viernes, 1 de junio de 2012

El prerrafaelismo

Queen Guinevre's Maying (detalle). John Maler Collier (1850-1934)


Un grupo de diletantes, de intelectuales puritanos de la Inglaterra victoriana, a los que no les gustaba la música, echaron la vista atrás y, en un alarde de progresismo, intentaron superar el gusto secular que los anglosajones sienten por su pasado medieval.

Dirigieron su mirada a la claridad meridional, se fijaron en el arte florentino del quattrocento y lo falsificaron.  Lo falsificaron, se perdieron en el detallismo, dieron demasiado valor a la menudencia, de forma que un esteticismo ramplón ahogó las buenas intenciones de los puritanos. Ocurre a menudo que los puritanismos se ahogan cuando practican su moral, en este caso cuando los artistas llevaron a la tela sus ideas estéticas. 

Criticaron el manierismo de Pontormo, de Andrea del Sarto y de otros florentinos más o menos melancólicos y constituyeron la Hermandad Prerrafaelita Pre-Raphaelite Brotherhood. Buenas intenciones y buenos artistas que admiraron a los grandes, a los  anteriores a Rafael y Miguel Ángel.

Ya fuera por su entusiasmo o por la pujanza económica del imperio británico que les daba cobijo, el caso es que el prerrafaelismo influyó en todos los lenguajes artísticos del continente y, aquello que era una manifestación de la mesura y proporción clásicas, se convirtió en una disgregación de la expresión formal.

El prerrafaelismo se dispersó en multitud de estilos esparcidos por el continente -Art Nouveau, Sezession, Modernismo- que los creadores utilizaron para expresar las  pequeñas aspiraciones provincianas de una Europa que definía sus estados: unos a la  búsqueda de una epopeya nacional, otros acariciando su pasado medieval de condes y princesitas y otros llegaron a edificar una mitología de martillos y valquirias.

9 comentarios:

  1. Me sigue gustando D G Rosetti...¿ qué quiere que le diga ? si soy un nostálgico...

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    1. Pues mira Miquel si soy nostálgico yo, que me sigue gustando el arte de la antigua Grecia y de Roma, y también el quattrocento.
      Salud

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  2. Qué acertado punto de mira, Francesc. Siempre he tenido la honda certeza de que el mundo anglosajón vive anclado en unas mitologías que a la par que adoptadas del mundo mediterráneo greco-latino, riquísimo vergel del arte y la cultura humanas, tiene también esa insidiosa pregnancia de lo práctico(por mucho adorno que lleve), que acaba revirtiendo negativamente y contagiando esa "disgregación de la expresión formal" en su propio beneficio. No se conoce una civilización más apologética y por otro lado de tan dudoso gusto como la anglosajona. En el caso del prerrafaelismo, es evidente que predomina una especie de frialdad del goce estético, como si el arte se repartiera a la misma hora que el té con pastas, y no contuviera drama alguno.

    Gracias por estas reflexiones.
    Salud
    Manuel

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    1. El mundo anglosajón vive inmerso en las brumas del norte, son los bárbaros del norte. Inglaterra es un país sin música, quedaron anclados en Purcell y quedaron anclados en una idea romanticona de princesas, elfos y caballeros artúricos. En medio de este panorama no se conoce la mesura, imperan las ruinas de los castillos y las ruinas formales. En efecto son apologéticos, no creo que sean tan prácticos como tu dices, ojalá fueran tan prácticos como aquellos inventores del capitel dórico. En el mejor de los casos el arte anglosajón se regocija en el espectáculo de colorines y lucecitas donde podemos encontrar todos los brillos pero donde la belleza brilla por su ausencia.
      Salud

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  3. Me ha gustado esta crítica a lo que supone todo este mundo anclado en lo pastoril, en los pasados medievalistas de tierra adentro con su insularidad manifiesta y que intentaron, o intentan, influir en tierras mojadas por el mediterráneo, incluidas sus baladas musicales que tuvieron que encontrar su contrapunto realista y positivo en tierras americanas del norte. Quizá todavía no tenían consolidada la influencia cultural de la magnífica industria del carbón y del acero, y por tanto también de la marítima, que los hizo más prácticos y realmente influyentes en la cultura posterior, incluidas las altísimas columnas de los nuevos palacios del llamado, y adorado, estilo internacional.

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    1. Lamarderemuée, aquí también nos vimos influenciados por el prerrafaelismo, aquí la primera burguesía catalana buscó unas raíces -una epopeya nacional- entre el pasado medieval: Guifré, el Comte Arnau, l'Abad Oliva, etc. aquellos hijos de los industriales catalanes que viajaban a Manchester a aprender las técnicas de industria se encandilaron con el Arts and Crafts y con los prerrafaelitas y a partir de todo esto se desarrolló el Modernisme, última expresión de un Romanticismo caduco. Hubo de llegar el Noucentisme para volver la vista a nuestros orígenes clásicos.
      Salud

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    2. Si, claro, pero lo que pretendía insinuar es que la cultura anglosajona más allá, mejor más aquí, de los ismos citados ha tenido, y tiene donde es menos fácil por la proximidad, una influencia fuera de dudas. Saludos.

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  4. Francesc, leyendo tu magnifica entrada sobre los prerrafaelitas me viene a la memoria un hecho curioso que parece repetirse en todos los movimientos de “supuesta” VANGUARDIA. La vuelta al pasado para coger impulso.
    Los expresionistas del grupo El Puente, radicalizan su estilo a la vista de una “escultura” de madera, “Viga de Palau” , procedente de una casa del archipiélago de las Palau que conocen en una exposición en el Museo Etnográfico de Dresde; y en paralelo, Picasso asiste a una exposición en París de máscaras africanas que se convierten a partir de entonces en modelos para los rostros cubistas. Los artistas ingleses, por su parte, ponen el retrovisor cuatro siglos atrás…
    Parece que todas las vanguardias necesitan tomar mucha carrerilla…

    Un saludo.

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    1. Todo es cíclico, amigo Luis, los equinoccios se suceden. Yo creo que la mirada hacia atrás, hacia los clásicos, es un acto de limpieza, es como pasar el estropajo sobre el panorama formal; quizás más que para coger impulso. Ocurre que el estilo se va desvirtuando, a veces por desidia, otras por vanidad y muchas otras por que los creadores se miran el ombligo, entonces alguien decide limpiar y con el estropajo en ristre se fija en los clásicos y vuelta la rueda de la noria de las estaciones.
      Salud

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