lunes, 10 de enero de 2022

Paradojas y consideraciones sobre la práctica profesional del arquitecto


En el puerto (1917).  Albert Gleizes

 

 

En mi práctica profesional de arquitecto siempre he tenido que coordinar la utilidad, la estética y la técnica constructiva. Conseguir una obra bien hecha que cumpla los requisitos de estabilidad, adecuación al ambiente y belleza no es una tarea fácil, además te encuentras muchos inconvenientes para conseguir el equilibrio, casi siempre un cúmulo de despropósitos que no responden a ninguna razón, hablo principalmente de burocracia.


Durante mi formación de arquitecto y ejerciendo la profesión, he admitido la herencia recibida de la historia del arte y de muchas tradiciones culturales y a la vez, he vivido y he asumido la convulsión que produjeron las vanguardias del Movimiento Moderno que fueron una revolución contra aquellas tradiciones.


Esta situación paradójica tensiona el proceder de quienes nos dedicamos a la arquitectura, al diseño y al arte en general. A menudo nos sentimos como el bailarín de Nietzsche que, bajo la mirada de los demás, baila sobre la cuerda floja.


Siempre he sido consciente que los edificios que he proyectado habían de ser fieles a nuestro tiempo y adecuar su función a nuestras necesidades actuales. Cualquier estilo arquitectónico es la expresión de su tiempo y responde a una manera de proceder de la sociedad, a los medios de producción, a la disponibilidad de materiales, etc. La arquitectura es un hecho cultural. 


Todos los estilos tienen sus detractores y veo aspectos positivos y negativos, en todos los ellos. En el Modernismo, en el Art Nouveau, encuentro una profusión formal exuberante, el repertorio de formas es casi infinito, las obras modernistas están cargadas de ornamentación; luego, más tarde, el Racionalismo del Movimiento Moderno intentó depurar tanto decorativismo, Alfred Loos anunciaba que el ornamento era delito y luego los expresionistas alemanes lo cuestionaron con la imposición de la razón transparente. También los constructivistas rusos y más tarde el purismo de Le Corbusier o los neoplásticos geometrizaron el orden en formas muy puras que aportaron un poco de tranquilidad a la composición arquitectónica. Sin embargo, también el Racionalismo del siglo XX tuvo sus detractores, se criticó su frialdad y su exceso dogmático. Tampoco lo resolvieron quienes vinieron después, los adalides del Pop Art cayeron en la autocomplacencia irracional de unas geometrías imposibles y gratuitas, deconstruyeron, incorporaron formas delirantes sin sentido, estructuras imposibles que no obedecían a nada. En fin, un camino que no se acaba.


Fiel a la autenticidad de la construcción, a su solidez y la voluntad de servicio, he procurado proyectar edificios buscando el equilibrio de las estructuras, de la historia y de la tradición constructiva, e intentando también, recuperar la tradición cultural arquitectónica y rebelarme, sin conviene, contra ella.


Menuda paradoja. Esforzarse por conseguir un trabajo bien hecho, lo mismo que emprender una revolución, siempre ha sido una aceptación de paradojas. 

12 comentarios:

  1. No queda otra. Por ejemplo, si no eres el que pagas, qué hermosos algunos puentes que no son prácticos.

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    1. Amigo Pedro, los puentes nos deben servir para ir de una orilla a otra, así son de hermosos.

