El
gran buche de la rana
La
gran belleza
La
gran convivencia
La
gran jugada
La
gran estafa
Si
algo no es grande, no es nada. Sin matices, así de maniqueo. Parece que lo único que importa es el tamaño, este, al parecer, es el signo de los tiempos, se valora la dimensión del
adjetivo y no la movilidad y calidad del sustantivo.
El
calificativo “gran” se está utilizando para colocarlo delante de cualquier
cosa, ya sean títulos de películas, títulos de libros o
ciclos de conferencias. Todo ha de ser grande.
Tenemos
grandes políticos, grandes catástrofes, grandes desafíos, grandes retos y
grandes mandangas. El adjetivo se utiliza con demasiada profusión para designar
grandes mentiras o grandes burlas. O simplemente para dar importancia a muchas
carencias.
Este
adjetivo calificativo lo encontramos con mucha abundancia en las literaturas de
los periodos decadentes de la historia del arte. La grandeur siempre aparece un poquito antes del "gran" desplome. Cuando
una expresión ufana y rutilante produce un brillo innecesario que solo sirve
para deslumbrar y luce con tanta intensidad lumínica que las bombillas acaban
fundiéndose o quizás explotando y provocando un “gran” incendio.