miércoles, 29 de junio de 2011

Belleza de doble espejo


Cerraba los ojos y recordaba los versos que tantas veces había leído.

... bien lo concede Hermes presente en los juegos,
hijo de la montañosa Maya de ojos vivos;
Atlas engendró esta extraordinaria belleza
entre siete estimadas hijas de trenzas color violeta,
que se llaman Pléyades celestes.

Safo

6 comentarios:

  1. Te fascina el arte añil...al que le traes a cuento versos de grandes pensadores.
    Bueno lo tuyo, siempre es un gustazo pasar por aquí.
    Salut

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  2. Hola Francesc:

    Hace días que no me pasaba por aquí, por el hueco de los comentarios, porque por tu blosss, cada día que actualizas ahí me tienes, aunque sea en silencio.

    No sé si meteré la pata, pero desde el día que hciste la entrada sobre un texto desigual de Eco,Historia de la Fealdad -tan desigual, por ser bueno, como su anterior Historia de la Belleza, este hommbre anda con una enciclopedia a cuestas y creo que le pasa lo de la roca de Sísifo. Sí prefiero a otro Eco-
    pues desde entonces tus entradas tienen un hilo común: la persecusión de la belleza. En "El buen samaritano" planteabas esa equivalencia entre verdad y belleza y la tarea baldía de resultados al buscar una o la otra.

    En la de ayer, con Afrodita como señuelo y con Rilke como pauta planteabas la fragmentación de la belleza como realización estética. Coincido contigo en lo fragmentario, tanto en la belleza como en su otro envés, la verdad. Afortunadamente, ese hecho nos permite el acceso humano tanto a una como a la otra. Las verdades y bellezas absolutas siempre nos harán temblar: "la belleza no es nada sino el principio de lo terrible". En esa persecusión se puede dejar la vida y otras cosas. Prefiero la belleza imperfecta, contradictoria, inarmónica. Prefiero el conflicto de la belleza más que su verdad absoluta. Pero está bien que Rilke afirme eso, él pereció en el intento y es quizá lo vuelve más accesible -además de su doble vida, Marie von Thurn und Taxis, etc. etc.-.

    Hoy nos traes a Safo, otra que vivió la belleza, no sólo como persecusión ideal, sino, sobre todo, como conflicto amoroso. En el fragmento que nos dejas se plantea la relación y la tensión entre conocimiento (¿ o verdad?)con Hermes por una parte -hijo de Maya y Zeus, nada menos- uno de los más listos de la mitología griega -no sólo sabía lo que sabía, también era conciente de lo que significaba ese saber- y, por otra parte, la fugacidad de la belleza de las Pléyades -en principio vírgenes como Artemisa pero luego todas "pecaron", vaya si pecaron-. De todas ellas, por supuesto siempre me quedaré con Mérope, la que mmenos brilla, porque fue la única que se lo montó con uno de los humanos-semidioses más suvbersivos: Sísifo.

    Yo, tanto en primavera, pero sobre todo en octubre prefiero esos círculos de estorninos que mencionas en varias entradas y que descomponen el cielo en mil fragmentos.

    Y hasta aquí llego. Disculpa lo extenso del comentario, pero el tema me puede bastante.

    Francesc, nos seguimos leyendo

    salut,
    hugo

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  3. Amigo Hugo, no metes la pata, no, de ninguna manera. Coincido contigo que si tomamos la Belleza así, con mayúscula y como verdad absoluta corremos un riesgo, puesto todo lo absoluto puede ser perverso.
    Si queremos disfrutar de unos instantes de belleza, deberemos acercarnos a ella por sus límites, con pasos precavidos y andando casi de puntillas ya que en el núcleo de este territorio desconocido se encuentra lo trágico.
    Tomaremos unas pequeñas dosis, las que se nos presentan más o menos fragmentadas, expresiones temporales o manifestaciones espaciales imperfectas.
    Dejando aparte los últimos escritos mediáticos de Umberto Eco (yo también prefiero el Eco de La Estructura Ausente, de la Semiótica o de La Forma Abierta) si nos adentramos en los parajes donde la Belleza podría manifestarse con su faz terrible, corremos el riesgo de hundirnos en los caminos de la ciénaga. Un riesgo evidente, amigo Hugo. Ya tomó Rilke las precauciones debidas subiéndose a las torres más altas de Duino, castillo que le fue prestado por la princesa Turn und Taxis. Desde allí quiso contemplar las altas esferas de los ángeles mientras que a sus pies se extendía el mar antiguo de aqueos y troyanos, tantas luchas pero también tantos fragmentos de belleza: desde los cantos en el paraninfo de Pérgamos hasta la tensión del Auriga. Ya re dije, yo paso de puntillas intentando sortear la cuesta y el pedrusco no me pasara lo que a Sísifo y vuelvo a los fragmentos donde hallaré, si la fortuna me acompaña, los pequeños instantes de belleza antes de que ésta se desvanezca después de que Beatriz haya pasado el puente.
    Mientras tanto me preocupa, y de ahí mis últimos artículos, la belleza tomada como ideal de redención, esto que propusieron los románticos, el Amor y la Belleza estos ideales que habían de salvar al ser humano y que fracasaron, como fracasan todos los ideales. Este simio que se mira al espejo (espejo cuadrático que deforma las imágenes) no lo salva nadie.
    Entre Safo, Miguel Ángel, Brunelleschi, Mozart o Dante buscaremos la guarida y en ella nos podemos encontrar un grupo de amigos.
    Un abrazo fraternal.
    Salut

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  4. Amigo Omar, agradezco tus comentarios, por aquí andamos entre fragmento y fragmento de estos grandes poetas.
    Salud

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  5. Precioso fragmento, gracias por iluminarlo de nuevo.
    Saludo,
    Kova

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  6. Gracias a ti, querida Kova. Celebro mucho tus visitas.
    Safo nos ilumina de nuevo.
    Salud

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