sábado, 11 de septiembre de 2021

Algunas formas de hipocresía y deconstrucción

Ramón Pichot. Bulevar de París (1898-1901)

 

 

El lenguaje políticamente correcto, la “inteligencia emocional”, la beneficencia y el “buenismo” de los maestrillos y maestrillas son formas de hipocresía infantiloide. 


Son máscaras que esconden naufragios, penuria, cobardía, dejación de responsabilidades, fuego de estopa, derribos personales, etc.

 

Por otra parte, el cartón piedra y los colorines con que se construyen las máscaras esconden una miseria cultural colectiva inconmensurable. 

 

Muy a menudo, tanto al amanecer como en el crepúsculo, me he planteado si la cara es la máscara del alma. 

 

Abandono inmediatamente tal planteamiento, pues me cuesta mucho hacerlo porque carezco de alma. Aunque algunos afirman que el alma pesa 27 gramos, pero el caso es que a mí, la inconsistencia, lo intangible y los mundos simbólicos me sobrepasan. 

 

No quiero adentrarme en los territorios escondidos de los símbolos. Por deformación profesional, aspiro al equilibrio. Me conformo con la exclusiva dependencia de la materia y aspiro a alcanzar la espiritualidad de un zapato.


Me gustan los arcos de medio punto y el capitel dórico, algunos versos y de Comedia y la estatuaria griega. Soy un rendido  admirador del Renacimiento. Brunelleschi, Michelozzo, Palladio..., soy un clásico empedernido con algunas -pocas- contradicciones románticas (Schubert, Brahms, Puccini...).

18 comentarios:

  1. Magnífico texto, empieza con una denuncia del buenismo y acaba con una declaración de amor.

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    1. Gracias Viky, es una reflexión apresurada. Al final expreso mi admiración por el equilibrio.
      Saludos

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  2. Lo importante, FRANCESC, al menos para mi, es que "eres".

    Todos tenemos contradicciones, unos más acentuadas que otros. Me gusta la Ciencia en su justa medida, como en su justa medida no me agrada que se rían de lo desconocido, aceptando que guarden las distancias pero sin chanzas en lo referente al mundo ignoto.

    No soy muy romántico, pero las naturalezas muertas de Vayreda creo, son insuperables, y me siguen gustando las iglesias románicas de una sola planta, ancladas en lo alto de una montaña a la espera de las vísperas.

    Un placer leerte.
    Te aprecio un montón.
    Salut

    Como a ti, me sacuden los del diseño de las palabras, esos que llaman a los escritores "creadores de contenido", y se quedan tan anchos...y anchas, porque esta es otra, ahora hay que incluir por aquello de no ser tildado de "machista".

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    1. Amigo Miquel, el pensamiento científico nos proporciona una lógica y una manera de pensar libre y sin condiciones de limitación en cuanto al razonamiento. Supongo que cuando hablas de la “justa medida” te refieres a las formas de aplicación de los logros científicos, a la técnica más que a la ciencia, o más bien a la aplicación inhumana de la tecnología.
      Reírse de lo desconocido es una señal de incultura y de falta de respeto.
      Ya sabes, Miquel, que yo me apunto al clasicismo, las pequeñas iglesias románicas que se encuentran en las montañas me dan miedo y el romanticismo me abruma con sus brumas.
      Miquel, que diseñen las palabras o que inventen los retorcimientos del lenguaje que les dé la gana, pero las cosas son las que son y la soledad del ser humano y la lucha por la perpetuación de la especio y por la provisión del pan están por encima de estas majaderías.
      Eres un buen amigo, destaco tu lealtad y generosidad.
      Salud.

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  3. Perdón. Acabo de leer esto de don Gregorio Morán. Habla de la "alfalfa semántica", y en ella esta nueva definición de los que son los políticos tertulianos: ”compartir espacios de reflexión estratégica”.
    Pa mear y no echar gota, que diría mi vecina.
    Salut

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    1. Amic Miquel, ya sabes que admiro a Gregorio Morán, siempre encuentra la mejor expresión. Tiene las ideas claras y esto molesta a muchos.
      Salud.

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  4. Sin duda, vivimos en sociedades que se parapetan en múltiples máscaras, aunque esto ya viene de tiempos pretéritos. Ocurre que estas máscaras hoy, las podemos desenmascarar mucho más fácil. La máscara más grande y grotesca la llevan los políticos.

    En el otro aspecto, lo no mensurable; el alma, lo intangible, lo simbólico, que refieres,
    lo cierto es que lo intangible condiciona de manera determinante nuestra existencia y da forma a nuestra realidad, pues ¿no es el lenguaje, las palabras, la máxima expresión de lo intangible, la abstracción y lo simbólico? Y, sin embargo, todo lo cognoscible pasa por el filtro de las palabras, ese cosa tan simbólica.
    No podríamos hallar el equilibrio prescindiendo del otro contrapeso; frente a la materia hay que situar lo intangible, si retiras cualquiera de los dos… todo se convierte en estrepitosa caída.

