No suelo leer literatura actual, raramente leo textos posteriores al siglo XVIII. Ya hace unos años que presto especial atención a los escritos del Siglo de las Luces y en general a todo el arte y arquitectura de aquella época. Allí encontramos desde un barroco que decae hasta un neoclasicismo bastante desproporcionado y la eclosión de un romanticismo que quiso sustituir el concepto clásico de belleza.
Aquella literatura ilustrada del Siglo de las Luces y aquel arte, principalmente francés, entraron con mucha dificultad en las tierras germanas. Allí, entre las nieblas del norte, emergía un romanticismo pietista que parecía abrirse paso entre un barroco enérgico y exagerado que se resistía.
Entre los arquitectos de aquellos años encontramos a Georg Wenzeslaus von Knobelsdorff (1699-1753), una mente despierta que admiro, un gran artista prusiano –pintor y arquitecto– que se oponía a las influencias románticas.
Von Knobelsdorff era un noble militar que debido a su mala salud se vio obligado a dejar las armas y se dedicó al arte, a la arquitectura que era su gran pasión.
Residencia de verano de Sans Souci
La arquitectura de Knobelsdorff está fuertemente influenciada por el clasicismo de Paladio y sobre todo por la arquitectura versallesca. En 1740 visitó Versalles de cuyo palacio tomó numerosos apuntes.
Era amigo personal de Federico el Grande de Prusia. Para el emperador, Knobelsdorff, diseñó diversas obras, entre la que sobresale la residencia de verano de Sans Souci en Potsdam construida entre 1745 y 1747. En el proyecto intervinieron otros arquitectos como Johann Bouman y el propio emperador.
De las obras de Knobelsdorff destacamos la Ópera de Berlín de estilo claramente neoclásico, el Ayuntamiento de Potsdam donde podemos admirar unas columnas y pilastras geminadas y el Palacio de Charlottenburgo en Berlín donde el arquitecto hizo un alarde decorativo de estilo rococó.
Ayuntamiento de Potsdam
No me declaro especialmente entusiasta del estilo barroco, creo que entre sus curvas y contra-curvas se disuelve el espacio y la proporción se ve enmascarada por un sinfín de ornamentos; sin embargo, aprecio mucho el trabajo de los grandes arquitectos de aquel momento. Su insistencia en mantener el orden clásico es, a mi entender, plausible.
Proyecto de un templo a Apolo
El orden geométrico de los jardines de Versalles y el conocimiento del clasicismo de Paladio constituyeron un verdadero repertorio que Georg Wenzeslaus von Knobelsdorff supo utilizar para oponerse a la acometida romántica.
Me gustan estas época de cruce en el que lo nuevo y lo viejo se mezclan.
ResponderEliminarAmigo Pedro, estos periodos de "solape" en la historia del arte son muy productivos, se generan debates estilísticos. Partticularmente me interesan los lenguajes tardíos por ejemplo, la música de Bach.
EliminarSalud
Desconocía este arquitecto. Me has abierto el apetito y he mirado alguna cosilla más.
ResponderEliminarLa arquitectura, al menos para mi, es una asignatura compleja, nada fácil; se ha de saber mucho para elevar un edificio y que este esté acorde a todo lo que le rodea.
Un abrazote fuerte
Salut
Amic Miquel, conozco otros casos de artistas que pasaron de la milicia a la arquitectura, era gente que sabía de cálculo y de trazados reguladores. Von Knobelsdorff dibujaba muy bien. Sus interiores barrocos son una maravilla.
EliminarSalud
Bien, yo, al contrario que tú, si leo literatura actual y reconozco que no estoy muy ducha en la de siglos pasados, así que en mi caso, agradezco encontrarme blogs como el tuyo que me instruyan en ello, por lo menos un poquito
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Fina
Querida Fina. Encuentro en Dante, en Cervantes, en Leopardi, en Virgilio, en Horacio (¡oh, el gran Horacio!), en Petrarca, en los Enciclopedistas... unos textos maravillosos. De lo posterior al siglo XVIII me interesa más el arte que la literatura y apenas leo nada de lo que se publica recientemente.
EliminarSalud
Veo que, fiel a tus principios, no pasas del XVIII...
ResponderEliminarNo conocía a ese arquitecto y tomo buena nota. El edificio de la Ópera de Berlín (lugar donde no he estado nunca) recuerda, en efecto a la arquitectura palladiana, sus villas ("La Malcontenta", "La Rotonda" o "La Cornaro"), aunque Palladio solía usar para los pórticos el orden jónico (lo sé por las fotos de los libros, tampoco he estado nunca en ellas).
Ya sabes, amigo mío, cuánto admiro el Siglo de las Luces y el pensamiento enciclopedista.
EliminarConocí el edificio de la Ópera de Berlín, me lo enseñó y "explicó" una arquitecta alemana que había hecho una tesis doctoral sobre la Alhambra, ella se definía como "de muy de izquierdas" y era una gran admiradora del neoclasicismo prusiano.
