El
duque de Newcastle-upon-Tyne era un espadachín, diplomático, militar, poeta, benefactor,
arquitecto de poca monta, consejero real y muchas cosas más. Fue caballero de
la Orden del Baño. Más tarde, se le concedió el título de marqués.
Inmensamente
rico, William Cavendish fue añadiendo condecoraciones en su haber: William
Cavendish, caballero de la Orden del Baño, Vizconde de Mansfield, Conde de
Newcastle-upon-Tyne, Caballero de la Orden de la Jarretera, Consejero real
privado, etc.
En
1641, invitó a George Friderich Händel para que diera unos conciertos benéficos
en Dublín y después de escuchar “El Mesías”, el duque espadachín Cavendish dijo:
“Este
oratorio me desilusiona”
No sé qué ilusiones tendría aquel cortesano, lo que sí sé es que Inglaterra fue un país sin música.
El
clasicismo y el romanticismo musical estuvieron ausentes durante muchos siglos
en aquellas tierras que van desde las Highlands de Escocia hasta la desembocadura del
Támesis. Las brumas tuvieron que esperar
a finales del siglo XIX para que alguna armonía perdida cubriera las ciudades brumosas y
los campos húmedos.
Quién era
ResponderEliminarel rey entonces? .
Amigo Orlando, Cavendish entró en la corte de Jacobo I de Inglaterra, después sirvió al siguiente rey que era Carlos I y se ocupó de la educación del futuro rey Carlos II.
EliminarSaludos
Qué esperaría el bueno del duque...
ResponderEliminarAmigo Pedro, yo no sé que esperaría, ese jinete de la Orden del Baño. El caso es que no le gustaba el Oratorio de El Mesías y debía estar más interesado en la acumulación de títulos.
EliminarSalud
Quizá las brumas y las nieblas, que no el smog, porque les era desconocido en esa época, no propiciaron una simpatía por las obras musicales. Ya se sabe que el agua, por mucho que fuera de la Orden del Baño, impide en ocasiones que los resultados lleguen a buen fin.
ResponderEliminarSalut
Amic Miquel, despues de Henry Purcell, aquellas tierras se convirtieron en un erial musical. Seguramente Canvendish tuvo ocasión de conocer la música de Purcell, no sé si le gustaba la música de su compatriota, lo que está claro es que no le gustaba la música del alemán Händel
EliminarSalud
jaja Es verdad que las Islas nunca se han caracterizado por producir grandes músicos hasta el siglo XIX, con la excepción de Purcell, pero se despacharon a gusto a partir del XX- aunque sé que a ti no te gusta casi nada de esta época- pero la mejor música del mundo del XX ha nacido justamente en Inglaterra y América.. los demás, hemos sido meras comparsas.. de todas formas, este aristócrata y todas esas cosas más que era...¡vaya nivel de exigencia¡ vete a saber lo que esperaba! Una explosión de fuegos artificiales.. en fin, me temo que mucho gusto no tenía : ) Un beso grande ¡!
ResponderEliminarQuerida María, desde las Highlands de Escocia, hasta la desembocadura del Támesis, por lo largo y ancho de la isla británica, el empirismo se extendió entre las nieblas. En aquellas tierras, con el empirismo, pensaron demasiado para llegar a lo mismo. Contemplaron la niebla y disfrutaron muy poco y la música se resintió de ello.
ResponderEliminarAfortunadamente, apareció ¡Oh milagro! la enorme figura de Purcell -extraordinario.
Antes hubo una tradición coral anglicana con Thomas Talls, John Taverner y William Byrd hasta que llegó Henry Purcell, que se lo comió todo y no dejó nada para los demás.
La música de este extraordinario compositor barroco se cernió como una llovizna suave sobre las tierras, desde las Highlands de Escocia hasta la desembocadura del Támesis, y aquella isla quedó inundada con la música de Purcell y después de él, casi nada más.
Después, Inglaterra fue un país sin música. Nada de clasicismo y nada de romanticismo, un vacío de siglos, una desgracia. No fue hasta finales el s. XIX, pasado el empirismo, el industrialismo y el orgullo petulante del puritanismo que no volvieron a brotar armonías o melodías sobre las tierras.
Discrepo completamente, la mejor música del mundo no ha nacido en Inglaterra y mucho menos en América, allí ha habido grandes operaciones de márquetin que nos han hecho creer que estos ritmos adocenados y comerciales pueden ser alguna cosa musical. Aunque los autores caminen por un paso de cebra o canten al ascenso de una alondra, jamás alcanzarán la grandeza de Bach, Couperin, Mozart, Debussy o Beethoven. Te aseguro que estos compositores que he citado no son meras comparsas. No, no y no.
Abrazos mil.
Querida María, continúo:
ResponderEliminarCon las miniaturas románticas de Vaugham Williams, con la obra de William Holst, o de Frederick Delius, o de William Walton se inicia un periodo de resurgimiento de la música inglesa que había quedado estancada después de la gran obra barroca de Purcell.
