martes, 5 de septiembre de 2017

Paradojas en la práctica arquitectónica



Casa Rietveld Schröder, Utrecht 1924. Arquitecto Gerrit Rietveld

Durante mi formación de arquitecto y ejerciendo la profesión, he admitido la herencia recibida de la historia del arte y de muchas tradiciones culturales y a la vez, he vivido y he asumido la convulsión que produjeron las vanguardias del Movimiento Moderno que fueron una revolución contra aquellas tradiciones.

Esta situación paradójica tensionaba el proceder de quienes nos dedicamos a la arquitectura, al diseño y al arte en general. A menudo nos sentimos como el bailarín de Nietzsche que bajo la mirada de los demás bailaba sobre la cuerda floja.

Fieles a la autenticidad de la construcción, a su solidez y la voluntad de servicio, hemos proyectado edificios intentando buscar el equilibrio de las estructuras, de la historia y de la tradición constructiva, e intentando también, recuperar la tradición cultural arquitectónica y rebelarnos contra ella.

Menuda paradoja

Continuar una revolución es siempre una aceptación de paradojas.  

8 comentarios:

  1. El equilibrio entre la utilidad, la estética y la obra bien hecha. Un objetivo a conseguir que a veces no es fácil.
    Saludos, Francesc.

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    1. No es fácil, amigo Cayetano, además encuentras muchos inconvenientes para conseguir el equilibrio, casi siempre un cúmulo de despropósitos que no responden a ninguna razón.
      Salud

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  2. Creo que siempre h ahabido aquello que en Física se llama acción/reacción.
    Así, todos los movimientos han tenido sus contrarios.
    No entiendo de arquitectura, pero sólo se de un movimiento que me haya causado verdadera sensación, y fue la contraprestación al Modernismo, o sea, el Art Decó.
    Me encantan las líneas rectas y la sobriedad del cuadrado. Los ángulos de 90º y la escasez de profusiones barrocas.
    Ya ves, un tipo raro de movimiento fugaz...
    Un abrazo
    salut

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    1. Miquel, cualquier estilo arquitectónico es la expresión de su tiempo y responde a una manera de proceder de la sociedad, a los medios de producción, a la disponibilidad de materiales, etc. La arquitectura es un hecho cultural. Todos los estilos tienen sus detractores y veo aspectos positivos y negativos, en todos los estilos. En el Modernismo que tu mencionas, (art Nouveau más que art Decó) encuentro una profusión formal exuberante, el repertorio de formas es casi infinito, las obras modernistas están cargadas de ornamentación; luego, más tarde, el Racionalismo del Movimiento Moderno intentó depurar tanto decorativismo, Alfred Loos anunciaba que el ornamento era delito y los expresionistas alemanes se empeñaron en limpiar, también los constructivistas rusos y más tarde el purismo de Le Corbusier o los neoplásticos geometrizaron el orden en formas muy puras que aportaron un poco de tranquilidad a la composición arquitectónica. Sin embargo, también el Racionalismo del siglo XX tuvo sus detractores,se criticó su frialdad, su exceso dogmático, etc. Tampoco lo resolvieron quienes vinieron después, los adalides del Pop Art cayeron en la autocomplacencia irracional de unas geometrías imposibles, deconstruyeron, incorporaron formas delirantes sin sentido, estructuras imposibles que no obedecían a nada. En fin, amigo Miquel, un camino que no se acaba.
      Salud

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  3. Asumir la historia y buscar innovaciones es compatible. Quedarse inmóvil es otra cosa...poco deseable.
    Un abrazo, maestro

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    1. Naturalmente, amigo Luis Antonio, toda búsqueda y toda innovación debe acometerse a partir de la experiencia histórica. Creo que fue Ferrater Mora quien dijo que todo lo que no es revolución es anquilosamiento.
      Un abrazo

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  4. Revelas hoy el objetivo que persigues en tu profesión: equilibrio, funcionalidad, estética y rigor histórico.Una ejemplar combinación del buen hacer que se proyecta también en tu vida y obra.

    Abrazos y gracias.

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    1. Querida Amaltea, cada proyecto de arquitectura es un conjunto de decisiones, he tenido que tomarlas y cargar con la responsabilidad que esto supone. Con las decisiones asumía la paradoja de la fidelidad a la tradición constructiva y la búsqueda de un lenguaje compositivo acorde con la realidad cultural del momento. Siempre acudí a la terna vitrubiana "firmitas, utilitas, venusta". La voluntad de una construcción sólida, que fuera útil y confortable, adecuada a la función y una búsqueda de la mejor y más bella composición arquitectónica, tanto en la organización de los espacios como en la deficinión equilibrada de su envolvente, y procuré hacerlo siempre con la mejor voluntad de servicio.
      Abrazos

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