Palladio era muy fino, utilizaba principalmente el jónico, pero en los edificios de más de una planta solía utilizar el dórico en la planta baja y el jónico en la planta superior, por ejemplo en el Palazzo della Ragione y en el Palazzo de Chiericati, esto demuestra el buen criterio compositivo y el buen entendimiento del sentido estructural.
Abrazos
Un placer una vez más leerlo, Francesc. Tomo notas y me desasno, le aseguro. Sólo una pregunta quisiera acercarle. Excluye usted a Jorge Luis Borges en sus lecturas?
ResponderEliminarAbrazo agradecido.
Estimado Carlos, celebro que le satisfagan estos breves escritos de mi blog, son pequeñas reflexiones sobre arte y arquitectura y alguna vez me atrevo a soltar alguna opinión dispersa sobre temas de actualidad.
EliminarA menudo he manifestado mi desapego por la literatura actual, prácticamente no leo casi nada de lo escrito con posterioridad al siglo XVIII. Naturalmente, sí que he leído algunos autores posteriores y algunos me han gustado. De Borges he leído sólo dos libros y muy poca cosa más y a mí no me ha gustado, escribe muy bien, pero a mí, particularmente, me dice muy poca cosa. Veo que hay una opinión general que elogia a Borges y he comprobado que una buena parte de esta opinión pone en palabras de Borges algo que este autor no dijo jamás, la profusión de elogios a mí me hace desconfiar porque puede llevar a equívocos.
La lectura de literatura antigua (clásicos griegos y romanos, renacimiento, poesía italiana, Siglo de Oro español, clasicismo francés, Siglo de las Luces…) y los textos sobre arte, estética y arquitectura me llevan mucho tiempo y no me dejan tiempo para otras lecturas.
Abrazos
Vale. Agradecido.
EliminarInteresante tu entrada. No hay posicionamientos absolutos en lo referente a los grandes movimientos artísticos. Hay ejemplos notables de calidad, buen hacer y sentido estético de la proporción en casi todos ellos. Desconozco al arquitecto y, sobre todo, ignoro cómo pronunciar un nombre con tantas consonantes.
ResponderEliminarUn saludo, Francesc.
Amigo Cayetano, tampoco hay cambios bruscos, los estilos se suceden y se solapan, hay grandes artistas a un lado y a otro y también los hay en el "solape".
EliminarDado que este arquitecto ya nos resulta familiar y como que tiene nombre y apellido son casi impronunciables, le podríamos llamar, Jorge Wenceslao del Pueblo.
Un abrazo.
No soy la persona más indicada para hablar de arquitectura, pero siempre me he decantado por la simpleza. Me gustan las cosas bellas, proporcionadas y robustas, sin florituras inútiles (en mi modo de ver las cosas, claro). Me gusta el dórico por encima de los otros dos estilos clásicos.
ResponderEliminarNo me gusta el barroco en la arquitectura y menos cuando ocupa espacios bien hechos y proporcionados que son agradables a la vista o cuando irrumpe en un altar maravilloso con sus recargos y "retorcimientos". Siempre me pareció al ver esos altares y esos "dorados" como la casa de los "nuevos ricos" que tienen que poner muchas cosas en todo y solo estropean lo bello.
Pero como digo no soy el más apropiado para hablar de esto, solo expongo mis sensaciones.
Un saludo.
Amigo Daniel, prefiero lo simple a lo cargado, me gusta más lo racional que lo arrebatado, prefiero una superficie limpia sin florituras que un exceso de ornamentación, con lo dicho queda claro que prefiero las arquitecturas clásicas. Soy un ferviente admirador de la arquitectura del Renacimiento.
EliminarEl exceso de ornamentación barroca enmascara el espacio y parece que éste queda engullido o disuelto entre la curva y la contra-curva.
Digo que el barroco me agobia y he detestado durante mucho tiempo este estilo recargado, pero debo reconocer el enorme valor que tiene el barroco porque supo reconocer, mantener y utilizar los órdenes clásicos y este es el caso de Georg Wencenslaus von Knobelsdorff.
Reconozco y admiro la capacidad de muchos arquitectos barrocos que consiguieron mantener el orden clásico y dotar las bellas ciudades europeas de una riqueza monumental que, en gran parte las caracteriza. Pienso en Berlín, París, Múnich, San Petersburgo, Viena, Praga...
Yo me quedo en Italia donde el Renacimiento que lo cuenta todo.
Saludos
Justamente leía sobre los mongoles. Y la arquitectura de Kublai Khan o la Timúrida y pensaba en ti. Claro que nada que ver con esta jajajaja. Como ves yo me voy más atrás en el tiempo. Me alegra estar de regreso. Y gracias mil, por tu cariñoso comentario en casa. Abrazos.
ResponderEliminarPD- A mi tampoco me gusta la arquitectura recargada...
Amiga Myriam, celebro mucho que hayas vuelto, y celebro tus comentarios.
EliminarLo poco que sé del arte mongol me parecen unas obras de una gran inspiración. En la expansión por las tierras asiáticas, y sobre todo hacia el sur, construyeron obras arquitectónicas de una mucha calidad. Las bóvedas, sus intersecciones increíbles, los lunetos, las pechinas, los interiores… son un prodigio. En este blog ya puse alguna cosa.
Un fuerte abrazo.