Estos compositores, con su aportación de música pastoral de pequeña escala, recuperan el tiempo de carencias de la música británica que durante tantos años anduvo por un erial donde no fructificó ni el clasicismo reflexivo ni la poética romántica que tantos monumentos dejó en el continente -Schubert, Brahms, Mendelssohn, románticos o los clásicos Haydn o Mozart y el grandioso Beethoven-
Otros mil abrazos
jajaja No, no, por supuestísimo ¡ cómo van a ser meras comparsas Bach, Couperin, Mozart, Debussy o Beethoven! ¡ genios de la música entre los genios! No, me refería, como efectivamente apuntas, que desde el siglo XX con la llegada de esos caminantes en fila india por el paso de cebra ( Beatles) y los otros menos modositos (The Who) el mundo de la música pop, rock, punk, jazz y todos sus derivados, tuvieron su referente en Inglaterra y América... De todos los músicos que mencionas del XIX únicamente conozco a Vaugham Williams por ESTA famosísima obra, del resto, creo que no he escuchado nada, los buscaré, muchas gracias. Ya en el siglo XX, a parte de Philip Glass, hay un músico inglés que revolucionó la ópera contemporáneam que puede que te parezca interesante, a mi sí me lo parece, Benjamin Britten, por ejemplo, a ver que te parece este trocito de una de sus óperas más conocidas, Peter Grimes , algunos la consideran incluso mejor que el Dido y Eneas de Purcell. Te iba a dejar algo de Quadrophenia, pero he pensado que mejor no, no fueras a tirarme uno de tus guisitos a la cabeza ; ) Un beso grande!
ResponderEliminarQuerida María, esos anglosajones que estuvieron tantos años sin música tuvieron un repunte a finales del s. XIX con algunos de los músicos que he citado, románticos tardíos de estética pastoril, me gustan un poquito Vaugham Williams y William Holst, mucho menos Frederick Delius y William Walton. En cuanto a Britten, te diré que tiene muchos fragmentos que son verdaderas obras de arte, pero en general no me gusta demasiado, no pude soportar su ópera Death in Venice, me marche de la sala antes de acabar la ópera y lo mismo me ocurrió con la ópera Peter Grims que además, al salir de llovía a cántaros y pensé, “maldito inglés que no lo soporto dentro de la sala y ahora al salir me castiga”.
EliminarTe digo que Philip Glass me gusta. Su ópera Einstein on de beach me gustó, tenía una duración exagerada, pero tenía la ventaja que te permitían entrar y salir de la sala tantas veces como quisieras incluso mientras se representaba y así ibas a comer un bocadillo de anchoas y tomarte una copita de champán, también me gusta 1000 airplanes on the roof, pienso que pueden ser 1000 aviones volando o 14400, que también funcionaría.
Los demás que citas, desde los Beatles hasta toda esta legión de pop, rock, punk…, creo que han sido y son unos hábiles artistas que han sabido incorporar a su música un elemento extramusical importantísimo que se llama márquetin.
Abrazos mil, como los airplanes de Glass.
Ese espadachín Cavendish, caballero de la orden de la Jarretera, acumularía todos los títulos nobiliarios que quisiera, pero debía de ser un merluzo de tomo y lomo, muy pagado de sí mismo: no creo que le llegara a Händel ni a la solapa. No sé qué demonios esperaba de "El Mesías". Bastante contentos tenían que estar de que llegara a ser súbdito británico.
ResponderEliminarDebo confesar que me gustan los conciertos para piano de John Field, que creo que era irlandés; me resultan entretenidos y digeribles.
Por cierto, leo que Cavendish es antepasado del príncipe Carlos (ahora Carlos III) y de Diana de Gales.
Un abrazo.
Amigo Gran Uribe, Cavendish era un cortesano al que le gustaba acumular títulos. Si no le gustó el Mesías, peor para él.
EliminarNo conozco la obra de John Field, creo que este músico tuvo influencias de grandes compositores continentales, no sé nada más de él.
Salud.
Además de ser un retraído,misántropo,misógino y excentrico.Incluso se ha llegado a decir de este personaje que podía padecer el Síndrome de Asperger...
ResponderEliminarPara eso les vale el dinero para crear una imagen de benefactor y en cambio era un fraude y los de su ralea otro tanto de lo mismo.
Un abrazo y un tranquilo finde.
Querida Bertha, por lo que cuentas, Cavendish era muchas cosas de estas que interesan a los psicólogos.
EliminarAbrazos.
Jajaja tienes razón parece el diagnóstico para una tesina:pero ese es el perfil que se tiene de este cortesano...
ResponderEliminarUna obra sorprendente escrita en un tiempo tan corto y es una obra maestra incomparable.
Tuve el gusto de escuchar selecciones de este Mesias: donde el mismo director era parte y voz de ellas, y genera mucha emoción estas tres partes pero el Aleluya o Hallelujah es emocionante.
Me he reído con tú respuesta estimado Francesc.
Un abrazo
Ja, ja, ja. Yo también me río de muchos personajes y hasta de mi mismo.
EliminarEl Mesías de Haendel es una obra de estas que justifican la existencia humana, es un fundamento de nuestra civilización.
Un fuerte abrazo.