miércoles, 8 de agosto de 2018

Un país desgraciat


Nosaltres, els catalans, hem esdevingut individus superbs i ploramiques a causa, entre d’altres, d’una creença en un passat gloriós i inexistent i ens hem cregut els discursos dels “sacerdots” d’una religió excloent, els déus de la qual han estat tant petits que ni tan sols han aconseguit establir una aliança entre el poble i la glòria, ni han aconseguit, tampoc, fornir una litúrgia que donés cohesió social als homes i les dones que viuen en aquest país desgraciat. Una terra covarda, vella, tan salvatge...

A aquests demiürgs –sacerdots o polítics– els devem encara una altra cosa més important, quelcom que serà causa de la nostra ruïna individual i col·lectiva: que han esmerçat tot el seu esforç a mantenir el nostre país dividit.

Deixo però apart déus i passats gloriosos, ni cap èpica fundacional m’importa, doncs res d’això justifica el discurs excloent ni justifica tampoc la construcció de murs que ens separen dels vells i estimats veïns que, tanmateix, no són millors ni pitjors que aquest nostre poble tan pobre, trist i dissortat.
 
TRADUCCIÓN

Nosotros, los catalanes, nos hemos convertido en individuos soberbios y lloricas a causa, entre otras, de una creencia en un pasado glorioso e inexistente y nos hemos creído los discursos de los “sacerdotes” de una religión excluyente cuyos dioses son tan pequeños que ni siquiera han conseguido establecer una alianza entre el pueblo y la gloria, ni han conseguido, tampoco, instaurar una liturgia que diera cohesión social a los hombres y las mujeres que habitan en este país desgraciado. Una tierra cobarde, vieja, tan salvaje...

A estos demiurgos –sacerdotes o políticos– les debemos además otra cosa más importante, algo que será causa de nuestra ruina individual y colectiva: que han empleado todo su esfuerzo en mantener nuestro país dividido.

Dejo aparte dioses y pasados gloriosos, ni ninguna épica fundacional me importa, pues nada de esto justifica el discurso excluyente ni justifica tampoco la construcción de muros que nos separan de los viejos vecinos que, a decir verdad, no son mejores ni peores que este pueblo nuestro, tan pobre, triste y desdichado.



6 comentarios:

  1. Creo que para un pueblo no hay nada peor que falsificar la historia.
    La hosria de los pueblos no suele ser bella. Generalmente está plagada de errores, de guerras fraticidas, de mandamases indolentes, de villanos cubiertos de una capa de heroicidad; suele sobresalir algún prodigio, pero son los menos, e insisto, se da en todos los pueblos.
    Pero hete aquí que cuando se intenta disimular, pasar la bayeta y mirarse el ombligo, es cuando la cosa se tuerce y salen a relucir pseudorelatos inverosímiles.
    La procedencia de Colom; las bondades de la esclavitud para con las colonias; las bondades de un Romanticismo neo-conservador;las excelencias de un procer muy de casa pero
    con las cuentas en Andorra...

    Lo bueno de un pueblo es no creerse superior y que sus dirigentes se lo hagan comprender así a los ciudadanos. Todo lo demás lleva a engaño, a hablar de razas, de estirpes, de abolengos y en consecuencia nos arrastra a compararnos con los demás, y ya se sabe, las comparaciones nunca han sido buenas.

    Salut.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí Miquel, así va la "cosa". Algunos se creen superiores al resto de los mortales y se lo dicen a sus hijos y se hacen con el control de la escuela y les dicen a los escolares que la historia les ha sonreído y que nadie se lo quiere reconocer. Los niños aprenden a lamerse las heridas y al final acaban diciendo que sólo ellos son los poseedores de la substancia democrática y dicen que separados de los demás serán más libres.
      Abrazos

      Eliminar
  2. Palabras sensatas que suscribo plenamente.
    Un abrazo, Francesc.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya ves Cayetano esta es mi opinión. Es un lamento ante el muro de las piedras amarillas.
      Salud

      Eliminar
  3. Es que estos oportunistas neoreligiosos de ahora son hijos de los religiosos tradicionales, beben de las mismas esencias, ignoran a los sectores de la sociedad que no comulgan con sus rituales y fe, buscan el poder como siempre buscó la tradición oscurantista, dogmática y excluyente. Considera que va de moda, de momento, aunque una moda basada en la ignorancia, la traición a la verdad de todos, el respeto a la representación del conjunto social. Quién sabe si no les saldrá la historia. Pero entonces querrá decir que habrán cambiando muchas más cosas y no quiero pensar si los movimientos territoriales europeos causan desequilibrios, porque nada de esto sucede a veces sin violencias mayores.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo Fackel, sus reuniones y quedadas estan presididas por la Moreneta, Sant Jordi y otros santitos. Lo montserratino está haciendo furor, cambian los semblantes de los iluminados, cada vez son más blandos y pánfilos y con una sonrisa enclenque aseguran que son poseedores de la democracia. Son excluyentes y dogmáticos y adoctrinan sin rubor.
      Salud

      Eliminar