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  2. Una entrada para pensar, como todas las tuyas, Francesc.
    Todo es complejo y generalmente nada se hace a gusto de todos
    Pero es bien cierto que si el profesional de turno hace un trabajo bien hecho, pensando en todos los detalles que nos comentas, lo que deja a la posteridad es una obra al menos eficiente y acorde al medio que le rodea.
    Un abrazo

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    1. Amic Miquel, todo es complejo, cualquier actividad debe hacerse a conciencia, si no es así, es tiempo y esfuerzo perdido. Las cosas mal hechas incrementan el mal estructural.
      Abrazos

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  3. Calidad, utilidad, coste, belleza, adecuación al entorno... El equilibrio entre los diversos factores que dan sentido a la arquitectura es delicado y con frecuencia inestable.
    Un saludo, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano la cuestión está en buscar el equilibrio entre todo esto que mencionas y buscarlo también en vigas y pilares y conseguir que todas las fuerzas vayan a los cimientos.
      Salud

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  4. Para mi la arquitectura es sobre todo responsabilidad.
    Diseñar un edificio, una vivienda, una industria es algo magnifico o a mi se me antoja así por lo menos. Calcular pesos y medidas, durezas, impactos exteriores de clima sobre fachadas y tejados, adecuar recursos, estructurar espacios, cuantificar tiempos y trabajos, imponer proporciones agradables y funcionales.
    Hacer las cosas para que todo funcione de forma adecuada a las necesidades requeridas, aislamientos, dilataciones, tuberías de agua que no se estropeen en pocos años o pensar que luego los habitantes tienes que hacer su vida y facilitársela.
    Equilibrios presupuestarios entre calidades y costes, aguantar al cliente que no entiende y al que aparenta entender y no tiene ni idea.
    Y con todos estos complicados ingredientes hay gente que encima hace arte, no es fácil, yo no lo veo fácil.
    Es una labor creativa, pero también matemática, es artística pero también rutinaria, es saber ver posteriormente materializar, no es fácil.
    Tienes una responsabilidad muy grande, Francesc, creo yo, o yo así lo veo.

    Un saludo.


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    1. Amigo Daniel todos los aspectos que mencionas se van resolviendo, son horas y horas de dedicación, esperiencia, cálculo, dibujo, definición de partidas, pliegos de condiciones, mediciones, etc., aquí lo peor son las cuestiones burocráticas: licencias municipales, gestiones colegiales, entidades de control, seguros... piensa que las pólizas de los seguros de responsabilidad civil son tremendas.
      Saludos

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  5. Me ha dado que pensar esta entrada, la complejidad de aunar tantos requisitos. Probablemente cada persona se queda con la parte que más le interesa, estética, seguridad, funcionalidad ... no solemos atender a todos los aspectos que engloba la arquitectura.
    Besos.

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    1. Querida Ana, la arquitectura es un arte muy complejo, reúne estática y estética, composición y organización de espacios, funcionalidad y adecuación al entorno, etc. Todo esto, unido a la enorme responsabilidad civil, proporciona una manera constructiva de ver la realidad. El arquitecto se ve obligado a tocar distintas teclas al mismo tiempo. Es una profesión apasionante que requiere mucho sacrificio y dedicación. Son incontables los fines de samana que he tenido que estar calculando y dibujando planos. Sin embargo, siempre ha sido complaciente, mi experiencia profesional ha sido del todo positiva.
      Besos

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  6. El sentido común,es muy necesario para aportar un equilibrio en la vida y más cuando hay responsabilidad civil, no se puede sólo inclinar la balanza en dar rienda a banalidades.



    La arquitectura :con sus medidas, peso, volumen, etc : tiene que ser respetuoso con el medio y potenciar una arquitectura residencial, saludable, y sobre todo responsabilidad con el entorno.
    En Artes aplicadas al muro, te dabas cuenta de que a veces la vanidad es mala cosejera.
    Aceptar que esas paradojas son parte de tu equilibrio profesional, contrastar los pros y contras dice mucho de quién tiene esa misión. Ojalá fuese un bien común y no se hubiese o hubiera hecho tantas pifias cómo ahogar los espacios.
    Un abrazo

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    1. Amiga Bertha, el sentido común es indispensable y más tratándose de una actividad como la arquitectura ya que su objeto es proporcionar un habitat adecuado a las necesidades humanas y al propio tiempo ser respetuoso con el medio ambiente y con la cultura de un tiempo y un lugar.
      Abrazos

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