Paso temporadas leyendo a los clásicos, y cuando hay cambios de meteorología, todavía más. A veces, la lectura es de corrido, fijándome en las imágenes que refieren la realidad, me gusta como la describen: no plantean ni resuelven ningún conflicto, lo describen y ya está.
Hace mucho tiempo que no me interesa casi nada de la literatura de ficción que se ha escrito después del Siglo de las Luces. La novela actual me parece una literatura para niños adultos, en general, son textos que pretenden demostrar lo "grande" que es la moral del autor y a mí, particularmente, no me interesa que ningún que escritor me diga como resuelve sus conflictos.
Otras veces, en los clásicos, paso de la simple lectura a la digestión de los textos.
¡Qué grandes son Teognis de Mégara, Tucídides, Ovidio, Trasímaco, San Jerónimo, Plauto, Juvenal, Tácito, Séneca, Marcial, Agustín de Hipona, Sócrates, Virgilio, Horacio, Aristóteles, Platón, Marco Aurelio, Adriano, Cicerón...! que buenas digestiones producen.
Luego sus palabras y su calidad literaria las encuentro siglos más tarde en Dante, en Maquiavelo, en Petrarca, en Ausias March, en los moralistas franceses de la Ilustración. Magníficos reencuentros.
La cosa siempre es la misma: la repetición más o menos bien elaborada, en la que la mentira sigue siendo la mentira, la Verdad con mayúscula es un cúmulo de engaños y aunque las pancartas y la literatura se empeñen, la vida es una cuestión de ir tirando y la política es el trapicheo (algunos dicen que es un arte) de beneficiar a los amigos y perjudicar a los enemigos.
De la literatura posterior al siglo XVIII, me interesan pocas cosas de ficción (relato fantástico, novela, cuento) y algunos novelistas y autores de la generación del 98 y otros de reconocidísima solvencia. De lo posterior a la Ilustración, leo eso sí, ensayo, crítica artística, poesía, textos técnicos y científicos, pero nada de relatos o novelas.

Un amplio abanico, sin duda, a pesar de que acotas territorio.
ResponderEliminarSuelo leer casi todo lo que cae en mis manos, aunque he de ser honrado, en ocasiones me ha costado llegar al final.
Me quedo con Aristóteles y los metafísicos, pero no desecho recomendaciones.
En cuanto a la política, decirte que no me siento representado, y que con la edad que tengo y el tiempo que me queda, dudo que venga alguien que me ilusione.
Un abrazo
Salut
Miquel, parece que me haya quedado suspendido en los clásicos, pero no es así, de lo que se publica en la actualidad me gusta mucho la especulación estética, la crítica de arte, el ensayo filosófico o científico, la historia, la poesía, la técnica y los textos descriptivos más que los "emocionales".
EliminarCuando un libro empieza a molestarme en las primeras veinte páginas, lo abandono sin remordimiento y ya está.
Abrazos.
PD: Cuántos paseos por donde la foto¡
ResponderEliminarMiquel, cuántos paseos, parece que estos obeliscos ya sean de nuestra casa.
EliminarSalud.
Beatus ille qui procul negotiis...
ResponderEliminarUna buena lectura alejados del mundanal ruido y en paz.
Los clásicos ayudan mucho: Horacio, Garcilaso, Quevedo, Cervantes... Siempre hay que volver a ellos.
Amigo Cayetano, magnífico Horacio, siempre volvemos a él. Y luego los extraordinarios del Siglo de Oro, los del Renacimiento y después la Ilustración. Todos configuran un universo en el que lo encontramos todo.
EliminarSaludos.
Es q tú, mi querido FRANCESC , eres un erudito pragmático , reflexivo y racional con un enorme sentido del humor, que aderezas con tres pizcas de esa ironía que tan bien manejas y esa elegancia innata y esquinita educación q hace q jamás pierdas la compostura, ni tus buenos modales por adversa o incómoda q sea la situación ...Los clásicos deben estar muy orgullosos de cómo han calado sus enseñanzas en ti. Sin embargo yo, desafortunadamente ,salvo un poquito a Platón , Aristóteles y Maquiavelo...no he leído nada de todos los demás .. pero bueno, te tenemos a ti para q nos instruyas. Mil gracias , feliz finde y un beso FRANCESC!
ResponderEliminarQuerida María, me gusta más la acción que la erudición, soy arquitecto y no historiador, me gusta más la descripción de la realidad que la elucubración sobre las emociones y sobre todo, me gusta la práctica de la ironía y la cocina sencilla, bien elaborada. Te aseguro que un paté de foie sobre una base de cebolla caramelizada es un placer que satisface a cualquier clásico, después de esta degustación, nos leeremos algunos poemas de Teognis de Mégara que nos enseñará cómo es el camino de en medio y haremos una digestión sosegada.
EliminarAbrazos mil.