
Nunca se presenta sola, la muerte se acompaña de expatriación y en el filo de su guadaña se reflejan los paisajes patrios.
Aunque sobrevuele el albatros y las sirenas entonen sus dolosos cantos, en el naufragio, la muerte es una idea de ausencia.
Pasaremos horas delante del mar en calma escuchando el grito de las golondrinas.
Los ausentes no regresarán, permanecerán en el fondo.
Del libro
El Caminante y la Urraca
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