lunes, 6 de diciembre de 2021

Conocimiento del prójimo

 

Don Eddy. Realistic Car Paintings 

 

Con las lógicas y venerables excepciones, debemos admitir que somos sociales y que el trato con los amigos y conocidos es enriquecedor.

 

Tratar con los amigos, con conocidos y con compañeros de profesión de temas objetivos casi siempre me ha producido satisfacciones. He aprendido mucho de todos, sobre todo cuando hemos hablado de temas reales y concretos.

 

Aunque no siempre lo haya conseguido, he procurado no ir más allá de lo objetivo. No me gusta traspasar la frontera de lo personal ni entrar en intimidades.

 

Rechazo la intimidad ajena, y si fuera posible también rechazaría la mía.

 

Conocer algún aspecto personal de otros colegas y amigos casi siempre me ha decepcionado, no quiero que las familiaridades se entrometan en las relaciones profesionales.

 

Tengo amigos, muy buenos amigos, pero puedo asegurar que no tengo ningún amigo íntimo.

 

La decepción se acrecienta cuando he conocido la vida íntima de los artistas. He llegado a la conclusión de que sus biografías estropean sus obras. No quiero saber nada de la vida personal de los escritores, no vaya a ser que deje de leer su obra y por extensión afecte a la de todos los demás.

 

Me interesa lo objetivo, y cuando el conocimiento del prójimo empieza a desvelarme aspectos personales o íntimos del mismo, suelo poner los pies en polvorosa.

 

Hay profesiones cuya práctica está basada en las intimidades de los demás: psiquiatras, psicólogos… ¡Horror! Si a estos añado los que practican las “ciencias brujas” como los embaucadores esotéricos, los echadores de cartas o videntes, el panorama me desquicia.

 

Y me desquicia y tiemblo al saber que algunas organizaciones políticas hurgan en nuestras intimidades personales para inscribirnos en una lista o en otra.

 

Cuando el conocimiento del otro va más allá de lo objetivo, el peligro está servido. 

 

Si pudiera, como he dicho antes, me gustaría rechazar hasta mi propia intimidad. 


Conocerse a sí mismo es algo funesto, en mi caso, corro el peligro de retirarme el saludo.


12 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. No quiero saber nada de la vida privada de los escritores, artistas y músicos que me gustan. Les sigo por sus obras.
    Saludos.

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    1. Amigo Cayetano, con lo bien que nos lo podemos pasar con sus obras, mejor no saber nada de las intimidades de los artistas.
      Más valiera no haber sabido nada de Carlo Gesualdo, de Cravaggio o de Cellini.
      Salud

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  2. Decía Jardiel Poncela que amistad se escribe con h.
    No creo supere la relación de amistad con la mitad de los dedos de una mano.
    Las cuestiones íntimas también me aterran. No me gusta que me den explicaciones, así como no me gusta darlas.
    No negaré que disfruto con la compañía de personas que saben de lo suyo, siempre se aprende, pero tampoco, y como a ti, me interesa el ir más allá.

    Siempre he dicho que yo no me casaría conmigo mismo.
    Un abrazo

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    1. Miquel yo soy poco dado a intimidades propias y ajenas.
      Está claro que con la compañía de algunas personas podemos sentirnos a gusto, pero no hay que ir más lejos ni siquiera con uno mismo.
      Salud

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  3. Existen o existimos (no se) personas que buscan debilidades ajenas que les permiten llevar mejor sus miserias internas. Así el que roba un poco siempre puede achacar que "hay otros que roban más y no les pasa nada", creo que esta practica tan extendida se debe fundamentalmente a la falta de principios firmes en la persona. Robar es inmoral, poco o mucho, el acto es el mismo. Vivimos en la sociedad, en mi opinión, irresponsable de sus actos. En mi caso soy también fundador del "Colectivo de Afectados por el Victimismo". Estoy cansado de escuchar que todo el mundo es victima de algo y el culpable del mismo son siempre "entes" difusos difíciles de precisar, es el recurso perfecto para la impunidad, incluso entre los que dicen ser tus amigos.

    Un saludo

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    1. Daniel, el que roba es un ladrón y esta es una cualidad que no depende de la cantidad de lo robado.
      Casi nadie se autoinculpa de su irresponsabilidad y muchos se lamentan como víctimas echando las culpas a los demás.
      Saludos

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  4. jajajajajaja pero espero que a Psicólogos y Psiquiatras no nos pongas en la misma bolsa que con los brujos y charlatanes :-)

    Yo tengo unas pocas amigas íntimas, más que hermanas. ¡Más que hermanas!. No sabes lo que te pierdes :-). Quien no arriesga y se juega, no gana.

    Un abrazo objetivo (Por nada quisiera que pusieras pies en polvorosa)




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    1. Amiga Myriam, yo sé de honrosos profesionales de la psicología y de la psiquiatría y sé que no existe un gremio de los buenos psiquiatras y de los buenos psicólogos como tampoco existe un gremio de los buenos zapateros o de los buenos delineantes. También sé que algún conspicuo psicólogo corre el peligro de engrosar las listas de brujos y charlatanes, afortunadamente ganan los profesionales conscientes y positivos, pero esa es una profesión de peligros. Estar en contacto con la intimidad de los demás es una actividad arriesgada. Ya te digo que el cálculo de vigas y de pilares no tiene tanto riesgo.
      Las intimidades ajenas me austan. Creo que no he tenido nunca un amigo o una amiga íntimos y seguramente me he perdido mucho, pero esto me pasa también con los quesos, hay una variedad enorme de ellos y no me gusta ninguno, probablemente me pierdo una inmensidad de placer gustativo.
      Lo del abrazo objetivo me ha gustado mucho.
      Un abrazo sustantivo.

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  5. Francesc, es la condición humana. Se puede ser un genio en cualquier rama de las artes, o la ciencias y a la vez, tener una calidad humana ruin y miserable.

    No me niego a conocer la intimidad de los demás que yo tomo como referencia, porque también sus miserias sirven para compararlas con las mías, y en la medida de los posible, tratar de corregirlas.

    El "conócete a ti mismo" de Platón sigue vigente, nos ayuda a liberarnos, si lo deseamos, de nuestras pequeñas ( o grandes ) miserias.

    Si lo deseamos, claro.

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    1. Amigo Rodericos, sí, es la condición humana. Tan difícil que resulta conocerse a sí mismo que pasamos toda la vida intentándolo, y ahora, yo ya no me planteo conocer a los demás. No me interesan las intimidades, más bien me desagradan.
      En el caso de los artistas y de los científicos, me quedo con el conocimiento y disfrute de sus obras, su carácter me importa muy poco y además puede que saber cómo son puede arruinar mi percepción.
      Saludos

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  6. Yo soy también muy escrupuloso con mi intimidad y la de los otros. No soporto aquellas personas que insisten en preguntas que van más allá de lo que quieres contar. Y abundan.

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    1. Amigo Pedro, preguntar sobre cosas íntimas es de muy mala educación.
      Opino que exponerlas también es de mala educación. Hoy abunda mucha poesía lacrimógena y muchas noticias que hurgan en la intimidad de víctimas y verdugos que convierten todo el panorama en un valle poblado por niñatos sensibleros.

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