    Todo esto para decirte que en el fondo he captado el sentido y la intención de tu escrito, jeje. Larga vida a nuestras contradicciones.

    Un abrazo, amigo Francesc

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    1. Amigo Paco, estamos hechos de lo uno y de lo otro, me refiero a la realidad y a la imaginación, a lo observado y a lo pensado. Parece que vayamos por la vida transportando las contradicciones y los huesos de la espalda de un lado para otro. Estoy más acostumbrado a medir y a pesar que a especular sobre lo simbólico. Los mundos simbólicos me sobrepasan a sabiendas que estas cosas tan intangibles también determinan este transporte de huesos que llevamos a cuestas.
      Un abrazo.

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  5. Los símbolos siempre esconden. Luz, mucha luz.

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    1. Amigo Pedro, todo esto que no se puede pesar me provoca una cierta intranquilidad. Habrá algo escondido.
      Saludos

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  6. Ese uso del lenguaje creado a medida de lo que conviene me repugna. Bonismo, emocional, positivismos a ultranza y todo ello vestido de un significado acorde a la conveniencia.

    Soy más bien racionalista y creo que análisis, diseño de la estragia y objetivo son las verdaderas claves de lo bueneo y lo malo. No nos olvidemoes de la propia imbecilidad de muchos, quizá yo misma.

    Salud, Francesc.

    Anna Babra

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    1. Amiga Anna, lo sentimentaloide, las pasiones encendidas, las emociones lacrimógenas, todo esto me ponen muy nervioso. El romanticismo me provoca una inquietud tremenda, aunque debo admitir unas magníficas contradicciones, soy más clásico que romántico y prefiero el cálculo a la metafísica.
      Abraçades.

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  7. Miquel lo ha sintetizado en la cita de Morán "alfalfa semántica", y yo añadiría "pienso ideológico", que no alimenta a nadie, pero los mantiene vivos un día mas para seguir soltando "ocurrencias" en las redes sociales y en la prensa.

    La política ya no es el arte de solucionar problemas con lealtad y visión de estado, es un modo de vida donde se instalan los mediocres.

    Y el "buenismo" es la manera de encubrir el vacío ideológico y la incompetencia.

    Coincido en tu amor por la sencillez de los capiteles dóricos, la elegancia de líneas pasa por el equilibrio.

    Pero en cambio, a mi me fascina la tosquedad del románico y del arte que encerraban aquellas iglesias, con esos pantocratores de estilo casi "naíf.

    Quizás sea porque me fascina la época que transcurrió entre el colapso del Imperios romano de Occidente y las invasiones árabes, los siglos oscuros.

    Un abrazo

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    1. Amigo Rodericus, retuercen las palabras para engañar mejor, Morán es un buen elemento, su pensamiento es muy fino.
      Coincido contigo, el buenismo sirve para encubrir. Al final todo es una maraña de pamplinas que convierten esta sociedad en una ludoteca.
      El arte del medievo me da miedo, los colores planos, las figuras desproporcionadas, los muros demasiado gruesos de las iglesuelas tan pequeñas, la escasez de luz, uf, todo esto me da miedo.
      Ya lo he expresado muchas veces, soy un enamorado del arte clásico: la estatuaria greco-romana, el Renacimiento, el clasicismo del Siglo de las Luces...
      Un abrazo.

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  8. Cuando Juan Ramón Jiménez buscaba la poesía esencial, apostaba por la desnudez absoluta, sin hojarasca innecesaria ni máscaras de ningún tipo:
    "Vino primero pura,
    vestida de inocencia;
    y la amé como un niño.
    Luego se fue vistiendo
    de no sé qué ropajes;
    y la fui odiando sin saberlo.
    Llegó a ser una reina
    fastuosa de tesoros…
    ¡Qué iracundia de hiel y sin sentido!
    Más se fue desnudando
    y yo le sonreía.
    Se quedó con la túnica
    de su inocencia antigua.
    Creí de nuevo en ella.
    Y se quitó la túnica
    y apareció desnuda toda.
    ¡Oh pasión de mi vida, poesía
    desnuda, mía para siempre!

    Un saludo.

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    1. Amigo Cayetano. Juan Ramón Jiménez fue un gran poeta, de él tenemos que aprender todos.
      Este poema es magnífico. Quien tenga seso para comprender que comprenda.
      Saludos.

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  9. No estás solo en esas creencias, amigo Francesc

    Saludos y salud

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    1. Lo sé, Luis Antonio, estas mandangas del lenguaje políticamente correcto, del buenismo y demás hipocresías sentimentaloides emponzoñan y solo sirven para empobrecer y engañar.
      Saludos.

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