lunes, 27 de enero de 2014

Apañar un reloj



Giovanni Anselmo
Piccola torsione (1968)

Creyeron que el reloj de la historia se iba a parar, pues no había un primogénito que le diera cuerda. Aquellos varones facinerosos (debía haber escrito barones con b) decidieron buscar al tonto que apaña los relojes y para ello se reunieron en un altozano.

El tonto elegido creyó que debía apañar el reloj y toqueteando engranajes y esferas se encontró que le sobraban piezas y se desprendió de todas aquellas que le parecieron innecesarias.

Vano temor el de los facinerosos ya que el reloj de la historia continuó funcionando. Jamás se había parado. La historia continúa en marcha aunque sobren piezas y continúa con cuerda para rato, haya o no haya primogénitos.

Los varones (barones) tuvieron que mantener al tonto que apaña los relojes en su puesto de relojero y dejar que continuara dando cuerda a la historia. Así se habían comprometido.

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