sábado, 11 de agosto de 2018

Un menú con artificios


Aspiro a una cocina sencilla, elaborada con ingredientes frescos y sin sofisticaciones ornamentales. No me apetece un menú con componentes artísticos.

Me parece una necedad buscar algún rasgo del surrealismo o del expresionismo en un menú. Podría ser que me produjeran una pesadez estomacal terrible.

Tampoco deseo encontrar entre los platos la condensación de algún ismo artístico. Podría resultar indigesto que el rodaballo se encontrara mezclado con algún ingrediente del impresionismo o de la abstracción lírica. No quiero pensar que un tachismo arrebatado aromatizase el pescado o que en los postres tropezara con algún elemento postista, no digamos qué pasaría si en el aroma del café apareciese algún recuerdo del cubismo avanzado.

No y no, no lo deseo. Me conformo, faltaría más, con un rodaballo al horno con espárragos, sin aditamentos conceptuales y sin el soufflé de la vanidad de un cocinero creativo. 

Quiero un plato elemental, en un comedor tranquilo, sin excesos de decoración y sin música de ambiente, pero por desgracia, me tropiezo con camareros maleducados, me encuentro con comedores que huelen a iguana y con comensales vecinos energúmenos que hablan a gritos y producen unos ruidos que ningún absorbente acústico ha logrado amortiguar.

Busco un ambiente reposado y renuncio a toda la retórica en el plato, quiero que sea limpio, intacto como la copa que nos ofrece Horacio.

8 comentarios:

  1. Te será casi imposible encontrarlo.
    Cuando no tengas la desgracia de que te sirvan una melé de esferificados, la tendrás con el camarero y la jerga parlante que utilizan. Y si te salvas de eso, tendrás la mala fortuna de que te toque en la mesa de al lado una pareja que no pare de hablar por movíl en voz alta y los dos para comunicarse con un tercero que ni está ni se le espera.

    Hay que comer en casa. Está visto

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    1. Sí, Miquel hay que comer en casa, es donde se cocina con los mejores ingredientes y no tienes un camarero que te incordie ni vecinos de mesa que te molesten.
      Abrazos

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  2. La mejor cocina es la hecha con amor y con ingredientes buenos de temporada. Lo demás es vender humo.
    Se te han olvidado esos padres incívicos que socializan sus nenes y los dejan correr y gritar entre las mesas para que todos disfrutemos de ellos.
    Un abrazo, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, el amor es uno de los ingredientes principales de la buena cocina, el esmero y la paciencia. Hay que evitar las prisas y huir de la mala educación de los vecinos de mesa.
      Salud

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  3. Buscando el arte por el arte jamás me planteo en una comida ismos de estilos o géneros de la plástica o la escultura o la arquitectura. Los ingredientes de una buena comida levantan por sí mismos y con ayuda del cocinero el edificio de un buen plato. Los vecinos comensales de otras mesas es de agradecer que sean comedidos en sus diálogos, la atención sencilla y amena de los camareros ayuda más, y el grupo que comparte la comida, con su charla relajada y grata, es fundamental para un disfrute integral. Importante el hedonismo civilizado del momento.

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    1. Amigo Fackel, el arte no hay que buscarlo en el fondo del plato. Ahí sólo espero unos buenos ingredientes cocinados con cariño.
      Ahora es muy difícil encontrar comedores silenciosos y relajados. Una buena comida con unos buenos amigos es uno de los mejores placeres.
      Salud

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  4. Un rodaballo no necesita más que, si nos ponemos a pedir algo, unas cigalas gordas (con celulitis, no modelitos escuchimizadas) delante... buena compañía y cava frío (por lo menos para mi). Y además no necesito que me expliquen nada, que para entender algunas cosas, ya me valgo yo solo..
    Un saludo

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    1. Está claro, amigo Temujin, coincido contigo.
      El rodaballo al horno es una delicia.
      Saludos

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