domingo, 13 de febrero de 2022

Sherrie Levine

 


Sherrie Levine practica el arte de la apropiación. Intenta desmitificar la originalidad y lo hace con una crítica deconstructiva. Rechaza el invento, subvierte el concepto de creación original.

 

Yo creo que el capitel dórico ya lo dijo todo, seguramente Sherrie Levine también comparte mi opinión, no lo sé.

 

Sherrie Levine se dedica a fotografiar otras fotografías. 

 

Cuando Sherrie Levine cuestiona la originalidad pone patas arriba uno de los mitos más inestables del arte moderno.

 

La modernidad es la renovación constante, sí, pero esto no significa la originalidad constante.

 

Es una artista posmoderna. Su obra es manierista, en mi opinión, “manierista en el peor sentido de la palabra”. Fotografía la obra de los más reputados fotógrafos de los años cuarenta del siglo pasado: Edward Weston, Walter Evans y otros fotógrafos siempre hombres.

 

Sherrie Levine es una feminista convencidísima. En una entrevista en Flash Art (1985) afirmaba: …a finales de los setenta y principios de los ochenta el mundo del arte sólo quería imágenes sobre el deseo masculino. Por ello me permití asumir una actitud de ‘chica mala’: ¿quieres esto?, yo te lo daré. Pero, ya que soy una mujer, estas imágenes se convierten en un trabajo de una mujer.

 

Nota: he ilustrado esta entrada con la imagen de un capitel dórico y he evitado la reproducción de una imagen de Sherrie Levine, tienen los derechos de reproducción  muy protegidos y no quiero correr el riesgo de cometer alguna infracción. Es curioso, Levine cuestiona la originalidad y luego protrege sus obras para que nadie las copie.

12 comentarios:

  1. Si he entendido bien Sherrie Levine fotografía obras de otros artistas y las fotografías de las fotografías de los otros artistas tienen derechos de autor para Sherrie Levine, muy racional todo.
    Me he paseado por las fotografías de Walker Evans y son francamente buenas, retrata francamente bien, para mi gusto por lo menos...
    He aprendido algo esta mañana.
    Un saludo.

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    1. Amigo Daniel, Sherrie Levine es una fotógrafa “posmodern”, a mi entender lo que hace esta artista es un cúmulo de despropósitos: fotografía lo que otros han fotografiado y luego preserva los derechos de autor de lo que ella ha hecho; dice que sus fotos son una expresión feminista sólo porque las realizado una mujer, confunde modernidad con originalidad.
      Daniel, yo creo que la originalidad no es sustancia estética, cuántas obras de arte existen y son consideradas monumentales sin que sean originales. Después del capitel dórico ya no espero ninguna originalidad.
      Saludos.

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  2. Es curioso, si, que sus derechos de reproducción estén tan protegidos cuando los trabajos de Sherrie Levine consisten en reproducciones fotográficas exactas del trabajo de otros fotógrafos como Walker Evans, Eliot Porter y Edward Weston.

    Y es curioso que su feminismo mo le haga copiar la obra de otras fotógrafas, para reivindicarlas, y sólo se dedique a los fotógrafos.

    PD: Sino fuera por esta entrada la desconocería.
    Salut

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    1. Amic Miquel, yo creo que los derechos de autor están sobrevalorados o por lo menos mal definidos. ¿Quién puede decir que su obra es original sin conocer todo, absolutamente todo, lo que se ha hecho desde Mesopotamia o desde la escultura crético-micénica? ¿Es original Shakespeare? ¿Han de cobrar derechos de autor los que escriben libros sobre acontecimientos políticos comentando las cosillas que han salido en la prensa?
      Salud

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  3. Protejo lo mío y copio lo ajeno: la ley del embudo.
    Un saludo.

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    1. Amigo Cayetano, esto es una cuestión del mercado del arte, del cobro de derechos de autor, de apropiaciones indebidas, de copias descaradas, de sobrevaloración de la originalidad, etc. nada que ver con la sustancia artística.
      Saludos.

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  4. Para empezar, la originalidad se puede predicar de contados artistas, todos sin excepción se sustentan en modelos anteriores. En cualquiera de las artes, alguien ya lo hizo antes, pero claro llega una listilla y se autodenomina artista original, pero lo que hace es parasitar el trabajo de otros. Hay tanto engaño y tantos dispuestos a ser engañados, que no me extraña que en el mundo de hoy, prospere gente que no ha hecho otra cosa que copiar -mal- a otros. El gran debate de qué elementos definen una obra artística ha quedado arrinconado para dar paso a la mediocridad más decepcionante.

    Abrazos en esta tarde de domingo

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    1. Amiga Marga, hay muy pocas obras que sean realmente originales y muchas de las que lo son, resulta que no son obras de arte, pueden ser hallazgos científicos, procedimientos estocásticos para cocer patatas o sistemas de preparar mejunjes cosméticos. Después del capitel dórico, qué hay de original en el arte. Cuando un autor afirma que su obra es original, lo primero que pienso es este autor no conoce todas las producciones artísticas o literarias que han aparecido antes de la suya. Así pues, quien afirma que su obra es original es alguien que no sabe o que engaña.
      Abrazos.

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  5. Mi amigo Javier García Riobó, recientemente fallecido, llevó a cabo casi toda su obra bajo este mismo precepto. Ante sus obras siempre me surgían las mismas preguntas que haces en esta entrada, tan necesarias. ¿Hay mejor forma de cuestionarnos y de hacernos nuevos?

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    1. Amigo Pedro. El caso de Levine es un ejemplo de aprovechamiento y descaro.
      Saludos

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  6. Sinceramente no entiendo el supuesto valor artístico y estético de la obra de esa autora. Si copia descaradamente ¿dónde está el punto?

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    1. Amigo Fackel, yo creo que en este caso no podemos hablar de valor artístico, solo veo apropiación indebida, ganas de protagonismo, espectáculo mediático y seguimiento descarado del mercadeo del arte. Sus copias descaradas las embadurna con un lenguaje feminista y con todo esto nos sirve un material que hace daño al arte y al feminismo.
      Saludos

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