miércoles, 8 de mayo de 2013

Paraíso aislado


Abstracción. Philip Guston

En aquella isla, que creíamos que era un paraíso, sólo se produce algo de vino y miel.

Unas cabras macilentas saltan entre el pedregal y recorren un paisaje árido. Sólo hay un riachuelo y un templo dedicado a una diosa.

Unos pobres mieleros y recolectores de uva se acercan al templo para pedir mejores cosechas a la diosa. Llueve poco en la isla.

Fenicios, dorios, espartanos, atenienses, romanos, eslavos, bizantinos, árabes, normandos, venecianos, catalanes, piratas turcos, todos creyeron que aquello era un paraíso.

Los hombres del rococó querían poner fin a sus preocupaciones materiales y conseguir el placer para todos y pusieron rumbo a la isla, pero aquella tierra rodeada de mar sólo fue una evocación mítica, no fue ningún paraíso, ni siquiera la pudieron convertir en un lugar de libertinaje.

Los únicos paraísos son los perdidos.

7 comentarios:

  1. No se porqué...pero me gusta, el cuadro y el escrito.
    salut

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    1. Miquel, hay islas que sólo están en alguna mente fantasiosa.
      Salud

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  2. Y benditos sean los paraísos perdidos, son los lugares que alientan nuestras vidas. No llegar jamás al destino es parte del paraíso.
    La abstracción es territorio y mapa que indica a cada cual cómo llegar hasta él.

    Abrazos

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    1. Querida Amaltea, todo, lo tangible y lo abstracto, todo configura el mapa de la isla de nuestro pensamiento y si la cosa marcha bien, esta isla que tienes en el magín es el paraíso perdido.
      Salud

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  3. Estoy de acuerdo: los únicos paraísos son los perdidos. De su evocación se nutren mitos, leyendas y ese delirante, desesperado e inútil esfuerzo por alcanzarlos denominado "progreso".
    Diógenes mostró al respecto una insuperable y aún vigente lucidez.

    Salud.

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    1. Sí, Loam, la lucidez de Diógenes continúa vigente, su candil debería iluminar a esta pandilla que nos ha tocado soportar.
      Salud

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    2. Gracias, Francesc, por tu tan inusual como cálida bienvenida.

      Salud.

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