redes sociales: ratas, inmundicias, indiscreciones innombrables, cochambres, aguas negras, agüita amarilla, espejos de vanidades, comida desperdiciada, juguetes rotos, restos orgánicos de placer y soledad, excrementos, mugre apestosa... y demás elementos que la sociedad tiene que eliminar.
La red de alcantarillado es una verdadera red social cuya eficacia nadie pone en duda y es la red social más usada y la más deseada por aquellos pueblos que no disponen de ella.
Nota.
Hace un año leí una tesis doctoral que versaba sobre el diseño de unas redes de saneamiento urbano en terrenos de orografía compleja y cambios constantes de desnivel. El diseño de una verdadera red social. Una maravilla de tesis con una gran reflexión de cómo deben funcionar las cloacas para que todos seamos más felices e higiénicos. Disfruté mucho con aquella lectura.
martes, 19 de agosto de 2025
Insignificancias veraniegas
He estado unas semanas desconectado. Nada de interés. Nada de internet, nada de ordenador, sólo unas pocas comunicaciones con el telefonillo y nada más.
Me he enterado de muy pocas noticias, aun así, han sido demasiadas, pero tampoco me han incordiado mucho porque no me he creído nada de lo que decían. Estoy por asegurar que el calor favorece mi incredulidad.
He evitado todo lo rural, lo folclórico, lo pueblerino, lo tosco, la carne a la brasa, la mezcla de salsas, los batidos de frutas exóticas y el contacto con gente maleducada y gritona.
He contemplado como la brisa movía las hojas de los árboles que me regalaban su sombra. He evitado la sombra de las moreras y de las higueras, son árboles que atraen a los mosquitos, algo así como los populismos que atraen a los energúmenos que revolotean por ahí zumbando como moscones, con sus consignas y panfletos.
He evitado aglomeraciones.
He leído más ensayo que poesía, nada de literatura de ficción, ni cuentos ni novelas.
¡Cuánto me gustan los autores de la Ilustración!
He escuchado mucha música del repertorio clásico y romántico (Mozart, Beethoven, Mendelssohn, etc.), alguna ensoñación de Debussy. También de mi admiradísimo Mompou y bastante música contemporánea: Stockhausen, Boulez, Poulenc, Hindemith, Ligeti (escribiré alguna cosa sobre György Ligeti), Bofill, Feldman, Pärt, Pelēcis... Naturalmente he evitado la música de Britten y de Berlioz.
El paso de los días va mostrando las insignificancias conocidas de siempre, la inutilidad de la poesía sentimentaloide, el incordio del ruido mediático y la crueldad de muchos comentarios de la gente de los pueblos.