lunes, 4 de diciembre de 2017

Frederic Mompou y el bullicio



Conocí a Frederic Mompou casi por casualidad, fue por razones profesionales. Tuvimos una conversación corta, hablamos de los ruidos de la ciudad, de las molestias que estos pueden provocar y de qué manera estos podían afectar a su trabajo de composición. Mompou era entonces una persona mayor, con más de 90 años, tenía, sin embargo, una vitalidad intelectual tremenda. Creo que aún componía o al menos esto me pareció al ver que tenía sobre una mesita unas hojas pautadas con anotaciones.

Me dijo que a él no le molestaban los ruidos de la calle, que podía componer mientras oía los tranvías y las sirenas de las ambulancias –dijo tranvías cuando en aquel entonces no había tranvías en Barcelona-.

Era un hombre de aspecto retraído y firme a la vez, capaz de abstraerse de todo bullicio y con una capacidad de concentración extraordinaria, cualidades que solo se dan en personalidades fuertes.

Su amigo, el compositor, Óscar Esplá decía que Mompou caminaba hacia la esencia, que menospreciaba el cuerpo, el peso y la dimensión. ​Puedo coincidir con Esplá en cuanto a que el maestro Mompou anduviera buscando la esencia, pero no creo que menospreciara nada, ni siquiera los ruidos.

Solo gracias a la enorme capacidad de abstracción que tenía Frederic Mompou se explica su estilo íntimo, miniaturista y esencial.

En efecto, se limitaba a lo esencial, sin perderse en ideas secundarias. Sus partituras expresan una voluntad férrea de composición en la que nada falte ni sobre. Aspiraba a “la máxima expresividad con los mínimos medios” hasta el punto de prescindir en ocasiones de armaduras y compases.

Esto lo podemos apreciar en su “Música callada” –para mí, la más apreciada, íntima y poética y con un cierto punto de melancolía que refleja “el anhelo por el paraíso olvidado de la infancia”
 
En la obra de Mompou no hay ni el más mínimo atisbo de vanidad ni de arrogancia.

El maestro Mompou había dicho:
Para mí, únicamente existen mi forma y mi concepto; nace la obra, después, la teoría que sistematiza la práctica y la comenta.

Hoy diríamos que era un compositor zen.

10 comentarios:

  1. buena reseña de su personalidad, me atrajo a pesar de no conocer al músico... parece un tipo con sus ideas bien firmes y sereno a la vez... saludos...

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    1. Amigo JLO, la obra de Frederic Mompou es extraordinaria, indiscutiblemente recomendable. Un gran músico.
      Saludos

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  2. No conocía a este autor.
    Con ciertos ruidos es verdad que muchos intelectuales y músicos son capaces de abstraerse y componer tan ricamente. Otra cosa es tener que soportar durante horas los ladridos desquiciantes del perro del vecino. Por lo demás, hay sonidos -naturales o no- que hasta motivan las creaciones. Al martilleo continuo del agua de una lluvia incansable en los cristales de la buhardilla, debo yo el relato "Fusión" con el que colaboré en el libro de "Escritores recónditos".
    Un abrazo, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, te recomiendo muy especialmente la obra Música callada y también Suburbis, Scènes d'enfants, Combat del somni y Les Impropères.
      Abrazos

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  3. Ostras...qué interesante..y que afortunado.
    Un abrazo

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    1. Amic Miquel, fue un encuentro casi casual, yo estaba haciendo un proyecto en el edificio vecino donde él vivía y coincidimos en el patio interior de manzana y después pasé a una salita de su vivienda donde había un piano.
      Salud

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  4. La capacidad de concentrarse, abstraerse del mundo físico, es esencial en creadores y científicos. La mente errática, distraída, dispersa es víctima de lo insustancial y así se pasa la vida, cazando moscas.
    Un privilegio que hayas conocido a Mompou, aunque nos queda a todos su obra para alejarnos del actual paisaje sonoro y centrarnos en lo esencia.

    Abrazos

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    1. Querida Amaltea, hay demasiadas cosas que nos distraen y muchas de ellas son majaderías y memeces. Es indispensable abstraerse.
      La obra "música callada" parece una invitación al aislamiento del bullicio.
      Un abrazo

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  5. Que no hubiera atisbo de vanidad ni arrogancia en la obra de Mompou (seguro que tampoco en su comportamiento vida) además de excepcional es de agradecer. El ruido de las personalidades humanas que se vanaglorian me abruma, y mira que abunda hasta en los tipos más elementales...

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    1. Amigo Fackel, la vida personal de Mompou fue coherente con su obra.
      Abrazos

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