lunes, 18 de octubre de 2021

Ópera con aforo

 


Debido a la pandemia no he asistido a ninguna representación de ópera. Durante muchas temporadas - muchos lustros-, he sido un entusiasmado asiduo de la ópera.

 

Hecho a faltar a Mozart, Strauss, Wagner, Berg, Puccini y algún otro romántico italiano.

 

Vivimos tiempos de contagios: microbios, indigencia cultural, ideologías excluyentes, sentimentalismos ramplones, emociones exaltadas, etc. Sé que los sentimientos expresados en la ópera suelen ser hiperbólicos, a veces caricaturescos, exaltados y seguramente alejados de la realidad, de hecho, se quedan cortos a la vista de los acontecimientos y de la realidad. Pues ya sabemos que la realidad supera la ficción.

 

Me interesa, sin embargo, la concordancia entre la música y la acción argumental. Que unos acordes musicales y unas voces afinadísimas refuercen el drama de una realidad ficticia es algo prodigioso.

 

Disfruto con este prodigio mientras dispongo alguna prevención que me proteja. Siempre pongo alguna veladura más o menos tupida para que la exaltación de los sentimientos que la ópera me ofrece no me afecten demasiado.

 

La moral o la idiotez, la inteligencia o la estupidez, el poder o la sumisión, el amor o el odio y todo el repertorio del sentimentalismo desplegado por la ópera pueden contagiarse como un virus con corona. Procuro protegerme y evitar que las pasiones encendidas no se entrometan en mis pensamientos y desequilibren mis cálculos.

14 comentarios:

  1. No me lo creo. A estas alturas deberías estar ya inmunizado de esas posibles afecciones, ¿no? Bueno, también yo me lo digo a mí mismo sobre otros temas, pero parece ser que las acechanzas tradicionales siempre son recurrentes. No pierden esa propiedad.

    Bien estar, Francesc.

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    1. Ay, amigo Fackel, siempre hay que estar alerta.
      Desde que empezó la pandemia que no he asistido a ninguna representación de ópera y mira que lo añoro. No he esistido a ningún espectáculo, parece que ya tengamos espectáculo suficiente con las noticias.
      Siempre alerta, protegernos de virus, de idioteces, consignas panfletarias y sentimentalismos.
      Salud

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  2. También yo encuentro a faltar ciertos pequeños placeres que hacían agradable el día.
    El virus repunta, y cada día, digan lo que digan, hay muertes y esto ha venido para quedarse.
    Un abrazo

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    1. Miquel, debemos tener cuidado, no sé que pasará, pero la prudencia nos tendrá que acompañar.
      Salud

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  3. Sr Cornadó, nunca he estado en una opera en directo, si que he escuchado varias veces, las más populares, las más asequibles a mi persona. La traviata, La flauta Magica, Aida, El barbero de Sevilla y alguna más.
    Del momento actual, de las modas y los modos de algunos personajes, de algunas "sobreactuaciones" y de ciertas "representaciones" que vemos a diario fuera de los escenarios, se definen ellas solas.
    La opera es elegante y elegante es una palabra que define muchas cosas y que a mi me agrada.

    Un saludo.

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    1. Amigo Daniel, la ópera es el único espectáculo al que asisto, ahora en tiempo de pandemia no he ido a ninguna representación, ojalá puediera volver pronto.
      No me interesan los espectáculos deportivos, tampoco el cine, no soy capaz de aguandarlos ni diez minutos, en cambio, puedo prestar atención y no me canso nunca una ópera por larga que sea.
      Me interesa mucho la voz humana que emociona, el música que refuerza el argumento, la expresión de los cantantes, incluso el drama musical que diría Wagner.
      Hay sobreactuaciones en la ópera como en otros sitios e interpretes que van por derroteros distintos del verdadero sintido del canto.
      Saludos

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  4. Creo, o quiero creer, que la normalidad cada vez está más cercana. Lo que no tengo muy claro qué es eso de la "normalidad"...

    Saludos y salud, Francesc

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    1. Amigo Luis Antonio, llegaremos a una normalidad cambiada. Todo será diferente.
      Saludos

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  5. Siempre hay que estar alerta. El sentimentalismo es un cauce apropiado para colarnos otros mensajes no deseados aprovechando nuestro monento de debilidad racional. Dicho esto, también hay que decir que de vez en cuando es bueno recibir una ración de emotividad. Y la música con contenido es un buen método para lograrlo.
    Un saludo.

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    1. Amigo Cayetano, el sentimentalismo es una brecha por donde penetran lo irracional y lo esotérico.
      La música es un antídoto contra la ponzoña sentimentaloide.
      Saludos

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  6. Yo he vuelto a los teatros y cuánto me alegro.

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  7. Admito que vivo la situación : lloro, rio y me enfado, según la trayectoria y sobre todo en teatro.
    -Me gusta la opera y todo lo que rodea ese desajuste : lo más coherente es la música me encanta: porque hay libretos y libretos...
    Bueno poco a poco ya vamos retomando nuestros hábitos, pero como bien dices con mucha prudencia...

    Un abrazo y un tranquilo día

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    1. Sí, Bertha, en la ópera encontramos una diversidad de "emociones", las hay de distintos signos y de intensidades.
      Continuaremos con la prudencia debida.
      Abrazos

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